La batalla contra el sargazo no está ganada: Investigadores

La Uqroo en Playa del Carmen organizó foro con diversas ponencias sobre el alga
Foto: Juan Manuel Valdivia

La batalla contra el sargazo no está ganada y es constante, por lo que investigadores y académicos siguen estudiando su composición y comportamiento para determinar las acciones a seguir para su combate, se dio a conocer en el foro Sargazo, una Oportunidad para Innovar, organizado por la Universidad Autónoma de Quintana Roo (Uqroo).

En el foro, llevado a cabo este martes en el campus de la Uqroo en Playa del Carmen, se presentaron diversas conferencias que fueron desde el origen de la macroalga hasta su aprovechamiento y afectaciones al sector turismo y la salud. La primera de ellas estuvo a cargo de Brigitta van Tussenbroek, quien explicó de dónde surge el sargazo y su dinámica como ecosistema.

De acuerdo con la investigadora, el sargazo puede presentarse en el mar desde manchones hasta enormes masas de cientos de metros cuadrados; se detectó un crecimiento en su volumen a partir de 2011, es decir, es un fenómeno relativamente nuevo que alcanzó su mayor pico en 2018.  Actualmente, el alga se acumula en dos regiones: el mar de los sargazos (ubicado en el Caribe, a la altura de Florida, en Estados Unidos) y la NERR (North Equatorial Recirculation Region), la región del Atlántico entre África y Sudamérica. Históricamente, había nula o mínima conexión entre ambas zonas.

Las afluencias de sargazo son recurrentes y muestran una gran variabilidad estacional e interanual. Aún se desconoce el origen de los recales masivos, pero hay algunas hipótesis, que son: el incremento de la temperatura del mar por el cambio climático, aumento de nutrientes en los ríos Orinoco, Amazonas y Congo, que desembocan en la región NERR; el alza en aporte de nutrientes (mayormente hierro y fósforo) transportados por el polvo del Sahara, polvo que se ha generado en mayor medida por la desertificación en África.

Otras causas pueden ser: una fase negativa del fenómeno NAO (Oscilación del Atlántico Norte), que produce vientos inusualmente fuertes que pudieron conectar ambas regiones (mar de los sargazos y NERR), o bien, cambios en las surgencias (movimientos) que llevan los nutrientes de las aguas profundas a la superficie. 

De parte de la Secretaría de Marina (Semar) estuvo presente en el foro el vicealmirante Enrique Flores Morado, quien detalló la estrategia de la dependencia federal contra la macroalga, fundamentada en recolectarla en su mayoría en altamar, para evitar que llegue a las costas, pues una vez allí es muy complicado levantarla con la prontitud necesaria. Se determinó mantener limpias las playas públicas el mayor tiempo posible y que el sargazo que llegara a ellas no tardara allí más de 72 horas. “Es un esfuerzo titánico dadas las dimensiones del sargazo que llega", dijo.

Para definir una estrategia fue necesario conciliar todos los puntos de vista (financiero, ambiental, ecológico, político, turístico y social) pidiendo la colaboración de los diversos sectores. Aceptó que es necesario tener mayor información sobre el fenómeno y más participación internacional, pero también la urgencia de dar resultados. El plan de acción de Semar comprende acciones a corto, mediano y largo plazo. El esquema de operación de la estrategia contempla la limpieza de playas, barreras de contención, embarcaciones sargaceras costeras y buques sargaceros oceánicos. Estos últimos son tres y están ubicados entre la punta sur de Cozumel y las costas de Tulum.

“La investigación está considerada en el largo plazo porque pensamos que después de cinco años ya podíamos tener resultados adecuados para atender este fenómeno; debo recalcar que empezamos en 2019, ya llevamos tres años, y si en esos tres años no hemos avanzado en ese sentido de cómo resolver el problema entonces nos estamos quedando atrasados, es importante la investigación pero hay que hacerla en el sentido de resolver el problema, no solamente para conocer causas”, expresó el almirante.

El hidrobiólogo Esteban Amaro Mauricio presentó la estrategia 60 por 60, que consiste en una gran barrera oceánica de 60 kilómetros que se instalaría en altamar con un ángulo de 60 grados e impediría que la talofita llegue a la costa, pues consideró "el sargazo en el mar no es problema, se empieza a descomponer a las 48 horas".

Esta barrera, cuya ubicación ideal sería entre Punta Celarain, perteneciente a Cozumel y Boca Paila, en Tulum, blindaría a siete municipios de Quintana Roo (Lázaro Cárdenas, Isla Mujeres, Benito Juárez, Puerto Morelos, Solidaridad, Cozumel y Tulum) del arribo de la macroalga y haría la función de desviar el sargazo para que la corriente marina lo aleje de la costa.

 

Lee: Ya sin sargazo, playas de Tulum fascinan a los bañistas


Edición: Estefanía Cardeña


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