Opción por el mando mixto

Eduardo Lliteras Sentíes
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

15 de febrero, 2016

A buen entendedor, pocas palabras. En Palacio Nacional, ante los ostentados y ostentosos aplausos sin fin, el Papa reaccionó con molestia. Con el gesto adusto, serio, con alguna breve sombra de sonrisa en los labios a manera de concesión escuchó al presidente, y su discurso, tan irreal como distante de la profunda y gravísima crisis en materia de derechos humanos, pobreza, inseguridad y desigualdad por la que atraviesa el país. La respuesta de Francisco no se hizo esperar: “La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o del beneficio de unos pocos, en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro, la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.

Privilegios y beneficios de pocos, de una economía de mercado para la que no existe el bien común, provocan violencia, esa violencia que se ha apoderado de todo el país como un cáncer y que no se le ve salida en el actual sexenio.

Violencia que según la nueva fórmula mágica recién descubierta por el gobierno federal será solucionada a través del Mando Único, con el que se pretende eliminar de un porrazo a todas las policías municipales del país, como la de Mérida. Mando Único que no discrimina o diferencia, entre las policías municipales del país, como si fuera lo mismo Iguala o Mérida. Como si todas estuvieran en las mismas condiciones o como si la corrupción no alcanzara a las policías estatales o federales, e inclusive al ejército.

Sin embargo, se afirma que es más fácil controlar a 32 policías que a centenares. Postura asumida por el gobernador del Estado, Rolando Zapata Bello, sin tomar en cuenta al alcalde Mauricio Vila Dosal y a la policía municipal del Ayuntamiento de Mérida tras un viaje a la Ciudad de México en el que la Conago simplemente dio su espaldarazo a la propuesta de Osorio Chong, sin quitar una coma.

Decía el senador Manuel Bartlett al abordar el tema en días pasados en el Senado, que con la desaparición de las policías municipales lo que desaparece realmente es la autoridad municipal en el país, conquista histórica que de un plumazo busca aniquilarse, para aún más concentrar el poder de forma piramidal. Y permitir la explotación de recursos naturales por intereses extranjeros.

El secretario de Gobernación arguye, decía Bartlett, que el ejemplo es lo que sucedió en Iguala con la desaparición de los 43. Sin embargo, lo que se vio en Iguala es la complicidad de policías y fuerzas no sólo municipales, sino estatales y federales.

El rápido espaldarazo de la Conago a la desaparición de las policías municipales se vio, además, como un gesto poco respetuoso (y amistoso) por parte de los gobernadores al Municipio Libre, artículo 115, que consagra la Constitución. Como si la corrupción policiaca que azota a nuestro país, fuera un problema puramente municipal. Y se fuera a solucionar con un Mando Único, otorgado a gobernadores, cuyo poder omnímodo es precisamente fuente de corrupción.

Ejemplos sobran en el país, de la corrupción policiaca, de los abusos contra la ciudadanía, que involucran a otros niveles superiores de Gobierno. Basta echarle un vistazo a Veracruz, estado sin ley donde la ejecución de periodistas y ciudadanos ha convertido a ese Estado en un hoyo negro.

No menos importante es la paradoja de que tendríamos policías municipales desarmadas, en un país que ahora ya permite a policías estadounidenses andar armados en nuestro país y nos referimos a los agentes aduanales y migratorios, por ejemplo.

El Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática por lo pronto rechazan el mando único, así como Morena.

El Partido Acción Nacional impulsa un modelo de Mando Policial Mixto basado en dos principios fundamentales: subsidiariedad y controles externos, a su vez rechazó el Mando Único generalizado. Así lo dijo el ex alcalde de Mérida, Renán Barrera Concha citando las palabras de Ricardo Anaya Cortés. Dicha postura fue asumida, tras un viaje a la Ciudad de México, por el alcalde de Mérida, Mauricio Vila Dosal, quien en éste tema ya no apareció posando para la foto con el gobernador, Rolando Zapata Bello. Por el contrario, el primer edil salió a defender, tras meditar el tema y escuchar los argumentos en pro y en contra, a la policía de Mérida, siguiendo la tradición panista y de los gobiernos municipales de extracción panista, de considerarla un baluarte fundamental en la autonomía de la Comuna meridana.

Integrantes de la Confederación Nacional de Municipios de México (Conam) y de la Asociación Nacional de Alcaldes (Anac) solicitaron que las autoridades locales sean escuchadas en la discusión sobre el Mando Único policial y rechazaron la imposición de la Conago.

Cabe recordar que el reporte denominado Semáforo del Desarrollo Policial 2015 de Causa en Común calificó con 3.9 en promedio nacional a las policías estatales en materia de Certificación Integral.

De hecho, quince estados de la República Mexicana tiene reprobadas a sus policías, entre éstos Yucatán, dice el reporte de la organización civil Causa en Común A.C., Semáforo del Desarrollo Policial 2015.

Yucatán está reprobado con un 5.9. En el apartado de Control de Confianza la calificación de Yucatán es más baja aún, de apenas 1.7. Entre los 15 Estados reprobados, aparecen todas las policías de la Península de Yucatán, es decir, de Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Campeche es uno de los Estados con calificación más baja, por cierto, con 2.9. Quintana Roo, está reprobado también, tiene una calificación de 5.9.

México necesita policías que se apeguen a la legalidad, a la objetividad, a la eficiencia, al profesionalismo. Que sean honradas y respeten los derechos humanos. Esto sólo se consigue invirtiendo dinero en capacitación, en sueldos, en educación, en profesionalización. Y colocando al frente a hombres con compromiso democrático y con la legalidad. Y fuera del brazo caprichoso del poder político. Lo contrario al Mando Único.

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