Ausencia de la educación superior en campañas

Luis Antonio Blanco Cebada
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Viernes 15 de junio, 2018

En estas campañas nacionales se habla mucho del nivel educativo básico y medio, quizá por el sustrato electoral que representan en votos los integrantes de la SNTE y la CNTE. Pero, ¿cuáles son los temas que urgen discutirse en materia de educación superior? A continuación expondré algunos no tratados en el tercer debate presidencial.

Existe poco interés en la educación superior o terciaria en México. En su lugar, se observa una marcada preferencia por la educación técnica. Alexandra Zapata, directora de Educación e Innovación Cívica del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ha seguido muy de cerca este proceso electoral, y de manera continúa y en distintos foros ha mostrado los resultados de sus investigaciones. Su objetivo es explicar la relación entre la política pública educativa y el mercado laboral en México. Zapata arguye que “una carrera que no asegura calidad y pertinencia en el mercado laboral destruye la inversión del país y de las familias mexicanas.” Considera que se debe dar mayor impulso a la educación técnica, pues esta es “una oportunidad para enfrentar la demanda de capital humano altamente especializado y desarrollar talento que hoy en día es escaso”, y agrega que “las carreras técnicas mejor pagadas ganan, en promedio, más que las carreras universitarias peor pagadas”, de las cuales destaca filosofía y ética.

Sostengo que si bien es necesaria la especialización en materia técnica, no debe descuidarse la profesionalización de la misma, fortaleciendo los primeros conocimientos instrumentales y operativos con la investigación científica; actividad fundamental en las Instituciones de Educación Superior (IES). Al respecto, el talento en materia de profesionalización técnica no es escaso. La OCDE, en su Panorama de la Educación 2017, señala que México tiene una de las mayores proporciones de estudiantes que ingresan a la educación en el campo de la ciencia entre los miembros de la OCDE, ocupando el cuarto lugar, particularmente en las áreas de ingeniería, manufactura y construcción.

Al mismo tiempo, no debe dejarse de lado el estudio de las Ciencias Sociales en las universidades. La misma OCDE informa en su Panorama 2015 que el promedio de estudiantes graduados en Ciencias Sociales es de 34 por ciento, mientras que en México el promedio en ingeniería es de 22 por ciento. El interés que los países de la OCDE otorgan al estudio de las Ciencias Sociales es más alta que el promedio de graduados en ingeniería en México.

¿Estará el equipo de los candidatos haciendo alguna reflexión sobre la relevancia el estudio a nivel superior de las Sociales? Al menos [i]El Bronco[/i] dejó claro que de todos los niveles educativos la técnica superior es su prioridad, pues “hoy es la parte que demanda la industria y la empresa que estamos teniendo en México”. Anaya señaló que se necesita aprender a pensar y no a memorizar, y que la ciencia que se aprende y se genera en las universidades se pueda aplicar. Sospecho que desconocen la utilidad de las Ciencias Sociales y de las Humanidades aquí, y en otros países.

Los filósofos, por ejemplo, pueden contribuir en diversas instituciones, públicas y privadas, en el diseño de estrategias de intervención relacionadas con la universalidad de los derechos humanos, la creación de planes de estudio vinculados a la competitividad en contextos diversos y plurilingües, los derechos en materia de aborto y diversidad sexual, el análisis de las narrativas fake en los medios de comunicación y particularmente en las redes sociales. En este sentido, parece que les interesa más crear un país subsidiario de mano de obra profesionalizada, que uno generador de investigadores que analicen y propongan herramientas en materia de política pública para el futuro.

Por su parte, Meade enunció que ser maestro no es un empleo sino una vocación. Empero, hoy no existe en México una escuela que forme profesionalmente a los docentes del nivel superior (salvo en el área de pedagogía). Muchos de ellos son excelentes docentes, a pesar de esta ausencia. Él dice que el tema prioritario es la educación básica. ¿Y quién formará a los que forman en las IES? En efecto, existe poco interés en el nivel superior tanto en su fortalecimiento como en la promoción a su acceso. La OCDE, en su Informe 2016, coloca a México como el país con el menor nivel porcentual de formación de la población adulta (25-64 años) en educación terciaria: 16.3 en comparación con el promedio OCDE de 34.5. También tiene una tasa de graduación en educación terciaria del 25 por ciento, casi la mitad de la OCDE que es 49.1 por ciento. Y aún con lo anterior las mujeres matriculadas en el campo de estudio Ciencias Sociales, Empresariales y Derecho representan el 56 por ciento, casi igual al de la OCDE que es de 57 por ciento. Sin embargo, no se ha hecho una sola mención a los análisis educativos desde la brecha de género. ¿Bastará con colocar a una investigadora de alto renombre en la dirección del CONACYT para lograrlo, como propone AMLO?

Dado la situación, se requieren propuestas que expliquen y promuevan la educación para la diversidad y la equidad; el fortalecimiento al posgrado y la promoción de convenios internacionales; la articulación de los subsistemas de educación superior con la ANUIES y los organismos evaluadores como los CIEES y COPAES, que implica la actualización de los mecanismos de evaluación; el impulso en la formación continúa de docentes universitarios, y el aseguramiento de su permanencia laboral mediante evaluaciones del desempeño académico. Temas que en el tercer debate, y en suma en los discursos de campaña han brillado por su ausencia.

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