Joana Maldonado
Foto: Carlos Águila Arreola
La Jornada Maya

Chetumal, Quintana Roo
Lunes 15 de agosto, 2016

El Centro de Reinserción Social de Cancún, ubicado en uno de los polos turísticos más importantes del país, es un foco rojo en materia de seguridad penitenciaria. En el último mes se han registrado riñas, motines, fugas e incluso un suicidio. El Cereso está al doble de su capacidad y tiene presencia notoria de grupos de autogobierno.

“El problema más grave, se está viviendo en la cárcel de Cancún, donde ha habido riñas, fugas, suicidios y otras diversas problemáticas; sin querer sonar alarmante, la cárcel de Cancún es un foco rojo, una bomba de tiempo, que en cualquier momento va estallar un conflicto social muy grande”, precisó el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del estado (CDHEQROO), Harley Sosa Guillén.

Agregó que así se lo ha hecho saber a la Secretaría de Seguridad Pública, comandada por Juan Pedro Mercader Rodríguez, dado que existen grandes inconformidades en la cárcel de Cancún, “no queremos que pase lo de Topo Chico, en Nuevo León, donde hubo 50 muertos”.

Sosa Guillén manifestó que al tomar posesión en su cargo, aproximadamente hace dos años, de las primeras acciones que implementó fue la creación de una Coordinación al Interior de la propia Comisión, encargada de atender los asuntos penitenciarios.

En marzo de 2016, la CDHQROO, emitió una recomendación general, dirigida al Poder Ejecutivo y presidentes municipales, pues “uno de los mayores problemas es la sobrepoblación de las cárceles, se busca tener personal mejor capacitado, es decir, más custodias y custodios al interior de las cárceles, así como servicios de salud; todo esto para dignificar la vida de los internos, y que tengan una verdadera reinserción social”.

[b]Necesaria una nueva cárcel[/b]

El hacinamiento o sobrepoblación, considera Harley Sosa, se podrá combatir con la creación de una cárcel nueva.

“Cancún necesita y requiere una cárcel nueva, porque no es posible que una cárcel como la de Cancún con una capacidad para 800 internos, albergue a 1900, esta es la madre de todos los problemas”, precisó.

Uno más de los pendientes a corregir, añade el Ombudsman, es el de eliminar los autogobiernos que existen por la falta de custodios, “al no existir el número suficiente de custodios, da pauta a que se generen los reacomodos, los custodios deben estar capacitados, para que haya un control verdadero, por parte de la autoridad”.

A estos problemas, se añade la lentitud en la resolución de los procesos pues hace poco menos de dos años, alrededor del 80 por ciento de quienes se encontraban en la cárcel no tenían una sentencia, es decir, no había una solución ni un procedimiento.

“Al día de hoy se ha disminuido en un 13 por ciento ese problema, el 67 por ciento de las personas que están al interior de las cárceles están a la espera de una sentencia”.

[b]Los últimos acontecimientos. [/b]

El pasado 12 de julio, las autoridades penitenciarias activaron el código rojo por la fuga de once reos del penal de Cancún. Uno de ellos fue atrapado afuera de la cárcel, diez más lograron huir. A la fecha se han recapturado cuatro de los diez fugados, todos ellos pertenecientes a la banda de Los Sureños, la mayoría sentenciados por delitos graves como homicidios, robos y violaciones.

Las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y la Fiscalía General de Justicia, abrieron una investigación contra el personal del Cereso, incluido el director Joel Flores, quien fue separado del cargo, pues de acuerdo a las indagatorias, existe una posible complicidad.

Dos días después, un reo condenado a 25 años de prisión que se encontraba en el hospital general, también logró huir. Antes, en junio de este año, otros dos reos acusados de homicidio y robo, también escaparon al saltar la barda perimetral del Cereso.

El pasado 6 de agosto, se reportaron disturbios en el interior y fue activado el código rojo. El reporte oficial fue que unos internos se inconformaron con el traslado de otros reclusos al Cereso de Chetumal.

Hace una semana, otro reo se suicidó al interior del Cereso al ingerir navajas y cortarse las venas, según el reporte oficial. En junio pasado, otro reo se quitó la vida “colgado” en el baño de su celda.

[b]El diagnóstico penitenciario[/b]

El último Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), calificó con puntuaciones reprobatorias a las cárceles del estado, asignó un 4.38 al Centro de Reinserción Social de Benito Juárez; mientras que la cárcel municipal de Solidaridad obtuvo 4.38 y el Cereso de Chetumal, 4.53. Los resultados no variaron en relación al 2014.

El Cereso de Cancún, tiene una capacidad de mil 48 internos, y según el último Diagnóstico, contaba con mil 998, es decir casi el doble de su capacidad.

La CNDH señala que en el Cereso de Cancún, existe sobrepoblación, hacinamiento, carencia de servicios de salud, no hay una precisa separación entre hombres y mujeres, insuficiencia de programas para prevención de incidentes violentos, carece de protocolos de prevención de violación a los Derechos Humanos.

Por otra parte, detecta que dentro de las condiciones de gobernabilidad, el penal carece de normatividad interna y personal capacitado, lo que ha generado autogobiernos y actividades ilícitas al interior.

La cárcel de Cancún no cuenta con instalaciones necesarios para el funcionamiento, carece de higiene para alojar internos, no cuenta con equipamiento en el área médica, ni en la cocina y comedores y hay deficiencias en la alimentación.

Además, hay una deficiente integración de los expedientes de los internos, no hay una clasificación entre los presos procesados y sentenciados, hay falta de actividades laborales y de capacitación.

De acuerdo al Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario estatales 2015, que publica el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) este año, los dos Centros de Reinserción Social en Quintana Roo –Chetumal y Cancún–, cuentan con 142 empleados, 49 de ellos con cargo directivo y administrativo,
mientras que el resto (93), son custodios de primer nivel (2), intermedios (4) y operativos (53 hombres y 27 mujeres), así como 7 como personal de apoyo.

Según el INEGI, los dos Centros de Reinserción Social del estado, operan con un presupuesto de 82 millones 454 mil pesos, de los cuáles, más de 259 mil son para servicios personales del capítulo mil, es decir, pago de sueldos; mientras que casi 30 millones de pesos, se destinan al pago de suministros.

En ambos, hay tres mil 90 reclusos, de los cuáles solo 595 se encuentran estudiando y mil 638 mantienen alguna actividad ocupacional.


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