de

del

A un año de la muerte de Karla Gutiérrez, piden justicia

La joven estudiante de la UADY realizaba su servicio social en una comunidad de Yucatán
Foto: Abraham Bote Tun

A más de un año de la muerte de Karla Gutiérrez, pasante de medicina quién perdió la vida el 15 de septiembre del 2020 mientras realizaba su servicio social en el centro de salud de Tahdziú, no hay avances de su caso, ni por parte de las autoridades estatales ni de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). La familias tampoco recibió algún tipo de indemnización.

Su madre, María Guadalupe Kú Cobá llegó el 20 de septiembre al parque central del Centro Cultural de la UADY, con un vestido amarillo, el color favorito de Karla, su doctora favorita, como la recuerda.

Este día, junto a conocidas, amigas y compañeras hicieron una ofrenda en el edificio central de la casa de estudios, donde colocaron su foto, flores, y prendieron veladoras en memoria de Karla.

Hace un año informamos que Karla pidió ayuda. Aseguró estar en un lugar inseguro, donde ya había señales de violencia contra el personal médico y realizó sus labores en medio de una pandemia mundial, sin la protección necesaria. Por miedo a que le den de baja y no poder titularse aguantó estas irregularidades.

La versión oficial fue que se había suicidado, sin embargo, las autoridades no aportaron pruebas ni hay evidencia, señaló María Guadalupe.

 

Foto: Abraham Bote

 

En entrevista para La Jornada Maya, informó que la Fiscalía del Estado no ha hecho todos los estudios correspondientes, ni los dictámenes que pide su abogado.  

“No se ha podido comprobar realmente que ella se haya suicidado”, señaló.

La señora, insistió en que tampoco se han entrevistado a las personas que convivieron con ella en el centro de salud de la comunidad en sus últimas horas.

“Al año ha habido muy poco avance por parte de nadie, no me dan un respuesta real, incluso he solicitado el pago de Seguro de vida al sector Salud y sólo me han estado dando vueltas”, indicó.

También, agregó que ha hecho varios trámites, llevó el acta de defunción, mandó los correos que le pidieron, luego le dieron respuesta pero no sabían cómo se iba a pagar, después que “México es quien tiene detenido el pago…he sentido que han jugado conmigo, que no se ponen en mi lugar de lo que yo como madre estoy viviendo”, indicó.

La mujer pide que las autoridades de gobierno y universitarias que hagan todo lo posible para evitar más víctimas con su hija.

 

Foto: Abraham Bote

 

Por parte de la UADY, dijo que no ha tenido ningún tipo de acercamiento, “ni siquiera una flor que me hayan dado, si comentan que han estado pendiente de mí, la verdad es que no”, manifestó.

María Kú hace un llamado a la Comisión de Derechos Humanos de Yucatán (Codhey) para presionar a la Fiscalía para que se hagan los estudios que comprueben qué pasó. “No puede ser que a un año las cosas estén igual. Pido el avance, la claridad”, sentenció.

“Que ninguna más, que ninguna joven sea víctima, y que ninguna madre esté como estoy, a veces es fácil decir que todo va a pasar, pero por dentro mi corazón está desgarrado. Desde septiembre mi vida dio un cambio que no se lo deseo a nadie”, concluyó la madre.

 

Estudiantes exigen espacios seguros

Rosa Cruz Pech, fundadora de UADY Sin Acoso, comentó que por lo menos, en los últimos dos años, han documentado otro caso de una mujer pasante de medicina, a quien se le agredió sexualmente durante su servicio social. “Merecemos un servicio social en espacios seguros para mujeres, pero la UADY no ha fijado una posición al respecto”, sentenció.

 

Foto: Abraham Bote

 

En su opinión, la universidad ha sido omisa y poco sensible ante este tipo de casos. “Es algo que hemos visto no sólo en este caso, sino en todos los que hemos documentado de agresión, el tema del servicio social estamos pidiendo a la universidad que tenga un protocolo directo y  especial para esto, que se garantice que existan lugares seguros para las mujeres”, indicó.

 

También te puede interesar: 'No creo que esto sea motivo para que te suicides', le dijeron a Karla

 

Edición: Laura Espejo