Jaquelyn Rosado Puerto
Foto: Facebook @EscuelaDeArtesMarcialesChinas
La Jornada Maya
Jueves 9 de agosto, 2018
El Kung fu es un arte marcial milenaria que tiene sus orígenes en la Antigua China, y surge de la necesidad de los campesinos por defenderse de sus opresores. Esta necesidad hizo que convirtieran sus herramientas de labranza en armas de defensa que manipulaban hábilmente en contra de quienes pretendían disfrutar de los frutos de su cosecha, sin merecerlos. No habrían podido alcanzar su objetivo de libertad si no se hubiesen organizado con disciplina y coraje.
Años después, los monjes Shaolín llevaron a cabo esta práctica, más propiamente como un arte que como un medio de combate, aunque también la utilizaron en contra de sus oponentes. Su filosofía era simple y concreta: armonizar la mente para controlar el cuerpo y las emociones. Traducir el chi (fuerza interior) en hermosos movimientos es todo un arte, que requiere de mucha concentración, coordinación y precisión. El kung fu nos enseña a conocer nuestro cuerpo y encontrar nuestro centro, para que a partir de éste dejemos fluir la energía. Encontrar el centro es alcanzar la sabiduría, el Tao, transmitirla a través del arte es obligación moral del maestro.
La mente domina al cuerpo, y éste actúa bajo un constante flujo de energía encauzada siempre para hacer el bien. A diferencia de otras artes marciales, el Kung fu es más representativo de movimientos y formas, que de contacto con el oponente. Busca alcanzar la paz y la armonía con la naturaleza, de la cual imita movimientos de algunos animales o representa formas de la vida cotidiana. Una danza de elegantes y a la vez fuertes movimientos se conjuga en una forma que sugiere la agilidad de un tigre, o el andar de la grulla sobre el lago mientras busca su alimento. Los instrumentos que acompañan a las formas rememoran a las herramientas campesinas que trabajan la tierra para producir alimento. Simulan también ataques de defensa, con los que se honra la historia del origen este arte.
Actualmente, y a través de diversos estudios e investigaciones sobre el tema, practicar artes marciales milenarias proporciona muchos beneficios a la salud física y mental. Entre éstos están: Desarrollo de valores como el respeto, por el oponente y por uno mismo; serenidad, humildad y responsabilidad sobre lo aprendido, aplicándolo siempre para el bien y la paz. Quienes practican artes marciales aprenden a canalizar su energía, a contener las emociones negativas y a ser compasivos con quienes los rodean. El sendero por el que el maestro lleva al aprendiz debe de ser siempre encauzado hacia lograr la armonía para con uno y para con todos. La disciplina que se adquiere puede ser aplicada en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
Disciplina, constancia y esfuerzo es el lema que caracteriza la Escuela de Artes Marciales Chinas Kung Fu, fundada en 1984 y dirigida por Jorge Alfredo Alcocer Barrera, cinta negra en Kung Fu; que cuenta con instructores capacitados en el arte: Luis Osvaldo Torres Cardeña, Eriden Alcocer Barrera, Alexis Suárez Sulú, Itzayana Alcalá Worner y Ma. Alejandra Garrido Ixtepan. Como sinodal tienen el respaldo del profesor Adan Bates Medina, tercer nivel Nan Chuan, Kung Fu. La escuela tiene en su haber 30 generaciones de cinta negra en Kung fu, e imparte clases para niños, jóvenes, adultos y clases exclusivas para mujeres de diferentes edades.
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