De la civilización Adámica a la Eváica

El 8 de marzo se ha convertido en una fecha obligada para abrir la conversación sin tapujos ni tabúes acerca del feminismo, el machismo, la familia, las desigualdades, etc, que a la luz de los debates en extremo politizados e ideologizados de este año quisiéramos verter las siguientes reflexiones.

Todo pareciera indicar que no hay avances sustantivos en materia de las demandas feministas; nos explicamos. Si bien existen cada vez mas leyes o mecanismos institucionales que obligan a que la mujer pueda participar de igual manera en los cargos de representación popular, incursión en el ejército o asegurar una protección jurídica para los casos civiles, si bien han logrado importantes resultados estadísticos, esto no ha erradicado ni la violencia hacia la mujer ni mucho menos el enojo y las ansias de justicia. Al final de cuentas pareciera que todos los esfuerzos en materia de equidad de género son infructuosos para lograr los objetivos que mueven a la mayor parte los movimientos feministas.

Consideramos que esto se deriva de que la mayor parte de los argumentos se han concentrado principalmente desde una interpretación materialista y eurocéntrica de la historia que ha minimizado todo cuanto se refiere a lo sistemas de creencias y la espiritualidad.

En concreto para el caso mexicano, que su población ha crecido mayoritariamente bajo el credo católico, cuya institución está gobernada por completo por hombres, impide, por ejemplo, la existencia de una papisa, y que sus jerarcas puedan tener una esposa y una familia, sistema que se replica así hasta el más humilde de los curas en las capillas. 

Adicional a ello todo el dogma religioso consta en que la mujer (Eva) vino de la costilla de un hombre (Adán) y más allá de las alegorías cabalísticas, elude del génesis de la creación del ser humano que tanto hombre como mujer llegan a la tierra gracias a la matriz de una mujer.

 Así mismo la virginidad o la pecaminosidad del coito sigue siendo un tabú que domina gran parte de la psique colectiva. Es decir, una auténtica educación en equidad de género no se puede frivolizar en aspectos de moda efímera como el uso de faldas y pantalones, sino que requiere abordar los temas de fondo de aquellas semillas que se plantan en las consciencias de los niños.

Este fenómeno domina gran parte de los credos espirituales al grado que prácticamente en ninguno se concibe la posibilidad de contar con un salvador o mesías mujer, todos los grandes iniciados como Jesús, Buda, Hermes, Moisés o Krishna son varones. Por ello consideramos que para que exista un avance real en lo concerniente a este debate, la mujer debe asumir un rol protagónico en la espiritualización de la sociedad, apostarle a la posibilidad de mesías o salvadoras mujeres, reclamar derechos al interior de los dogmas religiosos existentes y ¿por qué no? crear nuevos o renovados linajes espirituales libres de todo dogma. 

Lo que hoy más requiere la humanidad es precisamente conformar nuevos sistemas de creencias con valores espirituales, restablecer lo sagrado femenino en equilibrio con lo sagrado masculino, más allá de simples escrúpulos morales, sino que estas sean nuevas formas de vivir y convivir en armonía.

“Colibrí” @witzilin_vuela  “El Siervo” @CesarG_Madruga

Edición: Elsa Torres