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Olimpia Melo impartió taller para prevenir violencia digital en Yucatán

''El miedo debe cambiar de bando y para esto es importante trabajar desde la empatía'', señaló la activista
Foto: Cecilia Abreu

Olimpia Coral Melo Cruz, activista promotora por la defensa de las mujeres en el ciber espacio vino a Mérida para brindar el taller “¿Qué hacer si somos víctimas de violencia digital?”, pero enfocando la atención de forma principal en la prevención.

“Es muy importante que tengamos educación digital para dominar las tecnologías y que además tengamos alfabetismo digital para eliminar la brecha digital de género”, dijo.

Lo primero, apuntó, es cuestionar el sexting porque, si bien es un acto de libertad, es necesario cuestionarlo “porque mientras esté en una cultura patriarcal, misógina y machista como lo es, desgraciadamente, el espacio digital, no hay sexting seguro”.

Resaltó que existe la aspiración a cambiar esa situación patriarcal, pero para aquellas mujeres que ya han sido víctimas de la violencia digital producida por esta práctica (u otros motivos), lo primordial es la contención emocional.

Inservible es, dijo en sus palabras, cuando un agresor llega a la cárcel si el video continúa difundiéndose y la víctima sigue sufriendo; “el miedo debe cambiar de bando y para esto la justicia social, la salud mental, el autocuidado es muy importante desde la empatía con una misma como víctima”.

De forma posterior a dicho proceso, enlistó a la contención digital, es decir, cambiar contraseñas, activar códigos para el inicio de sesión, cambiar configuraciones de seguridad y privacidad, pero también prestando atención a los contenidos indexados para la protección de identidad.

Luego de esto lo que sigue es “preguntarle a la víctima qué queremos hacer, ya que nos contuvimos en la emoción y lo digital, ‘¿qué te gustaría hacer?’”.

Extendió que algunas mujeres quieren que el contenido sea bajado de la red, para lo cual pueden utilizar programas piloto ya existentes en las redes sociales como #NuncaSinMiConsentimiento, “pero pensar que es la primera parte”, pues conforme la Asociación Mexicana del Cibercrimen un contenido puede tardar hasta 10 años para dejar de viralizar el contenido.

“Tenemos que aprender a dominar las tecnologías desde la empatía y, yo diría desde una reivindicación feminista digital”.

Desde su visión, señaló imprescindible no solamente dar acceso a las tecnologías como una herramienta de comunicación, sino brindar herramientas para que las mujeres y niñas las dominen.

En particular, le solicitó a la diputación local un programa de alfabetización digital para las mujeres mayas porque considera necesario que la información llegue a las periferias.

Pero abundó que cada caso es particular y algunas mujeres quieren la contención del Estado, otras la reparación del daño, otras investigación hasta las últimas consecuencias para la obligatoriedad del estado.

En este último caso, dirigió la atención a la denuncia, “pero no es la panacea” y detalló que no solucionará los problemas de raíz, pero es la oportunidad de resarcir y obtener un derecho antes negado (cuando no existía el delito). “Lo más importante es no creerles que nuestros cuerpos son un crimen, lo más importante es no creerle al agresor que nuestras vidas se acaban con nuestras vulvas expuestas en internet; no creer que nuestros pelos, nuestras bubis, nuestras vaginas, nuestra vagina son un crimen o un pecado, simplemente un acto de libertad”. Y, con ello, precisó la necesidad de la educación sexual y digital para todas las mujeres.

 

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Edición: Laura Espejo