Carlos Águila Arreola
Foto: Juan Manuel Valdivia
La Jornada Maya

Cancún, Quintana Roo
Viernes 7 de septiembre, 2018

El arribo atípico de sargazo a las costas del Caribe, en especial a las de Quintana Roo, es consecuencia del derrame petrolero de Louisiana en 2010 tras la explosión en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, reveló a [i]La Jornada Maya[/i] el oceanólogo de Goimar, Logística y Servicios, Alejandro Bravo Quezada.

En un viaje de visita a punta Nizuc, para atestiguar el avance de la colocación de las barreras antisargazo, se constató la colocación del primer kilómetro de vallas, de un total de 8.3 kilómetros, de punta Cancún a la de Nizuc.

En tanto, a bordo del yate El capricho, el capitán de altura Francisco Juno, asesor de la firma, sostuvo que se trata “de salvar las costas quintanarroenses, atacadas fuertemente por las macroalgas. Las acciones a tomar son defender al Caribe mexicano del ataque natural (de talofita), que ya está causando severas afectaciones” al sector turístico.

El hombre de mar dejó en claro que “somos la única empresa que estamos colocando barreras ecológicas” –desligándose de la empresa ARCO, que hace lo propio frente a las costas de Playa del Carmen– y que es un asunto sin precedente pero natural, “y lo vamos a atacar sin afectar al medio ambiente”.

Explicó que se buscará captar la corriente que trae al sargazo hacia las costas del Caribe mexicano para tratar de reencauzarlo a flujos más activos, en mares más abiertos tratando de alejarlo de los litorales para que continúe su ciclo natural de vida: “El sargazo no vive eternamente, es una planta marina que se origina inicialmente” en el mar del mismo nombre.

El capitán Juno comentó que “nos vamos a aliar y apoyarnos con la naturaleza para llevar a esa planta a donde no represente afectación, ni para México, ni nosotros con ese acto, causemos problemas a otros”.

[b]Anclado[/b]

De su lado, el buzo industrial Gustavo Alberto González de la Rosa, expuso que a la fecha se ha colocado un kilómetro de barrera de punta Nizuc hacia la de Cancún (de sur a norte) y detalló que en área de Nizuc no se puede abarcar más porque se invadiría el área natural protegida del mismo nombre.

Explicó que si en los trabajos de perforación para sostener la barrera se hallan corales, la línea de fijación del anclado se modifica porque “se trata de no lastimar nada”, y preció que los 200 metros iniciales que se colocaron con final en forma de “L”, es “un trampa” para colectar el sargazo y porque hasta ahí es el límite para no invadir la zona protegida.

Puntualizó que los trabajos de anclado tienen una extensión de 1.6 kilómetros en el lecho marino, pero físicamente sólo el kilómetro de vallas ya instalado, y adelantó que la colocación concluirá a finales de septiembre o primera semana de octubre, “y luego pasaremos a otras zonas como Puerto Morelos, Playa del Carmen, Tulum y Mahahual”.

El oceanólogo Alejandro Bravo presentó una boya “inteligente” creada ex profeso por artesanos de Puerto Juárez, que se colocará una cada 400 metros y tiene un alcance visual de cinco millas náuticas, que “cumple con todas las normas de balizamiento”.

Dijo que la idea es, primero, capturar el sargazo y luego reencauzarlo hacia aguas abiertas del Atlántico, a una distancia de 20 millas náuticas de las costas, y señaló que en caso de mal tiempo las barreras serían retiradas en un lapso de medio día, pero el boyado se quedaría.

[b]Típico[/b]

Durante la visita, la embarcación Goimar 703 terminaba de colocar la parte final del primer kilómetro de barreras antisargazo, además de labores de balizamiento: “Con ese primer kilómetros instalado ya se puede remolcar (la talofita) a 20 millas náuticas, con una malla especial, lugar donde de libera y se espera que las corrientes hagan su parte”.

El oceanólogo Bravo Quezada detalló que “el reto para nosotros es volver a tene un polo turístico sano”, para lo que trabajan 60 personas con cinco embarcaciones, entre los que destacan 20 buzos industriales, 12 científicos con cinco años de experiencia en el combate a sargazo –y 25 en derrames petroleros– en República Dominicana y Florida, entre otros sitios.

De entrada, dijo que quitaría el término “atípico” porque llegó en 2015, 2017 y este año llegó muchos más, y al ser ya tan recurrente hay que acostumbrarse a su presencia.

Señaló que “una de las causas del arribo masivo sería el derrame de petróleo en el golfo de México, que provocó la marea negra en Luisiana el 20 de abril de 2010, con la explosión en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, que terminó hundiéndose y liberando hidrocarburos de forma incontrolada”.

Entonces, se descubrió un tipo de microbio consume petróleo y que se reprodujo rápidamente en la zona donde se derramaron millones de litros de crudo del pozo denominado Macondo.

Los científicos señalaron entonces “el gran potencial para que las bacterias ayuden a deshacer el crudo. El microbio prospera en agua fría, con temperaturas registradas en las profundidades de cinco grados centígrados (41 Fahrenheit), y que podrían haberse adaptado con el tiempo, debido a filtraciones periódicas y a las fugas naturales de petróleo”.

“Se cree que por el exceso de nutrientes que llegan al mar por medio de ríos, ha arribado tanto sargazo, que puede duplicar su biomasa en 20 días. El impacto ecológico en playas y lugares donde se concentra es por mucho tiempo debido a sus componentes químicos, y afecta la flora, fauna, arrecifes, playas y el manto acuífero”.


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