La oposición que México requiere

Normando Medina Castro
Foto: Rodrigo Diaz Guzman
La Jornada Maya

Cancún, Quintana Roo
Jueves 2 de agosto, 2018

Más cerca de la extinción que de la refundación se encuentra el antes poderoso PRI, hoy alejado de las causas populares, cooptado y usado por una generación insensible, cuya ambición sin freno los llevó a niveles escandalosos de corrupción e impunidad generalizada, cargada como pesada losa, por ese organismo político que surgió con el ideario de la Revolución Social Mexicana y fortaleció la vida institucional del país.

Los primeros 70 años de la historia del México postrevolucionario se escribieron bajo el poder del partido fundado por el general Plutarco Elías Calles el 4 de marzo de 1929 con el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR), refundado por Lázaro Cárdenas del Río en 1938 como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y refundado nuevamente en 1946 por Manuel Ávila Camacho como Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Durante el largo trecho que gobernó el país, el PRI superó no pocas dificultades internas y externas. Bajo sus primeras siglas se superó la época de las asonadas y guerras civiles. La estabilidad social le dio pertinencia y fortaleza al país. La segunda guerra mundial, la guerra fría y duras recesiones económicas internacionales fueron superadas. Cada refundación de ese instituto representó cambios generacionales y avances hacia su consolidación. Un partido fuerte que se adaptaba y se transformaba para mantener su vigencia.

Ahora las circunstancias son otras. Las elecciones del primero de julio de 2108 fueron las más amargas para el PRI en toda su historia. La derrota sufrida no tiene precedente. Su candidato presidencial en esos comicios, José Antonio Meade, no era militante del PRI, en varios pasajes de su campaña parecía avergonzarse de sus siglas. Perdió en los 300 distritos electorales del país y no ganó en ninguno de los 32 Estados. El otrora partidazo sólo ganó diputaciones federales por mayoría relativa en 15 de los 300 distritos y en una sola fórmula para el senado de 32 en disputa. También perdió las 9 gubernaturas contendidas y la casi totalidad de los 29 congresos estatales renovados, así como los principales municipios del país.

Ahora el PRI busca una nueva refundación en circunstancias inéditas, sin el poder, sin dinero, y sin rumbo. Basta con mirar hacia las personas que lo dirigen a nivel nacional. Su presidente Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas de Gortari. Su secretario general, el ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, hermano de Humberto Moreira. ¿Con su cúpula actual es posible una etapa indispensable de profunda reflexión y autocrítica para definir de manera democrática hacia dónde quiere ir el Priísmo? ¿Seguirá el PRI bajo el poder de la tecnocracia defensora a ultranza del neoliberalismo empobrecedor preocupado únicamente de índices macroeconómicos y divorciado de las causas populares y del bolsillo de la inmensa mayoría de los mexicanos? Por de pronto ya Ruiz Massieu dejó claro que a su juicio tenían en Meade, un candidato presidencial inmejorable. Eso significa mantener todo como está con los neoliberales. Itamitas, tecnocrátas depredadores y sus anexos y conexos. ¿Quo vadis, PRI?

Sin duda alguna, el México actual requiere una oposición con planteamientos claros, con dirigentes y militantes con convicciones, ideas e ideales, y sobre todo, con ética.

Los problemas del PAN también son muchos y graves. En alguna etapa de su historia se dejaron seducir por Salinas de Gortari, quien prácticamente tomó la mayoría de las posturas panistas y las convirtió en proyectos de su gobierno. En algún momento, con la privatización del ejido, la venta a particulares de las empresas públicas, la prevalencia del libre mercado y de los monopolios, así como el encumbramiento de la tecnocracia y la erradicación del ideario de la revolución mexicana, ambos partidos se confundieron. Se hicieron lo mismo, y cuando el PAN asumió el poder federal con Vicente Fox, los esperados cambios no llegaron. La situación siguió igual cuando otro panista, Felipe Calderón sucedió a Fox. Por eso a nadie extrañó el retorno del PRI al poder en 2012. Lo novedoso es la rotunda victoria de Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las recientes elecciones presidenciales de 2018. Los mexicanos realmente le dieron el poder completo. Una oposición sana que se guíe éticamente es fundamental para la vida democrática.

Quintana Roo es un estado sólido con un gran crecimiento económico y demográfico, sobre todo en los municipios turísticos del norte. Sin embargo aún queda un largo trecho por caminar en el tema de desarrollo. Cuando el crecimiento no va aparejado con el desarrollo los problemas se acentúan y aumentan las brechas sociales. Es notoria la desigualdad en el crecimiento entre las zonas centro y sur de Quintana Roo con relación al norte turístico. Pero los municipios turísticos padecen los problemas del crecimiento con muchos empleos mal pagados y el aumento poblacional desmedido en colonias depauperadas que se convierten en zonas de cultivo de la inseguridad y la violencia que termina por manifestarse en todos los rincones. Ese crecimiento sin suficiente desarrollo e inadecuada planeación provoca caos vial, contaminación y el detrimento de la calidad de vida. La desigualdad social cada día se acrecienta más con zonas de ricos donde los pobres no pueden entrar. Y zonas de pobres en donde los ricos no pueden entrar debido a los niveles de violencia e inseguridad. La cultura del gueto que llegó para quedarse.

El modelo turístico de Quintana Roo se basa en incentivar la instalación de infraestructura hotelera para todos los niveles, no obstante prevalece la búsqueda de grandes cadenas, cuyas utilidades terminan fuera de la entidad y sus puestos directivos y gerenciales son vetados para población local y no por falta de capacidad. Los empleos directos que generan son muchos, pero de bajo nivel, con bajos salarios justificados con la posibilidad de las propinas. Los empleos indirectos cada día se reducen más con el incremento del todo incluido. Existen lugares turísticos en donde se privilegia el bajo impacto ecológico y una mayor derrama económica entre la población que participa en casi todos los servicios que requieren los visitantes. La participación ciudadana en la actividad turística se incentiva, no se inhibe con reglamentaciones y cargas tributarias. El complejo tema del crecimiento y el desarrollo. Del bienestar y la calidad de vida. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.

¡Hasta la próxima!

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