Reporte 8 am

Pablo A.Cicero Alonzo
Foto: Comunicación Segey
La Jornada Maya

Mérida
8 de abril, 2016

Los escuderos del escudo. Roberto Rodríguez Asaf y Víctor Caballero Durán presentaron anteayer el programa Escudo Yucatán a la comunidad educativa. Hay que destacar esta coincidencia, ya que es muy probable que alguno de los dos sea el candidato a la gubernatura en 2018. Los secretarios general de Gobierno y de Educación, respectivamente, son los sucesores naturales de Rolando Zapata Bello. Así se ha señalado desde el inicio de la actual administración, y así lo confirman las actuales circunstancias.

En el escenario futuro es muy probable que la contienda interna del PRI provoque olas, pero no tsunamis como los que ya se anuncian en el PAN. Así es la naturaleza de ambos partidos. Uno, pragmático e institucional; otro, rebelde hasta la médula, que disiente dentro y fuera. Las batallas internas priístas, aunque igual de cruentas que las panistas, son más discretas. Están blindadas en la obediencia y en bizantinos tejemanejes. Y es por esa razón por la que, desde ya, se pueden definir como precandidatos a Rodríguez Asaf y a Caballero Durán.

El secretario general de Gobierno tiene ahora una visibilidad mayor, principalmente por el programa Escudo Yucatán. Hemos sido testigos, en los últimos días, de su intensa labor de cabildeo, que llega al grado incluso de la ubicuidad, es decir, de estar en varios lugares al mismo tiempo. El asunto de la seguridad, se ha mencionado reiteradas veces, es clave. Si el político logra llevar a buen puerto la estrategia, sus posibilidades para ser gobernador se incrementarían sustancialmente.

El secretario de Educación, por su parte, igual ha sido protagonista de la noticia. Desde la tribuna que representa la dependencia a su cargo, tiene oportunidad de destacar. Y así lo ha hecho, tropicalizando la reforma educativa federal con excelentes resultados y dando anuncios de calado mediático, como la ampliación de las vacaciones, carambola con la que también sumó aliados en la iniciativa privada. Ambos, Rodríguez Asaf y Caballero Durán, suman puntos, pero igual hay factores que los perjudican. Esos cadáveres que cada uno esconde en sus armarios son tema de otro día.

En estos momento, ya cruzado el ecuador del sexenio, podría asegurar que ambos se encuentran en igualdad de condiciones. El resultado de la contienda tendrá mucho que ver con la personalidad de cada uno, su forma de liderazgo, y con las circunstancias a las que se enfrenten. No encuentro mejor símil de su actual y futura situación que la de la conquista del Polo Sur. “Como jefe de una expedición científica yo elegiría a Scott. Para un raid polar rápido y eficaz, a Amundsen; en medio de la adversidad, cuando no ves salida, ponte de rodillas y reza para que te envíen a Shackleton”. Así resume Edward Raymond Priestley las personalidades de los tres últimos grandes exploradores.

En esta era del Google Earth se nos hace difícil imaginar que a inicios del siglo pasado, en los mapas, aún había tierras ignotas, antecedentes de esos feroces dragones que se pintaban en los globos terráqueos. La última frontera del conocimiento humano estaba en los polos, y las naciones se lanzaron en una frenética competencia para conquistarlos.

Hablar de esta gesta y de sus protagonistas ocupa bibliotecas enteras. Describir, por ejemplo, cómo Robert Falcon Scott logró detener el escorbuto de su población comiéndose a sus perros, o la travesía que a los dieciocho años emprendió Roald Amundsen, atravesando Groenlandia en esquíes, o que el Endurance, el navío de Ernest Shackleton, estaba recubierto de bebeerú, una madera tan dura que para trabajarla se necesitan herramientas especiales. Y, aún así, el hielo lo hizo trizas.

Por sus actuales puestos —Gobernación y Educación— podría equiparar a Rodríguez Asaf con Amundsen y a Caballero Durán con Scott en el arranque de su odisea. Amundsen fue más ligero, mientras que a Scott lo lastraban sus objetivos científicos. Resulta mucho más fácil y rápido convencer, por ejemplo, con el tema de la seguridad, en la cancha del secretario general de gobierno. La educación, en contraste, es un asunto que germina con lentitud y que requiere de mayores cuidados. Además, hay que lidiar con una burocracia obesa, que siempre atrasa y en muchas ocasiones estorba. Tú ya sabes quién fue, entre Amundsen y Scott, quien alcanzó primero el Polo Sur. Sin embargo, hoy día, digeridas ambas travesías, fue un resultado circunstancial.

Shackleton no requirió llegar primero para pasar a la historia. Su figura destaca, porque fue capaz de hacerle frente a la naturaleza más despiadada y salvar a toda su tripulación. Nunca un grupo de hombres se ha enfrentado a situaciones como lo hizo el equipo del Endurance y vivió para contarlo. Shackleton y los suyos sí. Si las cosas se le ponen difíciles al PRI, si hay situaciones que se le salgan de las manos al gobernador Zapata Bello, no tendrá más remedio que buscar a un sucesor tallado en bebeerú, con el temple de Shackleton. La tormenta perfecta para el PRI podría estar gestándose; se adivina en el horizonte en los nubarrones económicos y con el creciente descontento al gobierno federal. Si un panista logra posicionarse de aquí a un año, “ponte de rodillas y reza para que te envíen a Shackleton”. ¿Podrán Rodríguez Asaf o Caballero Durán transformarse de Amudsen o Scott a capitán del Endurance?

[b][email protected][/b]