Denuncia sobre supuesto aumento de jaguares en México

*Juan Carlos Faller Menéndez
Foto: Naturaleza En Imágenes
La Jornada Maya

Martes 19 de junio, 2018

Sr. Fabrizio León Diez,
Director de [i]La Jornada Maya[/i].

Estimado señor Director...

El pasado viernes 15 de junio leí en [i]La Jornada Maya[/i] digital (sección Quintana Roo) la noticia sobre un espectacular aumento del 20 por ciento en la población de jaguares de México anunciado por el Dr. Gerardo Ceballos González (IE-UNAM), quien fue secundado por Marcos Linares (Telcel) y María José Villanueva (WWF).

La noticia cundió rápidamente, ya que se dio en el marco del “Simposio Internacional de Ecología y Conservación de Jaguar y otros Felinos Neotropicales”, celebrado del 11 al 15 de junio en Cancún, y porque en dicho evento estuvo presente, según otra información, el titular de la CONANP, Alejandro del Mazo Maza, quien en marzo (valga la resonancia) ya había anunciado en la ONU sobre un sorprendente aumento del 10 por ciento en la población de jaguares de la Península de Yucatán.

La base en la que se sustentan estas supuestas buenas noticias, sin embargo, es muy endeble. Tanto, que puede afirmarse que es falsa. Y más aún: que constituye una mentira, pues quienes están esparciendo la falsedad son conscientes de ello.

El Dr. Ceballos sabe perfectamente que la ecuación “4 mil 800 jaguares en 2018 menos 4 mil jaguares en 2010, igual a un aumento poblacional de 800 jaguares”, no es así de simple; más aún, es una falacia porque da por absoluto y certero cada uno de esos números, sin ofrecer a la vista ningún margen de incertidumbre (que es requisito indispensable para proponer con propiedad y decencia una verdad probable). Ello, a pesar de la gran cantidad de vacíos de información que hubo que afrontar en el ejercicio de 2010 (en el cual participó quien esto escribe, en la mesa correspondiente a la Península de Yucatán), mismos que hubo que cubrir en algunos casos con datos de lugares distantes. Por ejemplo, a la región de Los Petenes-Celestún-El Palmar, en Campeche y Yucatán, se le acomodaron valores obtenidos en Chamela-Cuixmala, Jalisco. Y el dato para la selvas medianas subhúmedas de la Península fue un híbrido de las húmedas de ésta y de las secas (serranas) de Chamela.

Nuestro cálculo para la Península de Yucatán en ese entonces fue de mil 850 jaguares, pero si me preguntaran por el intervalo de confianza de esta cifra, yo diría -a ojo de buen cubero- que no puede ser menor de más/menos 30 por ciento; es decir, que bajo esta consideración, el tamaño más probable de la población de jaguares en la Península de Yucatán en el trienio 2008-2010 estuvo (con un margen de seguridad razonable) entre los mil 300 y los 2 mil 400 individuos adultos (es decir: mil 850 más/menos 550). Es deshonesto afirmar, en cambio, que “la cifra del censo” en esta región fue de mil 850 y punto.

Volviendo a la nota de LJM, el primer párrafo dice textualmente: “México tiene una población de 4 mil 800 jaguares en vida silvestre, un aumento de 20 por ciento en relación a los datos reportados en 2010, revela el segundo Censo Nacional del Jaguar 2018 (…)”.

Al respecto, quisiera aclarar lo siguiente:

a) No se puede hablar de un “censo” cuando sólo se contó directamente (con cámaras automáticas) a menos del uno por ciento del total de los individuos de la población. La mentira del “Censo Nacional del Jaguar (Cenjaguar)“ empieza desde el mismo el nombre.

Dicho con propiedad, un censo es una operación estadística que trabaja sobre la población total. El CENJAGUAR, sin embargo, deja fuera de su “censo” a más del 99 por ciento de la población estimada (si a los números nos vamos).

b) El CENJAGUAR es en realidad un ejercicio de cálculo que, bajo un marco de suposiciones ecosistémicas y un modelo estadístico, pretende (o más bien, debería hacerlo) conocer el tamaño poblacional más probable de la especie en México. Y todo modelo estadístico, para llamarse así, debe tener un nivel de incertidumbre asociada, un intervalo de confianza.

Los números del Dr. Ceballos, según su discurso y conclusiones victoriosas, no tienen margen de error. Son absolutos y únicos, cual censo perfecto.

Siguiendo con la nota de LJM, se lee en otro párrafo: “El crecimiento se debe [también a] un mayor esfuerzo de muestreo en relación con el censo de 2010, explicó [el] coordinador del estudio”.

Señor Director: decir que el 20 por ciento de incremento se debió también a “un mayor esfuerzo de muestreo” es científicamente aberrante. Un mayor esfuerzo de muestreo debería, si es bien aplicado, reducir la incertidumbre, no incrementar el total estimado. Pero dejemos esto aparte; tal vez fue un confuso lapso de honradez.

Luego vino la esperanzadora voz de Telcel: “Es claro que el apoyo que hemos brindado al estudio de la ecología y conservación del jaguar desde 2005 está dando resultados positivos. Demuestra que acciones consistentes pueden parar y revertir el decremento en sus poblaciones”.

Señor Director: la mentira y todas sus bellas pero falsas conclusiones pretenden convertirse en verdad a fuerza de decirse. ¿Qué busca y a quién beneficia? El Divo de Juárez sentenció alguna vez que “lo evidente no se pregunta”. Lo evidente en este caso es que la mentira pretende:

1) Mostrar el efecto benéfico y salvador de las donaciones de los patrocinadores.

2) Dar prestigio y autoridad moral a los portadores (y autores) de la buena nueva, facultándolos para guiar los esfuerzos de conservación del jaguar hacia metas más elevadas, conformando para ello una alianza continental para la conservación de dicha especie, tal y como se decretó en el programa del “simposio” recién concluido en Cancún. Jugosos patrocinios y cotos de poder se vislumbran...

Señor Director, creo que ya me extendí lo suficiente como para poner bajo advertencia (con nombres y señas) una mentira que personas poco escrupulosas (pero ambiciosas) están esparciendo con apoyo gubernamental y privado.

Gracias por el espacio y saludos cordiales a LJM.

*Miembro asesor del Grupo de Expertos en Conservación y Manejo de Felinos Silvestres de México

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