Roger Mora
Foto: Rosario Ruiz
La Jornada Maya
Tulum, Quintana Roo
Miércoles 18 de abril, 2018
Derivado a las enfermedades que las heces de la fauna canina transmiten a la piel humana, dermatólogos consideran necesario que se hagan respetar los reglamentos municipales en los que se exige a los propietarios de estas mascotas, no introducirlas a las playas.
Y es que, en la costa de Tulum, pese a que las playas cuentan con letreros en los que se indica la prohibición del ingreso de las mascotas a la zona de playas, la falta de vigilancia propicia que este anuncio sea completamente ignorado, además de que la mayoría de los casos son extranjeros radicados en Tulum quienes violentan las indicaciones.
Ante estos hechos, dichas mascotas defecan en los arenales, donde la mezcla del desecho fecal con la arena produce un parásito que, al introducirse en la piel, se denomina filariasis, la cual crea una sensación de comezón, pero que en realidad es una bacteria que se va introduciendo en la piel poco a poco, dejando una línea por donde va comiendo la piel.
Alejandro Hernández Jiménez, dermatólogo local, explica que este padecimiento recae en una de cada 20 personas que caminan por las playas, pues los propietarios de las mascotas no hacen caso a las indicaciones y al final lo que resulta es una infección a los que tengan contacto con el excremento del animal.
“Tenemos casos en los que alguna persona al caminar por la playa aplasta las heces de los perros o bien se sientan cerca y el parásito pues entra en contacto con la piel, creando una sensación de comezón o alergia, pero que al final es la enfermedad que tienen y requieren estudios para diagnosticarlo”, explicó el galeno.
Jueza adscrita al penal estatal de Chalco amplió a octubre la etapa del cierre de investigación
La Jornada
Unos 3 mil productores serán beneficiados con sistemas modernos y eficientes
La Jornada Maya
Robert De Niro recibirá una Palma de Oro honorífica en el evento
Ap / Afp
Amenazó con suspender bienes y salarios a los más de 10 millones de indocumentados
La Jornada