El pecarí (Pecari tajacu) es un ejemplar que forma parte de la diversidad de fauna con la que cuenta la península de Yucatán; sin embargo, este mamífero se encuentra en peligro de extinción por los incendios forestales, caza furtiva y devastación de su hábitat por los desarrollos inmobiliarios.
Gonzalo Merediz Alonso, director ejecutivo de la asociación civil Amigos de Sian Ka’an, explicó que en la península habitan dos especies: la de collar (Dicotyles tajacu) y de labios blancos (Tayassu pecari). Este último es más escaso y difícil de encontrar. Es más grande de tamaño y vive en manadas hasta de 300 ejemplares. Requiere de un hábitat con unas condiciones bien conservadas para poder vivir.
Merediz Alonso mencionó que principalmente se encuentra en Sian Ka’an, Quintana Roo y Calakmul, Campeche y Balankanché, Yucatán, ya que son Áreas Naturales Protegidas, porque de otro modo ya se hubieran extinguido por completo.
Describió que este mamífero se caracteriza por una mancha clara, en forma de barba, en la base de la boca o en torno a los labios. Tiene una altura promedio de 55 centímetros, y una longitud de 90 a 139 centímetros. El adulto pesa entre 25 y 40 kilos.
En el rango alimenticio, es omnívoro y aunque prefiere consumir frutos, también se alimenta de raíces, tubérculos, nueces, hierba e invertebrados. La gestación dura aproximadamente 250 días, después de los cuales nacen una o dos crías.
Lamentó que en Sian Ka’an, en el camino hacia Vigía Chico, hay ideas de desarrollar esa zona, lo que pone en riesgo a este ejemplar.
La especie collar es más común y se distribuye en muchas selvas de Quintana Roo.. El biólogo dijo desconocer estudios que midan cuántos hay, pero su población es abundante y saludable incluso en las zonas rurales.
Expuso que este ejemplar sirve para la cacería de autoconsumo de los mayas que se encuentran en las zonas selváticas de las comunidades, aunque también hay gente que lo caza ilegalmente para fines comerciales.
Apuntó que la especie de collar es abundante frente a la especie de labios blancos, pero ambos tienen a la península, y especialmente a Quintana Roo, como un refugio importante para la fauna silvestre.
Los labios blancos presentan una altura de medio metro y una longitud de 70 a 110 centímetros y cola de 2 a 5 centímetros. Se caracterizan por un pelaje de cerdas castañonegruzcas y una mancha blanca que recuerda a un collar en la base del cuello. En el lomo tiene una cavidad glandular de 12 centímetros de la que secreta un aceite de olor almizclado.
Añadió que en México se le encuentra prácticamente en todo el país con excepción de la península de Baja California y su tipo de alimentación consiste en frutos, tubérculos, pastos e invertebrados.
Expuso que pueden reproducirse al año y medio de edad. La gestación dura 138 días y la hembra puede parir generalmente dos crías por parto.
Actualmente hay interés por desarrollar proyectos inmobiliarios en las cercanías de las reservas que estas especies usan como su hábitat, lo que pone en riesgo su existencia, principalmente la del pecarí de labios blancos.
Merediz Alonso comentó que este tipo de fauna como tantas otras se ve amenazada por factores como la cacería comercial ilegal, la destrucción de sus entornos para actividades agrícolas, desarrollos inmobiliarios e incendios forestales.
Por su parte la bióloga Rocío Peralta, experta en mamíferos, comentó que el pecarí de labios blancos está en peligro de extinción, para el cual se necesita más esfuerzos para su conservación, a diferencia que el de collar, que es más resistente y adaptable al ecosistema.
“Los ecosistemas y hábitat de estas especies son únicos, ya no tienen dónde desplazarse, por lo que tienen que caminar largas extensiones para conseguir su comida, cuya dieta es de semillas, frutos y hojas pequeñas en la parte baja de las selvas”, dijo.
Resaltó que son importantes para el equilibrio de la naturaleza porque son dispersores de semillas: “también nutren la selva y con sus heces regeneran, son presas para otras especies como jaguares y pumas que están en la cadena alimenticia”.
Indicó que la pérdida de su hábitat y la cacería ha llevado al pecarí de labios blancos a ser incluido en las listas de especies en riesgo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), por ejemplo, la considera como vulnerable, mientras que en países como México se encuentra catalogado en peligro de extinción.
Puntualizó que por ejemplo en las cercanías del santuario de la Tortuga Marina en Xcacel-Xcacelito se han tenido registros históricos de su presencia, pero en fechas actuales no se han visto.
Como cada viernes, La Jornada Maya te invita a conocer la fauna endémica del sureste mexicano. Aquí te compartimos la colección que tenemos hasta el momento. ¡Disfrútala!
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