¿Se acabó el sexenio?

Felipe Escalante Tió
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Lunes 13 de agosto, 2018

La administración de Alejandro Moreno Cárdenas como gobernador de Campeche llegó apenas a la mitad. Ha cumplido tres años, entregando los respectivos informes de actividades, el mensaje que acompañó al más reciente de ellos es, medularmente, hacer públicos los objetivos del mandatario a nivel nacional, ha decidido apuntar hacia esa esfera y esto conlleva varios riesgos para la política local.

La aspiración de Moreno Cárdenas a dirigir el Partido Revolucionario Institucional no es nueva. Ya la había dejado entrever desde la precampaña por la presidencia. Entonces la presidencia del Tricolor la encabezaba Enrique Ochoa Reza, quien terminó siendo sustituido por René Juárez Cisneros, quien a su vez dejó el cargo en manos de Claudia Ruiz Massieu Salinas hace menos de un mes. Cuando Alito alzó la mano, se sabía que venían tiempos difíciles para el PRI.

Ahora, el gobernador campechano se apresta a levantar la bandera, ante un panorama incierto, Moreno Cárdenas se muestra echado para adelante, como el más sólido bastión de una resistencia ante el tsunami que fue Movimiento de Regeneración Nacional, “ante la nueva administración federal, reafirmamos nuestra fórmula de gobierno: ley y firmeza, política y diálogo. Respetaremos las facultades del gobierno federal y haremos respetar las facultades estatales. Entre órdenes de gobierno no existen jerarquías, sino esferas de competencia diferentes”, fue parte de lo dicho el pasado siete de agosto en Campeche, que posteriormente Moreno Cárdenas resumió en la sugerencia de “pasar del federalismo político al federalismo económico”.

México ya pasó alguna vez por el federalismo económico, fueron tiempos difíciles, de inestabilidad y en los que incluso se perdió la mitad del territorio ante la invasión estadunidense. Fue una época en la que, ante la guerra, algunos gobernadores bien pudieron decir “es guerra del Centro, no nuestra”, y el resultado fue la catástrofe. Fueron tiempos en los que se sabía que los estados tenían el dinero público, y la Federación por lo general estaba en números rojos.

Por ningún motivo se piense que se defiende mantener el centralismo del dinero público y la repartición de “participaciones federales”, pero sí hay que advertir que pasar al federalismo económico implica que cada estado establezca sus propios impuestos, cosa a lo que no pocos le temen, por el costo político, pero pasemos al tema principal. ¿Qué es lo que realmente quiere Moreno Cárdenas? Tal parece que aún están pendientes sus mensajes dirigidos al hoy presidente electo Andrés Manuel López Obrador, días antes de la elección del pasado 1 de julio. Si el gobernador campechano está optando por manifestar su oposición al estilo político de AMLO desde una vía institucional, bienvenido, hará falta mucha labor crítica en el próximo sexenio.

La cuestión de fondo es desde dónde se establecerá la oposición, a Moreno Cárdenas le quedan tres años como gobernador, y bien podría encabezar el bloque priísta en la Conago y desde ahí perfilar una agenda para contener los ímpetus de AMLO, y posiblemente construir una candidatura al Congreso y asegurar los correspondientes amarres para, como coordinador de bancada, ser un contrapeso real.

Pero, ¿pretende presidir el PRI desde ahora? ¿Dejar Campeche en manos de un interino que será el que inaugure las mega obras –y de paso llevándose la gloria? Valdría la pena preguntarle: ¿Se ve Alejandro Moreno Cárdenas dejando un cargo para el que fue electo, con tal de recoger los pedazos del PRI y rearmarlo? ¿Vale la pena? Si la respuesta es positiva, el sexenio no va más.

Queda mucho por hacer en Campeche incluso evaluar los efectos de la pasada elección y ver si los mecanismos de control político habituales se han resquebrajado. El cambio de color en el ayuntamiento de la capital y lo cerrado del resultado en Ciudad del Carmen, a pesar de la mala propaganda que se le hace a su hasta ahora alcalde Pablo Gutiérrez, son señales de que una nueva ola puede embravecer el tranquilo mar campechano.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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