Texto y foto: Joana Maldonado
La Jornada Maya

Chetumal, Quintana Roo
Viernes 24 de agosto, 2018

En ocasiones, las capas subterráneas de los cuerpos de agua se fracturan, ocasionando un fenómeno que se conoce en la región como “xuch”, que en el caso de la laguna Chacambacab, se produjeron tres socavones afectando una extensión de 600 metros de largo por 150 metros de ancho. Sus fracturas son similares a las que originaron la formación del Río Hondo y la laguna de Bacalar.

El Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó que técnicamente se trata de un núcleo agrario que integra tres cuerpos de agua y que forman parte de un acuífero asociado al sistema kárstico de la Península de Yucatán en donde en ocasiones ocurre el fenómeno que se conoce como “xuch”.

El INAH, realizó una revisión del área cercana a la zona arqueológica de Chakanbakán –ubicada a tres kilómetros de este cuerpo de agua que fue atraída por cuatro socavones de nombre Chacambacab el pasado martes-, sin observar daños.

La delegada del INAH en Quintana Roo, Adriana Vázquez Morlet informó que la zona arqueólogica de Chakanbakán se ubica a tres kilómetros de donde ocurrió la aparición de pocillos que absorbieron tres cuartas partes de la Laguna Chacambacab debido a un fenómeno conocido como “xuch” que ocurre cuando las capas subterráneas de tierra situadas debajo del cuerpo de agua son flexibles, se rompen generando una caverna al cauce de un río subterráneo.

La funcionaria precisó que la zona arqueológica ubicada en el ejido de Laguna Om, fue revisada por el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer, del INAH quien realizó una inspección al sitio corroborando que no hay afectación alguna. Cabe decir, que el arqueólogo ha llevado los estudios de dicha zona desde los años 80.

En entrevista con La Jornada Maya, la delegada del INAH abundó en que la inspección a la zona que se localiza a 90 kilómetros de Chetumal, capital de Quintana Roo, consistió en un recorrido detallado por cada una de las estructuras.

La delegada hizo notar que mediáticamente ha habido un error en el nombre de la laguna que es similar al de la zona arqueológica, pero que se escriben y pronuncian distinto, Chakanbakán y Chacambacab.

“Alrededor de la laguna hay pequeñas estructuras que forman parte de Chakanbakán, pero esas tampoco tuvieron ninguna afectación, son plataformas que tienen otro tipo de elementos, esas también las revisó y tampoco tienen afectación”, indicó.

Vázquez Morlet dijo que el INAH participa en el trabajo interinstitucional que realizan dependencias de los tres órdenes de gobierno para determinar si existe daño por este fenómeno natural.

“Vamos a estar muy al pendientes de las medidas de mitigación, hay otras dos lagunas en esa misma zona, una es el cuerpo de agua Om que da nombre al Ejido y una laguna más chiquita que sí forma parte de la poligonal del sitio”, expresó.

En este sentido, dijo que es probable que algunas de las especies animales afectadas por lo ocurrido en Chacambacab sí pueden ser reubicados en las otras dos lagunas, y que se tendrá contacto con la Semarnat para trabajar en conjunto.

[b]Advierte Conagua que puede ocurrir nuevamente[/b]

El gobernador Carlos Joaquín, refirió sobre este fenómeno del que dijo, es importante que se realicen estudios del subsuelo que orienten sobre el por qué ocurrió el fenómeno y por qué en esa zona.

Afirmó que de acuerdo al dictamen de Protección Civil, ello no representa riesgo sin embargo insistió en que se deben realizar estudios que produzcan con certeza lo ocurrido y resaltó que el tema se encuentra en manos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

En tanto, el delegado de la Conagua en la entidad, José Luis Blanco Pajón comentó que debido al tipo de subsuelo e hidro-geográfico, estos fenómenos pudieran presentarse en otros puntos de la entidad como Bacalar, Holbox, Xcalak.

En Chacambacab se localizaron tres socavones, el más grande de diez metros de diámetros, el segundo de entre cinco y seis y el más pequeño de unos tres metros, todos ubicados en el lado norte de la laguna y que comprende unas 20 hectáreas de las 50 que tiene este cuerpo de agua.

“Es un suelo kárstico, van a seguir ocurriendo estos fenómenos, no sabemos en donde o cómo, pero es parte de la naturaleza, estamos viendo si el manto freático que se tiene, suponemos que no está tan lejos y está habiendo un acomodamiento entre el espacio de la superficie, no podemos decir si ocurrirá, las corrientes subterráneas van lavando el suelo kárstico”, precisó.

El delegado de la Conagua, sugirió que se haga una represa para evitar que se siga generando un escurrimiento. La zona afectada es el área norte y que comprende un 40 por ciento del total de la superficie de esta laguna.

Se sabe que una vez que se termina de ir el agua, como desaparece el peso que motivó que se abrieran o rompieran, esas capas subterráneas y flexibles de tierra regresan a su lugar y se vuelven a unir, por lo que hay probabilidades de que la laguna pudiera retornar a su estado anterior.


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