Las cifras de la seguridad

Álvaro Quiñones Aguilar
Gráficas: Álvaro Quiñones y Arbee Antonio
La Jornada Maya

Mérida
1º de abril, 2016

Cuando nos despertamos el monstruo ya estaba aquí. Las cifras ya lo sugerían desde el año pasado. Los datos de Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2015 (Envipe) nos recordaban que eso del estado más seguro, no era del todo cierto. La tasa de incidencia delictiva registrada fue de 33 mil 857 por cada 100 mil habitantes, lo que significa que hay tres delitos por cada 10 habitantes. En este aspecto somos el estado 17 de 32; media tabla, lejanos de los primerísimos lugares. Por si quedaba duda,cuatro de cada 10 sabe que, por ejemplo, en los alrededores de su vivienda se consume droga, hay asaltos frecuentes y proliferan las pandillas; tres de cada 10 sabe de la existencia de un clandestino para la venta de alcohol o de droga. Por lo que la aparición de un par de invernaderos cultivando marihuana en zonas residenciales de clase media alta a muchos ciudadanos no les agarró por sorpresa, ya lo intuían.

Las autoridades, previsoras, según su decir, nos recitan que siete de cada 10 se percibe que vive en un lugar seguro; cifra que por demás es alta si nos comparamos con otras regiones del país. Pero que hay que blindarnos con un escudo, para que Yucatán no se nos vaya de la mano. Es cierto, somos uno de los estados donde la percepción de seguridad es de las más altas, lo que no se dijo es que apenas hace tres años la proporción era de ocho de cada 10. Con pérdidas sistemáticas año tras año.

Ahora bien, además de incrementar las cámaras de vigilancia y modificar los códigos legales, también se debería de revisar el tema de la confianza en las instancias de procuración de justicia. De todos los delitos ocurridos sólo se denuncia el 10 por ciento y de estos apenas un 36 por ciento inicia una averiguación previa, es decir tres por ciento del total de los presuntos delitos será investigado como consecuencia de abrir un expediente. Todo lo demás quedará ahogado en el mar impune de la desidia.


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