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Jorge Carlos Canto Esquivel
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

26 de febrero, 206

La energía en nuestro país está reformándose. Mejor dicho, la forma de ofertar la energía está cambiando.

Las necesidades socioeconómicas y políticas de nuestro país han modificado la forma de generar, distribuir y comercializar la energía eléctrica.

Esta reforma permitirá a empresas particulares generar energía y proporcionarla al Estado a través de la Secretaría de Energía.

Ésta es una oportunidad técnica interesante para todos los que quieran comercializar con la energía. Es un proceso en el cual varios países continúan experimentando.

Pero, ¿existen posibilidades para Yucatán? Existirán las que podamos contemplar técnicamente. Yucatán tiene una irradación solar al año de 4.7 kWh/m2 al día, y espacios sin tantos edificios altos o montañas, lo que nos permite un espacio libre de sombras. La energía solar es aprovechada en un 10 por ciento o 15 por ciento pero no se agota y es limpia. Otro recurso importante en nuestro estado es el viento y las mareas de nuestras costas.

Los recursos son inagotables y las oportunidades infinitas. Sin embargo (podría colocar una serie larga de o’s después de “sin embargo”) la tecnología no está al alcance del mercado y el proceso de inversión todavía no queda muy claro en términos de regulación del negocio.

Las grandes empresas multinacionales deben invertir grandes cantidades de dinero en tecnología para que podamos aprovechar esta energía alternativa. Los aspectos del retorno de inversión todavía no quedan muy claros por las regulaciones constitucionales.

Es en donde la población doméstica no observa modificaciones de costos en sus recibos de consumo, concepto que es un tanto más complejo que simplemente “pagar la luz”. Cuando el mercado energético empiece el juego de oferta y demanda, la posibilidad de reducciones de precio en el recibo de nuestros energéticos podrán verse beneficiados o no, ya que la energía eléctrica será un producto más de consumo.

“Pagar la luz” era el concepto que teníamos desde hace mucho tiempo, ya que el monopolio, por llamarlo de alguna forma, de la Comisión Federal de Electricidad, no podía abrirse al mercado; lo que permitía altos costes de producción. Antes la energía eléctrica la considerábamos como “la luz” pues representaba un alto porcentaje de nuestro consumo y el beneficio más tangible, lo cual hoy ya no se encuentra en el argot común de los usuarios. La energía se transformará por medio de diversas empresas que la proporcionarán a CFE para que ésta pueda venderla a los múltiples usuarios calificados y residenciales. Lo que permite que la participación de técnicos en energía, en electricidad, en transferencia de calor y otras aplicaciones que tienen la electricidad puedan ser parte de este “mercado”.

Mantener la temperatura en nuestras habitaciones es un tema a considerar en nuestro estado, por lo que la industria de la construcción tendrá que contemplar más opciones y participar más en términos energéticos, que le brinden retornos económicos.

La iluminación a través de los cada vez más populares LED’s (diodos emisores de luz), podrán conectarse a paneles solares domésticos que eliminen el consumo energético a la empresa abastecedora de energía, y el excedente inyectarlo a la red para su venta, sólo por nombrar algunos ejemplos. La ingeniería en el proceso de creación de energía, la adecuada utilización, consumo eficiente y aprovechamiento de los recursos naturales, cuidando nuestro ambiente y nuestra arquitectura, podrían generar una ventaja competitiva en este nuevo tema que se conoce como mercados energéticos.

La energía no se crea ni se destruye simplemente se transforma, ¿Será que en las oportunidades para que Yucatán participe económica, tecnológica y energéticamente ocurrirá lo mismo?.

Twitter @jorgecce
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