Los rebeldes

Eduardo Lliteras
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Viernes 30 de noviembre, 2018

Se dice que quienes lideran al grupo de gobernadores panistas rebeldes –los que firmaron una carta en días pasados rechazando las atribuciones propuestas de los delegados o coordinadores del presidente electo– son Javier Corral, de Chihuahua; el electo Enrique Alfaro, de Jalisco; y Francisco García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas. Aunque en realidad los dos más fuertes son Alfaro y Corral, ambos con ambiciones presidenciales, el posicionamiento de días pasados fue visto más bien como un trampolín, muy adelantado, en esa dirección. En particular, Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano, armó tremendo teatro con sectores de la sociedad jalisciense que no quieren ver tocado su coto de caza, como ocurre con Raúl Padilla, ex rector de la Universidad de Guadalajara y fundador de la Feria Internacional del Libro, feudo éste último que no suelta y que utilizó para convertirlo en un foro anti AMLO en días pasados durante su inauguración.

La justificación de cara a la ciudadanía de los gobernadores emanados del PAN es que el presidente electo no los toma en cuenta en las decisiones y acciones que tomará la próxima administración, especialmente en materia de seguridad y en la administración de los recursos federales para las entidades. En este último punto es donde brincan todas las huestes aliadas de los gobernadores en los estados, por evidentes motivos personales o de grupo. No cabe duda que en materia presupuestal están los nervios a flor de piel, ya que es donde se juegan muchos destinos políticos, pues sin recursos, las ambiciones políticas, incluidas las presidenciales, se verán truncadas.

[b]Súper delegados que incomodan[/b]

Al respecto, hay quien enfatiza que el problema en realidad no son los súper delegados los que incomodan a los gobernadores panistas, sino su función supervisora del uso de recursos públicos federales para programas sociales, convertidos en la caja chica de los gobernadores, hasta ahora, lo que produjo desfalcos brutales, al estilo Borge o Duarte, por citar dos.

Otros destacan las pugnas políticas con el nombramiento de los delegados: se viola el sentido político cuando los súper delegados, designados desde el centro, son personajes nacidos del mismo estado y aspiran a gobernarlo, arguyen.

Y bueno, en algunos casos podría no faltarles razón: por ejemplo, en el caso de Jalisco, cuestionan cómo pretenden que Enrique Alfaro, quien sí tiene control del Congreso local, pueda aceptar a quien fue su rival en las elecciones de julio, Carlos Lomelí, como súper delegado.

Lo debe entender como una agresión política, aseguran, rasgándose vestiduras como si un contrapeso institucional no le sentara bien a Alfaro, sobre todo tomando en cuenta los abusos de los hasta ahora gobernadores señores feudales, cuyas historias de terror han llenado páginas y páginas durante el sexenio que concluye cubierto de excrecencias y purulencias.

El caso es que en Yucatán, precisamente, Huacho Díaz Mena fue uno de los rivales del actual gobernador, Mauricio Vila, salido de las mismas filas de Acción Nacional, donde las pugnas personales eran bien conocidas. Y el gobernador no tiene, además, el control del congreso; sin embargo, no se le ve haciendo aspavientos como el jalisciense Alfaro.

Efectivamente. Vila, quien suscribió la queja contra “la intención de supeditar el mecanismo de coordinación a la figura de los llamados Coordinadores Estatales del Gobierno Federal y colocar a los Gobernadores y Fiscales de los Estados como meros invitados” en materia de Seguridad, sin embargo, ha mantenido un bajo perfil en el tema de la confrontación con el Ejecutivo que está por asumir el mando del país.

Por el contrario, tras firmar la carta, el gobernador yucateco envió un mensaje de pacificación y publicó en su cuenta de Twitter que “siguiendo con nuestro compromiso de trabajar con todos los niveles de gobierno, en Yucatán nos sumamos para impulsar el proyecto del tren maya, que detonará el desarrollo económico y social de todo nuestro estado, en coordinación con el próximo gobierno federal”. Es decir, bandera blanca y mano tendida a quien llega a dirigir los destinos de la nación. El proyecto presidencial queda supeditado al éxito del proyecto insignia de AMLO: el tren maya.

Por lo pronto, todos están a la espera de ver cómo se maneja Huacho Díaz Mena, del que no se sabe gran cosa en estos días, ya que ha estado muy ocupado organizando lo que viene, precisamente.

[b]Campeche, “mucho más tranquilo”[/b]

Caso aparte el de Campeche, donde el gobernador Alito puede estar “mucho más tranquilo” con Katia Meave Ferniza, que ha estado conociendo a marchas forzadas al estado y sus actores, y quien está más interesada y ocupada en sacar adelante la delicada encomienda y proyecto político del presidente electo que en impulsar ambiciones políticas personales, al menos por ahora.
Sin embargo, en este tema de los coordinadores no se deben perder de vista las pugnas intestinas. Por ejemplo, se afirma que en Chiapas ya existe un fuerte conflicto con el gobernador electo, Rutilio Escandón, y el súper delegado José Antonio Aguilar Castillejos, los dos de Morena, pero compitiendo ya por el poder real en el estado.

También se suman los conflictos familiares, aseguran, como es el caso del gobernador Cabeza de Vaca, quien al parecer no soporta la idea de que su cuñado, José Ramón Gómez Leal, sea el coordinador de AMLO y claro, candidato a sucederlo en el cargo. No lo soporta, aseguran allá en su tierra, ya que tiene una muy mala relación con su familiar, hermano de su mujer.

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