El día del cine mexicano o las celebraciones con calzador

Rodrigo González
Foto: Especial
La Jornada Maya

Jueves 16 de agosto, 2018

No hay nada más absurdo que el sentido de apropiación en el arte, sobre todo en un arte que en su esencia se asume como colectivo. Nada más inútil que intentar etiquetar con torpes nacionalismos una expresión que nace de la individualidad y que solo germina y da frutos cuando se despoja de esos individualismos. ¿Si en el colectivo que hace una película en México se encuentran franceses involucrados, la película deja de ser mexicana? O las películas estadunidenses donde trabajan mexicanos ¿qué son? ¿Cómo se catalogan? Sumar el obligado aspecto mercantil que impone una bandera a las inherentes repercusiones sociales que brinda el que una película nazca bajo condiciones geográficas determinadas no alcanza para que esa supuesta celebración abrace a todos los puntos de vista de todos los que hacen ese cine en particular. La celebración del cine mexicano, aunque bien intencionada, resulta por demás sectaria y al final, excluyente.

Y sin embargo, aquí estamos en otro 15 de agosto que sin buscar hacer comparsa, al menos nos da la oportunidad de recapitular y mencionar en este espacio las que considero a nivel personalísimo, las películas mexicanas (o de cineastas mexicanos) más influyentes. Obviamente, por cuestiones de espacio ni están todos los que deberían ni el listado es definitivo.

[b]'Mecánica Nacional'[/b]

Luis Alcoriza era un cineasta singular. Colaborador de Buñuel, siempre sintió que su obra estaba siempre bajo la sombra de aquel. Con [i]Mecánica Nacional[/i] logra un triunfo sin precedentes ya que por un lado se desprende completamente de la imagen buñuealeana que se tenía de su cine y por otro logra plasmar una visión impactante del cotidiano nacional. El choque de clases y la idiosincracia mexicana tiene un antes y un después en el imaginario colectivo gracias a esta película.

[b]'El Rey del Barrio'[/b]

Aunque el crédito de la dirección es de Gilberto Martínez Solares, le debe pertenecer a Germán Valdés [i]Tin Tan[/i] el retrato fidedigno del sátrapa adorado. Cual moderno Robin Hood de barrio, las andanzas de [i]Tin Tan[/i] el ferrocarrilero, líder de la banda de ladrones nobles rompe con el cliché de la comedia de pastelazo para siempre e inaugura la era de la farsa. Ese lugar donde el sentido de la burla, el albur y la genialidad del lenguaje del mexicano encuentra tierra fértil para el análisis y la reflexión.

[b]'Los Olvidados'[/b]

Es difícil hablar del español más mexicano de todos y no caer en la ironía de decir que Luis Buñuel no hacía cine mexicano, él hacía cine en México. Tomaba la riqueza de los elementos a su alcance para plasmar su visión de la realidad en verdaderas obras de arte. [i]Los Olvidados[/i] es sin duda, su pieza más consistente, más dura, más poderosa. No hubo antes y no habrá una película tan brutalmente honesta como esta.

[b]'Rojo Amanecer'[/b]

Jorge Fons salda en parte la deuda de todo el cine nacional (y de todos los cineastas) sobre el evento más importante en este país durante el siglo pasado. Con esta cinta entendí que se podía decir tanto con tan poco. Una lección de economía, de contundencia y de honestidad en la búsqueda de respuestas a través de las imágenes.

[b]'Amores Perros'[/b]

La película más importante en la carrera de Iñárritu por ser tan perramente valiente. Técnicamente impecable y excelentemente dirigida, además se incorpora por derecho propio en la base y los pilares de la cultura popular. Arraigada gracias a la profundidad de la tragedia y el triunfo de la decepción, ahora es imposible pensar en nuestro país de inicios del siglo XXI sin recurrir a las imágenes de Rodrigo Prieto y creer que son nuestros propios recuerdos.

[b]'Children of Men'[/b]

No, no está hecha en México pero sí es mexicana. Alfonso Cuarón logra con esta cinta una versión nacional del Apocalipsis. Heroica sí, y en momentos cursi, pero a todas luces una pieza casi perfecta. Una película que las nuevas generaciones de cineastas mexicanos deberían memorizar como quien memoriza un credo. A ver si a partir de la repetición nos convencemos que podemos hacer un mejor cine.

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