Texto y fotos: Fabrizio León Diez
La Jornada Maya

Hacienda Kaanac, Valladolid
Miércoles 6 de

[i]Gastón Alegre forma parte de una mitología quintanarroense. Es el director general de Grupo Turquesa, cuya presencia en la radio es referencia en el Caribe. Quiso ser Presidente de México; pudo ser diputado y gobernador de Quintana Roo. Se declara ingenuo en ciertas situaciones.[/i]


El señor Gastón Alegre nos espera sentado debajo de una enorme y firme palapa, frente a un singular jardín que adornan esculturas de mujeres desnudas en bronce y marfil; una fuente que se transforma en piscina y sobre la mesa, donde el abogado reposa, un trago de tequila blanco, un plato de exacta botana y la mejor disposición de un hombre con 84 años de vida, buena memoria y mejor humor para una entrevista.

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[h2]Pues éramos estudiantes[/h2]

[b]Fabrizio León: ¿Sus padres son de Jalisco o de Torreón?[/b]
Gastón Alegre: De Jalisco, pero vivieron mucho tiempo en Torreón, ahí es donde se conocieron y tuvieron ocho hijos. Cinco quedamos vivos.

[b]¿Eso fue en tiempos de los cristeros?[/b]
Yo no los viví, sin embargo, puede que mis padres sí. Mi abuela, quien era muy religiosa, alojó al cardenal [José] Garibi [Rivera] cuando era perseguido por su condición de sacerdote. Yo nací en 1933, cuando ya había acabado la guerra cristera.

[b]¿A qué se dedicaban sus padres? ¿Tenían dinero?[/b]
Pertenecíamos a la clase media baja. Mi padre era agente de ventas y mi madre hija de familia “bien”, pero sin posibilidades económicas. Mi papá siempre fue luchador, hasta el día que falleció en la Ciudad de México, a los 78 años.

[b]¿Cuándo es que va a usted a Quintana Roo?[/b]
En 1989, a finales del período de Miguel de la Madrid.

[b]¿Cómo fue su vida nocturna? Usted vivió los 60 y 70, momentos únicos para esos menesteres.[/b]
Ya era yo abogado, iba de serio, en esos años, pero en los 50, sí. Asistía al (cabaret) Burro, Rio Rosa, Waikikí. En ese tiempo, ese estilo de vida no era tan costoso, como ahora.

[b]¿Le tocó la época de la llegada de Pérez Prado? [/b]
Era dirigente estudiantil por la facultad de derecho de la UNAM, e invariablemente contrataba a Pérez Prado para los festivales que organizaba. El precio era bastante accesible, pues éramos estudiantes.

Fui presidente de mi generación, luego presidente de la generación 50 de todas las universidades y presidente de la FEU a los 17 años. Interveníamos en la asignación de los dirigentes, estábamos detrás de ellos. De igual forma, fui presidente del comité de la organización de las novatadas.

Ese día no se “peló” a ningún perro (estudiantes de nuevo ingreso), pues lo impedimos. Nos dedicamos a hacer actividades para entretener a los muchachos, una de ellas eran las carreras de caballos, un perro era el caballo y el otro iba encima de él, y a correr.

También participamos en una campaña para que las editoriales redujeran el precio a los libros de texto, tomamos edificios de la universidad y de la SEP. Íbamos contra Porrúa y otras editoriales de esa época, para que abarataran los libros, hasta que Rogelio de la Selva, secretario del presidente Miguel Alemán, nos pidió desistir ya que nuestras peticiones serían cumplidas.

Ya habían nombrado a Miguel Alemán como padrino de mi generación, misma generación de su hijo Miguel, con el que me había peleado; nos mentamos la madre, discutimos. “Vas a ver que mi papá no va a ser su padrino”, me amenazó; “qué tal si sí”, le dije, y se armó un escándalo.

Posteriormente nos hicimos amigos y logré que el presidente Alemán fuera el padrino de nuestra generación, luego de una cita con él, que se llevó a cabo gracias a Rogelio de la Selva.

[b]¿Vio al presidente?[/b]
En ese entonces yo era un muchachito y tenía una cita con el Presidente de la República, es un recuerdo que tengo muy presente. Llegué a saludarlo frente a su escritorio. “Siéntese abogado Alegre”, me dijo, le externé que queríamos que fuera nuestro padrino, y los pormenores consecuentes. Ya me habían dicho que sería una audiencia de diez minutos, así que no podía excederme.

Llegó un punto en el que estábamos en la mesa Rogelio de la Selva, el presidente Alemán y yo, y comenzamos a hablar de Ciudad Universitaria. Yo les hice saber de las necesidades que teníamos, y para no hacer largo el cuento, dicho encuentro duró dos horas. Aún recuerdo la cara que pusieron los secretarios de Estado que nos esperaron impacientes afuera del vestíbulo.

[b]¿Qué edad tenía?[/b]
17 años y ya estaba en la universidad, me recibí a los 21 y posteriormente comencé a dar clases en la facultad de derecho.

[b]Cuál era su fascinación, ¿la ley o el poder?[/b]
Ser abogado principalmente, pero también quería ser Presidente de la República.

[b]El encuentro con Alemán, ¿influyó en sus aspiraciones?[/b]
No, ya las tenía desde mucho antes, desde mi incursión a la política estudiantil a los 16 años.

[b]¿Cuál fue el detonante? [/b]
Fue inquietud personal, como cuando los niños quieren ser bomberos o policías; yo quise ser presidente.

[b]¿Usted ha conocido a todos los presidentes hasta la actualidad?, es decir, no fue la presidencia; ¿pero sí el poder?[/b]
Fui auxiliar de campaña de Adolfo Ruiz Cortines luego de terminar la facultad.

[b]¿Cuál es el presidente más memorable que ha conocido?[/b]
Miguel Alemán era un tipo muy taciturno, sin embargo; inteligente. Adolfo López Mateos, un hombre muy alegre y simpático, todo un ejecutivo, aunque a veces rayara en el egocentrismo. Recuerdo su campaña presidencial, estábamos en Ocotlán, Jalisco, íbamos platicando y él se arreglaba el cabello, lo que me llamó la atención. “Usted sabe, hay que estar presentable ante la multitud, compañero”, me dijo aquella noche antes de llegar al hotel Mocambo, en Xalapa, Veracruz. Estuvimos dos horas esperando mientras él platicaba, todos alrededor como si el mitin fuera un escenario, y el señor no se movía. Nos pareció una falta de respeto a los presentes; pero era el señor. Hasta Miguel de la Madrid era el señor.

[b]¿Ahí se rompe el esquema del presidente único? ¿Qué sucede con Carlos Salinas?[/b]
Ya no me tocó Salinas, más que como compañero en la campaña de Miguel de la Madrid.

[b]¿Luis Donaldo Colosio?[/b]
Colosio sí, fue mi amigo. Lo entrevisté antes de su muerte, durante su campaña en Cancún.

[b]¿Y los mejores presidentes?[/b]
Lázaro Cárdenas y Ernesto Zedillo.

[b]¿Tiene usted una parte del sector público?[/b]
Mi despacho interviene en el sector público. Fui abogado de la Secretaría de Hacienda durante un año y medio y tuve la oportunidad de ser ministro de la Corte y lo rechacé. Me gustó la libertad, ser uno de los abogados más prominentes que ha habido en México, y he sido reconocido internacionalmente por mi cátedra en la facultad de derecho, lo que me dio la pauta para el ejercicio de producción.

[b]¿En qué rama del derecho?[/b]
Fiscal, y un poco de constitucional y administrativo.

[b]¿En qué momento optó por el periodismo como ejercicio empresarial?[/b]
Fue un proceso paulatino. Yo tenía varios clientes radiodifusores y era consciente de su trabajo. Cuando sacaron al aire las convocatorias, me apunté y gané en Cancún y en Manzanillo, Colima. Cerré mi despacho de Canadá y me concentré en la comunicación.

El despacho emergió a raíz de la elección de Miguel de la Madrid, sin embargo, en vez de irse para arriba se fue para abajo. No quise ser el Arsenio Farell del régimen, quien llevaba los asuntos del Luis Echeverría. No quería caer en esa situación. Se lo dije al Presidente.

[b]¿Ahí se percató del poder de los medios?[/b]
Siempre me han interesado los medios. Fui apoderado de [i]Excélsior[/i] en la época de Regino Díaz Redondo.

[b]¡Qué generación la de usted![/b]
Carlos Fuentes, Sergio Pitol…

[b]¿León Portilla?[/b]
Fue mi alumno. Es mayor que yo, estudió derecho ya grande.

[b]¿Cuál ha sido el cambio más importante, tanto en la radio como en las telecomunicaciones?[/b]
Ha habido un cambio radical, y lo único que se va a salvar será la radio. La televisión se acaba, los medios impresos también, a causa de la comodidad. De igual forma, creo que se completará con las redes sociales, pues éstas brindan veracidad.

[b]Le ha tocado un Quintana Roo paradisiaco, pero también un estado que ha sufrido un abuso tremendo. Cuénteme su diagnóstico.[/b]
Desgraciadamente me doy cuenta ya que terminan su período. Muchas veces pienso que soy demasiado ingenuo en varios aspectos, pues si percibo algo mal, lo noto hasta que es demasiado tarde.

[b]Usted ha visto pasar cuatro generaciones de gobernadores, ¿cómo ve a esos gobiernos?[/b]
Muchos de ellos han arrasado demasiado; más de la cuenta, creo que debieron dejar algo.

[b]Más bien no hay que arrasar, es gobierno ¿no?[/b]
Definitivamente. Hemos hecho campañas de honestidad contra los políticos sinvergüenza.

[b]En el imaginario colectivo, usted es parte de una mitología quintanarroense. Se habla mucho de su relación con el gobierno y el poder que tiene sobre los medios, incluso, algunos lo consideran una especie de padrino. ¿Es verdad que quiso tener una isla?[/b]
Una isla no, un islote. Es pequeño y ahí está, nada más la registré y la Corte resolvió injustamente en mi contra, ya no quise moverle. En su momento le demostré a la señora Sánchez Cordero que estaba equivocada, pero tampoco me quise obstinar con una idea. No podemos concebir a Cancún, a Holbox, a Cozumel y a Isla Mujeres como islas federales, ya que pertenecen al Estado. Islas las que tiene Roberto Hernández.

[b]¿Y qué planeaba hacer con ese islote?[/b]
Nada, ir y pasear. Mide menos de una hectárea y no se puede hacer nada; si acaso una cabañita.

[h2]Falta de confianza [/h2]

[b]¿Cómo está el país, don Gastón?[/b]
Muy mal, por la corrupción y la falta de confianza. La gente ya no tiene confianza en México.

[b]Siendo el país que somos, luego de tantos años, ¿por qué sucede esto?[/b]
Son cambios que han surgido a últimas fechas.

[b]En la actualidad, ¿cuál es su mayor orgullo? [/b]
Sentirme mexicano. También soy orgullosamente cancunense y dignamente quintanarroense. Me siento muy de la ciudad y del estado. Soy capitalino de nacimiento, pero no voy para allá ni a recibir premios.

Ot[b]ra polémica muy sonada sobre usted, es la escultura de su persona que se instaló en Tulum. [/b]
Cuando me di cuenta de los problemas, la retiramos y se acabó el problema.

[b]¿Fue su iniciativa?[/b]
Mía no.

[b]Cuénteme su relación con las comunidades mayas y sus dirigentes. [/b]
Es una cosa curiosa. No tengo ni una gota de sangre maya, pero desde la primaria tuve un profesor yucateco que nos hablaba sobre la historia sobre los mayas kichés, y me interesó bastante. Fui con ellos y comencé a estudiar su cultura, también me percaté de las condiciones infrahumanas en las que viven los mayas actualmente y desarrollé campañas para apoyarlos a pesar de la indiferencia del gobierno. Es gente muy noble, lo único que nunca pude hacer es hablar maya.

[b]¿Ha tomado clases?[/b]
Si, las curso y me cuesta mucho trabajo, pero estoy en eso.

En una ocasión organicé un congreso maya en el hotel Casa Turquesa, preparé el comedor y las mesas e invité a todos los mayas de la península junto con sus intérpretes, pues entre ellos mismos no se entendían. Fue un congreso extraordinario en el que fui nombrado tatich, gran jefe. Jamás platiqué de política con ellos, y creo que es lo que me ha valido su simpatía.

[b]¿Qué es lo que más le llama la atención del pensamiento maya?[/b]
Lamentablemente la cultura no se ha transmitido, sólo algunas ideas.

[b]¿Qué es lo que más admira y le gusta?[/b]
La belleza, a la mujer… durante mi campaña a la gubernatura, me preguntó una periodista muy conocida “tienes fama de ser mujeriego, ¿es cierto?” Le respondí, “no soy mujeriego, soy muy mujeriego, me encantan las mujeres, las adoro y las entiendo”.

[b]¿Fue difícil sanar la herida de ese sueño frustrado, de ejercer el poder político cómo gobernador?[/b]
Si fue, pero no me arrepiento. Aunque me tendieron una trampa; al norte lo tenían bien controlado; pero en el sur, me vendieron. Me vendió quien sería mi secretario de agricultura, por 25 mil pesos.

[b]¿Cuándo se enteró de esto?[/b]
A los cinco meses de que sucedió.

[b]Siendo usted un hombre de comunicación, con ideas de poder, ¿peca de cierta inocencia y de falta de malicia?[/b]
Quizá sea demasiado ingenuo.

[b]¿Aún no es?[/b]
A estas alturas, ya no importa.

[b]Cuénteme de esta hacienda.[/b]
Estaba buscando un terreno para una repetidora de la radio, y no me habían gustado los que vi. Ya iba de regreso para Cancún y me dijeron que aquí vive un amigo mío. Vine a verlo y me la vendió al precio. Tardé 20 años en dejarla como la ves.

[b]¿Se considera un hombre de izquierda?[/b]
Totalmente.

[b]¿Cuál es el pensamiento de la izquierda en la actualidad?[/b]
Ya no podemos hablar de un comunismo, sino de un socialismo moderno. La necesidad de redistribuir más el ingreso y hacer más ricos a los pobres. Tratar de mejorar la calidad de vida de las personas, la educación y sobre todo la tecnología, pues es lo que dominará los próximos años.

[b]El dinero, ¿Para qué le sirve?[/b]
Para disfrutarlo, por eso nunca lo tengo. Lo invierto, soy modesto en mi forma de vivir.

[b]¿Familia?[/b]
Tengo cuatro hijos, tres hombres y una mujer; muy bien formados todos.

[b]El dinero es para disfrutarlo y para hacer más ricos a los pobres. ¿Cómo lo haría?[/b]
Creando empleos. “Hay que enseñar a pescar al pobre, no darle pescado”.


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