Texto y foto: La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 23 de mayo, 2018

Alrededor de las 7:20 am, hora en la que arriba el transporte de la empresa, Nelly se prepara para recibir a los empleados que iniciarán su jornada en punto de las 7:50 am en Ganso Azul. El personal de la compañía maquiladora tendrá que registrar su huella antes de ingresar a su lugar de trabajo, y una vez registrada su asistencia, las máquinas de coser iniciarán su operación.

Nelly es la encargada del área de exteriores, donde se maquilan diversas prendas como chamarras, pantalones impermeables, playeras, camisas y chalecos.

Al comenzar el día, comenta Nelly, recibe un conjunto de cajas en cuyo interior se encuentran las partes de lo que al final de la jornada se convertirán en las prendas de seguridad. “Se nos entrega el trabajo por cajas, ahí se especifica qué trae cada una y viene dividido por las partes pequeñitas, que en el caso de una camisa son los cuellos, las flechas, las tapas, las bolsas; en otra caja vienen los paneles delanteros, que son los frentes de las camisas, con mangas; y en otra caja vienen las espaldas”.

De esta manera se da inicio a los procesos de cada una de las piezas pequeñas, que posteriormente pasarán al área de ensamble, hasta llegar al área de calidad y acabados, y finalmente ser empacadas, detalla.

“Por ejemplo, el cuello, para que pueda tener la forma adecuada y el peso que necesita, tiene que llevar un pellón que se fusiona antes de que se procese”, detalla Nelly sobre uno de los procesos de las piezas.

Según las metas que se establecen a diario y el tipo de prendas que se maquilan, la producción del área de exteriores puede alcanzar las 216 piezas de camisas, 180 chalecos, 120 chamarras, 120 playeras o 48 pantalones impermeables, por día.

Al trabajar para el rubro de seguridad, enfatiza que el tipo de vestimenta requiere un trato distinto, ya que son adecuadas para portar insignias y armas.

“Es vestimenta para trabajo rudo, que en el caso de los chalecos son para portar placas antibalas, entonces son productos que tienen que tener la calidad que requieren para proporcionar seguridad a su propia persona. Esa es la parte fundamental”.

[b]La mujer originaria de Peto[/b]

“Me gusta mucho la costura y ver cómo de un rollo de tela termina una prenda para poder vestir, en este caso a los policías, los vigilantes y a toda el área donde se entrega el producto”, subraya.

Nelly cumple 16 años en la empresa y conoce bien la labor de sus empleados, pues comenzó a laborar en Ganso Azul como operadora de costura.

“Estudié corte y confección y antes de entrar a esta empresa hacía los patrones y muestras en otra maquiladora, pero cuando fue la caída de las Torres Gemelas nos dejaron de enviar producto y recortaron al personal”, cuenta Nelly.

Fue entonces que la mujer originaria de Peto, soltera en aquel momento, buscó un lugar en Ganso Azul. ‘’Fui a averiguar qué se hacía en esa maquiladora de la colonia Yucatán, donde conseguiría muchas más oportunidades a raíz del propio crecimiento de la empresa”.

Dichas oportunidades, dice Nelly, no sólo han repercutido en el aspecto profesional, sino que han impactado en su crecimiento personal. Por una parte, destaca que la capacitación que le ha ofrecido la empresa, le ha permitido desarrollarse al máximo en las diferentes tareas a su cargo, desde operadora hasta supervisora de línea de producción. En este último puesto, Nelly confiesa que le fue difícil tomar el papel de líder, ya que se consideraba una persona tímida y reservada; sin embargo, fue a través de diversos cursos con los que pudo desarrollar otras habilidades como el desenvolvimiento ante el personal a su cargo, así como solución de conflictos.

“Recuerdo que me decían que no iba a poder con la gente, que cuando tuviera un problema se me vendrían encima".

"Lo pensé y quise dar el paso para atrás, pero en ese momento respondí que sí podía, y si en su momento se me complicaba, yo misma pediría mi baja. Pero como supervisora lo superé, y ahora puedo trabajar con la gente”.

“La empresa se enfoca en aportar lo que nos falte para mejorar el trabajo del día a día”, destaca.

[b]Del trabajo a la casa[/b]

Asimismo, la madre de familia reconoce que parte de la capacitación la ha trasladado a su propio hogar y familia, la cual ha construido a la par de su carrera en Ganso Azul. “Cuando la maquila se cambió a la carretera Humán, seguía en el área de costura, y estando ahí, me casé. Tuve a mi bebé a los dos años de entrar; después nos movimos aquí (sede actual de la compañía), me ofrecieron el área de calidad, la acepté, y en ese tiempo tuve a mi segundo bebé. Y así fui creciendo”, recuerda.

“Ganso Azul significa lo que ha sido mi vida ya de casada y toda la vida que he tenido con mis hijos. Esos 16 años han significado un crecimiento, una mejor forma de vida, porque también al crecer, el ganar un poco más de salario, nos da la oportunidad de darle, en mi caso, a mis hijos, y de tener más comodidad en el hogar”, subraya.


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