Quintana Roo > Fauna nuestra
Miguel Améndola
14/06/2024 | Tulum, Quintana Roo
Nombre científico: Eleutherodactylus planirostris
Origen: Cuba y las Islas Caimán
Dieta: Hormigas, arañas y ácaros
Tamaño: 2.5 centímetros
Característica: Es exclusivamente terrestre
La Rana chirriadora de invernadero (Eleutherodactylus planirostris), introducida accidentalmente en la península yucateca, ha encontrado en esta zona un lugar ideal para habitar, dio a conocer Luis Fernando Díaz Gamboa, director de la Red para la Conservación de los Anfibios y Reptiles de Yucatán.
Dijo que esta especie se alimenta de insectos y pueden encontrarse en diferentes hábitats, pero suele tener preferencia por las hormigas y los ácaros, aunque de igual manera consume otros artrópodos, como arañas y milpiés, que complementan su dieta, principalmente insectívora.
Informó que en específico esta Rana chirriadora de invernadero es nativa de lugares antillanos, de Cuba y las Islas Caimán. A México llegó como una especie exótica, se cree que ha llegado a través de tierra que es traída de los invernaderos de los lugares donde es su hábitat natural y por ende es muy común verlas en zonas donde hay plántulas y se riega constantemente; les gusta estar allí por la humedad y sombra.
El experto indicó que ha proliferado mucho la cantidad de ranitas en la península de Yucatán, adicionado a que es una especie sumamente adaptable a ambientes intervenidos por el desarrollo humano, convirtiéndose fácilmente en un tipo de anfibio considerado como invasivo fuera de su región nativa.
Precisó que los primeros registros que se hicieron fueron en Playa del Carmen y Cancún, en Quintana Roo, así como en la zona sur de Yucatán. Es una especie de rana del género eleutherodactylus, que son ranas de dedos alargados y redondeados en sus puntas, como almohadillas, y que generalmente habitan al ras del suelo.
Díaz Gamboa precisó que esta rana es muy pequeña, alcanzando tamaños de 2.5 centímetros (1.5 en machos y 2.5 en hembras). Es una especie bastante distintiva por su piel rugosa de color marrón rojizo y ojos negros. Destaca por su hocico ancho y plano, ojos prominentes y patas largas y delgadas. Aunque ambos sexos tienen un aspecto similar, los machos tienen un saco vocal más grande, visible como una mancha más oscura en la garganta.
El comportamiento de esta ranita es principalmente nocturno; realiza actividades de caza y reclamo tras la puesta de sol. Adopta un estilo de vida solitario, excepto durante las épocas de apareamiento. Utiliza vocalizaciones únicas para comunicarse y establecer su territorio, donde su estrategia de supervivencia incluye ser un depredador que se sienta y espera y tiene una excelente capacidad de camuflaje en la hojarasca, lo que le permite eludir a los depredadores, incluso su llamado es muy suave y en ocasiones se confunde con el sonido de los grillos.
Foto: Lawrence Hylton
El entrevistado agregó que Eleutherodactylus planirostris es una especie de desarrollo directo, es decir que es exclusivamente terrestre y los huevos fertilizados eclosionan directamente a ser pequeñas ranas, no tienen fase acuática. Los huevos requieren 100 por ciento de humedad para eclosionar.
Aunque no se tiene información documentada de sus impactos, el potencial de colonización y explosión de la población de esta especie la convierte en una amenaza potencial para especies endémicas de un nivel trófico similar en las zonas en las que se ha introducido.
Se tiene información de que depreda invertebrados, incluyendo insectos, arañas y caracoles, además de competir por alimento con aves y peces. Se detectó en México por primera vez en 1974 en Veracruz y en 2010 se encontraron los primeros individuos en la península de Yucatán.
Las invasiones de esta especie no se han estudiado con detalle. Eleutherodactylus planirostris está en la lista de especies invasoras en los estados de Florida, Louisiana y Hawaii, en Estados Unidos.
Como cada viernes, La Jornada Maya te invita a conocer la fauna endémica del sureste mexicano. Aquí te compartimos la colección que tenemos hasta el momento. ¡Disfrútala!
Edición: Ana Ordaz