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Víctor Caballero Durán*
Foto: Fabrizio León Diez
La Jornada Maya

11 de abril, 2016

[i]“La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. [/i]
[i]La esperanza genera paz”. Confucio.[/i]

Desde hace más de dos décadas, diversos académicos señalaron la necesidad de transformar el modelo educativo en nuestro país. Sólo por citar un ejemplo, en el prólogo de La catástrofe silenciosa, compilado por Gilberto Guevara Niebla, se afirmaba que la educación en México había dejado de ser “un instrumento directo de movilidad social y justicia económica”. En las páginas del libro (editado por el Fondo de Cultura Económica y el cual adquirí en la recién concluida Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2016), se traza un diagnóstico muy preciso del estado de la educación en nuestro país. Asimismo, en uno de sus apartados, se hace un recuento del rezago educativo y cómo esta situación constituye uno de los retos fundamentales de la educación básica.

Así, este texto cobra especial relevancia cuando revisamos que de acuerdo al dato más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), actualmente viven en Yucatán más de 481 mil personas mayores de 15 años en situación de rezago educativo: 1 de cada 4 habitantes del estado. Es decir, todos conocemos a alguien que no ha concluido sus estudios de primaria o secundaria: un familiar, un amigo, un compañero de trabajo. Es momento de reducir esa brecha, de sumar esfuerzos para que la educación de calidad verdaderamente sea sinónimo de un mejor ingreso y de más oportunidades. Es momento de que haya un piso parejo para todos los habitantes.

En ese sentido, una de las situaciones que debemos resolver para que Yucatán sea cada vez más competitivo, productivo e incluyente es justamente la de erradicar el analfabetismo funcional y asegurar que toda la población cuente con los conocimientos, habilidades y, por supuesto, también tenga acceso al documento que acredite sus estudios de nivel básico, un desafío en el que ya estamos poniendo manos a la obra a través de una amplia cruzada para que los habitantes de Yucatán obtengan su certificado.

De eso se trata la Jornada Especial de Certificación que en la Secretaría de Educación del estado (Segey) estamos impulsando de manera conjunta con el Instituto de Educación para Adultos del Estado de Yucatán (IEAEY). Una jornada que iniciamos, en su primera etapa, del 11 al 14 de marzo y en la cual participaron 6 mil 801 habitantes en 236 sedes ubicadas en puntos estratégicos de la entidad.

Este mismo ejercicio lo estamos replicando en estos días, en una segunda jornada que se está llevando a cabo del 9 al 12 de abril, y posteriormente realizaremos el mismo ejercicio en mayo, porque la meta que nos hemos trazado para este año es acreditar los estudios de educación básica de 41 mil personas en los 106 municipios, reduciendo de esta forma en 10 por ciento el porcentaje de población en rezago educativo. Destaco dos aspectos que considero claves para el desarrollo y bienestar de las comunidades.

El primero es incrementar el promedio de escolaridad en el estado que, a la fecha, es inferior a los 9 años, lo que equivale, en grados escolares, a no haber concluido los estudios de secundaria. Si tomamos en cuenta que el promedio de años cursados en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es superior a los 12 años, salta a la vista que es en el segmento de educación media superior donde se encuentra la brecha que debemos superar para estar al mismo nivel de países más competitivos.

El segundo aspecto clave es la relación entre años de escolaridad y nivel de ingreso. Sobre este tema me remito al Panorama de la Educación 2015 de la OCDE, en el que se señala que “Los adultos con niveles educativos más altos tienen más probabilidades de estar empleados que los adultos con menos educación. Además, los ingresos relativos de los graduados aumentan con el nivel educativo, y esto sucede en México aún más que en la mayoría de los países de la OCDE.”

Ahora bien, un aspecto que me interesa destacar es que las acciones para atender y brindar servicio y acompañamiento a la población que se vio en la necesidad de abandonar sus estudios, estarán acompañadas de una serie de medidas que nos permitan evitar el rezago educativo en las nuevas generaciones. Garantizando la cobertura en el interior del estado, incrementando el número de becas y créditos educativos, consolidando programas como Bienestar Escolar y Bienestar Digital, que generan un ahorro significativo a las familias e impulsan la permanencia de los jóvenes en las aulas, nos aseguraremos que quienes comiencen su trayecto académico, lo concluyan con éxito. Es decir, estamos y seguiremos trabajando en dos tiempos, con la mirada puesta en el futuro.

Estoy convencido que con educación todo es posible, por eso desde la Segey seguiremos haciendo todo lo posible por la educación.

*Secretario de Educación Pública de Yucatán.

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