Capella y los hechos

La Jornada Maya
Foto: Manuel Sánchez

Jueves 22 de noviembre, 2018

Las acciones para devolverle la tranquilidad a los ciudadanos mediante la adecuada protección de su integridad física y su patrimonio, no pueden contemplar ningún momento de reposo, ni de triunfalismos y autocomplacencias. Sólo acciones efectivas, concatenadas, sistemáticas, que erradiquen el monstruo de la inseguridad pública y la violencia de manera implacable.

El lenguaje de los hechos siempre será el más elocuente y, el único que puede transformar la percepción de miedo de muchos ciudadanos, sobre todo de Cancún y Playa del Carmen, sin excluir Tulum por el aumento de la incidencia de los delitos de alto impacto que, a un mes de que Alberto Capella Ibarra asumió la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo, las cifras que reporta el Secretario Técnico del Sistema Nacional de Seguridad Pública en los homicidios dolosos reflejan un significativo y esperanzador descenso.

En el mes de octubre, que corresponde a la llegada de Capella Ibarra a la titularidad de la SSP estatal, se registraron en Cancún 36 homicidios dolosos , en tanto que en septiembre se dieron 61, en agosto 63 y en julio 67 asesinatos. La incidencia en el Estado del mismo delito también reporta un descenso, ya que, de acuerdo con la misma fuente, en octubre ocurrieron en toda la entidad 61 homicidios dolosos por 82 que se reportaron en septiembre, 87 en agosto y 95 en julio. Cabe señalar que en el municipio Solidaridad desafortunadamente hubo tres homicidios más que en septiembre.

A la par que con el mando único y la instalación de C-5 tiene que darse la dignificación de la actividad policial con salarios adecuados, no sólo para los mandos medios y superiores, sino para todos, junto con las garantías a su propia seguridad para el desempeño ético y eficaz de su labor. Hoy más que nunca, se necesitan policías capacitados, equipados, con vocación de servicio y valores éticos insobornables. Se tienen que crear mecanismos para que ningún elemento que labore en la seguridad pública escape del escrutinio de la sociedad a la que tienen la obligación de proteger. Tiene que establecerse una política policial de cero tolerancia a la corrupción, ya sea de acción o de omisión. No debe existir condescendencia hacia nadie que incumpla con sus deberes que, en casos de colaboración con el crimen organizado, no sólo tienen que ser dados de baja de inmediato, sino también procesarlos con todo el peso de la ley. Nada lastima más a una sociedad que los servidores públicos que no cumplen su deber.

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