Reporte 8 am

Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Archivo LJM
La Jornada Maya

27 de enero, 2016

En una de sus últimas visitas pastorales, el arzobispo Emilio Carlos Berlie Belaunzarán recorrió un poblado del interior del estado en un descapotable rojo, saludando a los fieles que se reunieron para recibirlo. El prelado repartía bendiciones, como un soberano de feria; el soundtrack de esta escena anacrónica era, cómo no, [i]Amigo[/i], de Roberto Carlos.

Esta canción fue entonada por primera vez en enero de 1979, durante la primera visita a México del papa Juan Pablo II. En los tres meses siguientes, la canción vendió más de un millón de copias. Después, cayó el muro de Berlín, un turco atentó contra la vida del pontífice y Marcial Maciel consolidó su imperio, que se desmoronaría años después, entre durísimas acusaciones.

De 1979 a 2016 el mundo ha cambiado radicalmente… ¿O no? Este lunes, Angélica Rivera presentó el disco con el que dará la bienvenida al papa Francisco el próximo 12 de febrero; lleva por título [i]México se pinta de Luz[/i]. En esta producción musical participan artistas como Lucero, Cristian Castro, Pedro Fernández, Carlos Rivera, Belinda y Joan Sebastian, entre otros.

“Estuve pensando en qué podíamos darle al papa que le llegara al corazón y que se llevara de recuerdo algo del cariño de la gente; para nosotros es más importante porque va a estar aquí (…) y como los amigos artistas siempre me están diciendo en qué me ayudan, pensé que me podrían regalar algo de lo que ustedes tienen que es valioso y que es su talento y su voz”, explicó la esposa de Enrique Peña Nieto, propietaria de la “Casa blanca”.

De repente, retrocedimos treinta y siete años; una melodía sosa nos transportó al pasado. Sin embargo, y a pesar de ese viaje en el tiempo, hay dos grandes hitos que sirven de dique: la evangelización de Televisa es cada vez menos efectiva y el activismo político y social de los líderes religiosos más terrenal.

Angélica Rivera continúa interpretando el papel de [i]Gaviota[/i] en el melodrama que se ha convertido el regreso del PRI a Los Pinos. La mujer florero, bella y discreta, detrás de ese gran hombre, viril y temperamental, que encuentra en el calor de su casa —blanca— la roca a la cual adherirse en la tormenta.

Una historia sencilla para gente sencilla, que responde a estímulos básicos de la tensión telenovelera; un teatro aspiracional para amas de casa y obreros.

No se toma en cuenta que esa estrategia sólo es efectiva en las generaciones mayores, esas que cantaron hasta quedarse roncos “Tú eres mi hermano del alma realmente un amigo…”. Los jóvenes no sólo se muestran escépticos a esos ardides, sino que incluso externan su asco. [i]La rosa de Guadalupe[/i], para ellos, es sinónimo de un aparato represor que lobotomizó a sus padres y abuelos.

La fórmula que representan Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera difícilmente se puede repetir en, digamos, Manuel Velasco Coello y Anahí. El [i]rating[/i] de ese [i]show[/i] político va a la baja, como el de [i]Big Brother[/i].

La Iglesia igual ha cambiado radicalmente en estas casi cuatro décadas. Hay mucha diferencia entre el obispo polaco ultraconservador y el argentino liberal. El papa Francisco vino a renovar una institución sumida en escándalos que abarcaban los siete pecados capitales, desde la lujuria de los pederastas a la avaricia de los banqueros.

El jesuita Bergoglio se muestra decidido, firme; no sólo dice sino que hace. Un hombre de símbolos y de acciones. Y así lo demostrará en su visita a México, cuando oficie una misa en el epicentro del drama mexicano, la frontera. Su presencia borrará esa línea que separa la pesadilla del sueño; derribará esa valla, a la vez física, a la vez invisible, del odio hacia el otro.

Francisco igual planea arrodillarse ante la tumba de Samuel Ruiz, ese obispo rojo que hizo arder Chiapas. ¡Que contraste! sobre todo si recordamos como Wojtyla regañó publicamente al camarada don Samuel, Ernesto Cardenal, al pisar tierras sandinistas.

En Yucatán, Francisco tiene a un discípulo avanzado, que al igual que el pontífice, ha marcado un cambio radical en esa cúpula de incienso. Gustavo Rodríguez Vega ha rehuido al dogma y al misticismo para abordar temas terrenales urgentes. habla de forma directa, no cifrada, de temas de interés, no sólo para los católicos sino para todos los que viven en su arquidiócesis.

El actual arzobispo camina, no viaja en convertible. Así lo ha demostrado en su trato diario y en su relación con los medios. La amplia entrevista que concedió a [i]La Jornada Maya[/i] así lo demuestra, al contestar preguntas complicadas sobre Yucatán y México. El palio, la mitra y el báculo, que antes servían de murallas, ahora se han convertido en símbolos de empatía: un líder que conoce los problemas de la sociedad y habla de ellos sin miedo. El asesinato del cardenal Posadas, los problemas de seguridad en las zonas marginadas del estado, los líos del Instituto Patria, la legalización de la mariguana… No es pecado hablar de tema alguno.

Y, en medio de este vendaval, de este huracán de renovación, quienes se quedaron anclados en el pasado aún pretenden que una brisa rosaguadalupana nos despeine con una canción de Belinda.

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