Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 17 de abril, 2018

El mar no es de quien lo trabaja. La materia prima está ahí abajo, en la costa de Yucatán. Mero, pulpo, langosta y pepino de mar, todos productos de exportación, algunos valuados en miles de dólares por su sabor y supuestas propiedades afrodisíacas.

Los pescadores furtivos depredan las especies, sobre todo el pepino de mar, lo que impide que se reproduzcan y tengan un desarrollo sostenible para la preservación. El furtivismo, por lo general, se vincula a la corrupción, provoca violencia, es seguido del crimen organizado, las drogas y la prostitución, factores que degradan a la sociedad.

Para esta temporada se permite la captura de mil 202 toneladas de pepino de mar. Se abre en toda la costa yucateca por 12 días, desde Celestún hasta El Cuyo, y cada una de las embarcaciones podrá recoger máximo 250 kilogramos por día.

En datos históricos, en 2017 y 2016 se extrajo cerca de mil toneladas cada año; en el 2015, 600; en el 2014, mil 143; en el 2013 la cifra récord de dos mil 486; en 2012, 828; y finalmente, en 2011 se capturó mil 58 toneladas del equinodermo.

La pirámide del negocio es similar a la establecida en las antiguas haciendas henequeneras: en lo más alto se encuentran los exportadores, quienes reciben la mayor parte del dinero de la venta, disfrutan del beneficio y acceden a cargos públicos; por su parte, los pescadores se ubican en la base, arriesgando su vida al sumergirse sin el equipo adecuado, ni contar con la infraestructura de salud para atenderlos en caso de descompresión; en medio de ambos están los permisionarios que sirven de intermediarios entre los grandes compradores y los que se sumergen.

La política está metida hasta el fondo con el pepino de mar. Un permisionario puede dar el salto a gobernar un municipio, y la reciente detención del candidato de Morena a la presidencia municipal de Río Lagartos, Manuel Rodríguez Mendoza, por tener dos millones de pesos para pagar por un cargamento de equinodermo, lo demuestra.

Celestún es gobernado por Leonel Rosado Mena, socio de la congeladora Hul Kin y miembro del PRI. Su gerente en Dzilam de Bravo, Armando Herrera Rivera, es el candidato del PRI a la alcaldía de dicho municipio. Ambos comercian con pepino de mar.

Aunque la mayoría de los pescadores en algún momento se ha dedicado al furtivismo ante la necesidad de tener el sustento de su vida, sólo hay 594 permisos de pesca comercial vigentes en Yucatán para capturar la especie indio badionotus usados por unos tres mil pescadores en 800 lanchas; sin embargo, según el Instituto Nacional de Pesca, se han detectado hasta dos mil embarcaciones en operación durante la temporada.

En Yucatán hay entre 12 mil y 15 mil pescadores. Los permisos, en poder de unos cuantos, provocan que quienes carecen de ellos sean explotados o recurran al furtivismo.

La demanda del pepino de mar suele está ligada al crimen organizado y narcotráfico por medio de cárteles y caciques. Hace una década, uno de los principales exportadores ilegales del equinodermo fue descubierto traficando tiburones con cocaína en su interior.

Según un reportaje reciente de [i]Vice[/i], pescadores foráneos muertos a causa de la descompresión han sido abandonados en el mar con piedras o enterrado en la arena de la Ciénega para evitar informar a las autoridades del deceso. Hay casos donde, por la vigilancia de las autoridades, los furtivos cortan la manguera del buzo y lo dejan a su suerte a 20 metros de profundidad.

Ese es el precio de la corrupción. Según fuentes oficiales anónimas, los permisionarios clonan los permisos que reciben, por lo que tienen más de una lancha. Esto provoca incapacidad de las autoridades, como la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) y la Secretaría de Marina, en inspeccionar las más de dos mil embarcaciones detectadas en alta mar.

A nivel mundial, el 20 por ciento de la captura del equinodermo es ilegal. De acuerdo con información obtenida por fuentes anónimas del sector pesquero, en la aduana del Aeropuerto de Cancún, “la pluma” es levantada por 70 mil pesos para pasar el producto. Desde su salida del puerto hasta arribar al mercado asiático, el dinero se reparte en mordidas para los policías y oficiales aduaneros.

Cada soborno está valuado en, mínimo, dos mil pesos. Militares, marinos y policías estatales dan aviso a los furtivos en los sancochaderos cuando hay operativos, para que escondan los equinodermos, menciona el reportaje de Vice.

Los exportadores pagan por adelantado para amarrar la compra del producto y permitir que los pescadores preparen su equipo.

Desde Yucatán se exportó, en 2016, una cuarta parte de las mil 178 toneladas de pepino de mar producido ese año. 431 toneladas se enviaron a Hong Kong, 200 a Australia, 85 a Estados Unidos 7 a China, 3 a Singapur, 2 a Canadá y a Corea del Sur una tonelada.

[b]Dinero fácil y rápido, aunque riesgoso[/b]

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La tarea de pesque no es complicada, se trata de estar en alta mar la mañana, sumergirse unas horas y atrapar todos los pepinos posibles hasta que el cansancio venza; sin embargo, el riesgo es alto, la muerte acecha en las profundidades del océano por la falta de oxígeno; arriba, en la superficie, a causa de los piratas.

De acuerdo con datos de la Procuraduría General de la República (PGR), entre 2015 y 2017 en Yucatán se registraron 38 sentencias condenatorias por delitos contra la biodiversidad o el ambiente, relacionados con la captura, el acopio, el transporte o el daño de pepino de mar, 22 de ellas en el año pasado.

Dzilam de Bravo es el referente principal en la costa yucateca de la putrefacción provocada por la corrupción e impunidad traída por el crimen organizado en colusión con autoridades locales y estatales, envuelta en el compadrazgo de los permisionarios, muchas veces convertidos en políticos municipales, alcaldes, que controlan a nivel local el negocio del pepino de mar y usan pescadores de otras entidades para capturarlo, lo que genera molestia entre los dzilameños que ven amenazada su forma de vida.

Pareciera que en Dzilam de Bravo el mar se quiere parcelar, para dividirlo entre los permisionarios que tienen entre 20 y 30 lanchas.

[b]Liberación de permisos[/b]

Al no liberarse los permisos se genera una mayor presencia del furtivo ilegal, lo que dispara el precio del producto y su explotación. En lugares como Celestún, el año pasado la presencia del equinodermo se redujo; en Río Lagartos y en El Cuyo se acabó, ahora el Inapesca abrió la temporada al considerar que los bancos se restablecieron.

Los pescadores ya capturan el pepino de mar y otras especies, con o sin permiso; nada se los impedirá porque necesitan tener dinero para sostener a sus familias. Se sustentan como un derecho natural que consideran propio por nacer y vivir en la costa de Yucatán.

Más que ser depredadores, los pescadores viven de lo que sacan del mar, por lo que tienen que tener la conciencia de que una pesca y captura sustentable, tanto del pepino de mar como del pulpo, caracol y mero, entre otras especies, les permitirá desarrollar un modelo económico en el que reciban un buen precio por el producto.

No se trata de acusarlos como parte del problema, se les debe involucrar para ser la solución. Muchos tienen interés en un manejo real y sostenible de las especies. Durante los estudios realizados por el Inapesca, ellos mismos pusieron sus lanchas y dinero para realizar la biomasa, con el propósito de que las condiciones sean adecuadas para la apertura de la temporada.

De acuerdo con Inapesca, de mantenerse un año completo sin captura, gran parte de la biomasa del pepino de mar se recuperaría, sobre todo porque varios se encuentran en las aguas más profundas del Golfo de México a la que los pescadores no pueden llegar.

[b]La cámara hiperbárica[/b]

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La cámara hiperbárica “más grande de Latinoamérica”, como se presentó, no funciona. Está en el Hospital Regional Dr. Agustín O’Horán, pero nunca entró en funcionamiento pero podría atender a 20 pacientes simultáneamente, entre ellos a los buzos que sufren descompresiones.

El secretario de Salud de Yucatán, Jorge Eduardo Mendoza Mézquita, responde que “no hay cambios”. ¿Se queda? “No hay cambios, todo sigue igual”. Evade su responsabilidad. Evita su obligación de priorizar la vida y la salud de los yucatecos.

Desde que se recibió en 2009, durante la administración de Ivonne Ortega Pacheco, la cámara hiperbárica está en desuso. A pesar de que se concluyó en 2012, el gobierno de Rolando Zapata Bello se desinteresó por lograr que funcione y se mantiene en el abandono.

Los únicos municipios con cámaras hiperbáricas, monoplazas en todos los casos, son Mérida, Progreso y Tizimín. En los puertos con mayor cantidad de buzos como Celestún, Dzilam de Bravo, Sisal y Telchac, no existen. Se carece de cifras oficiales de muertos por descompresión y tampoco se conoce cuántos pacientes son atendidos al año por esta causa.

Yucatán carece de una campaña de sensibilización sobre los riesgos de la descompresión. Si existiera una, sobre todo dirigida a las mujeres que conscienticen a sus esposos, podrían reducirse los casos.

[b]Comité del Pepino de Mar[/b]

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Entre las acciones que pueden tomarse, desde las autoridades pero en conjunto con la sociedad, incluidos los pescadores, permisionarios, empresarios y los científicos, está la creación de un Comité del Pepino de Mar, que se asemeje al existente del mero. En él, se podría discutir el manejo sustentable y analizar sus posibilidades para que la captura del equinodermo se mantenga como una constante, por temporadas.

También debe considerarse la creación de un padrón estatal de pescadores, donde se identifiquen quiénes se sumergen, quiénes compran y quiénes exportan, así como saber su lugar de residencia original.

Entre los productores, en conjunto con las autoridades, se puede impulsar la creación de una Denominación de Origen del pepino de mar, tal como ocurre actualmente con el pulpo maya, para que su valor se incremente y se regule.

El objetivo debe ser lograr una armonía entre la sustentabilidad y el beneficio social que genera el pepino de mar, que proteja a los pescadores de la explotación de sus patrones, de la inseguridad provocada por el crimen organizado y los riesgos a su salud por las sumersiones.

Conoce más información, aquí:

Parte 2: [a=https://www.lajornadamaya.mx/2018-04-18/Todo-el-que-quiere-ganar-se-vuelve-un-depredador-del-pepino-de-mar]https://www.lajornadamaya.mx/2018-04-18/Todo-el-que-quiere-ganar-se-vuelve-un-depredador-del-pepino-de-mar[/a]
Parte 3: [a=https://www.lajornadamaya.mx/2018-04-19/Violencia--inseguridad-y-corrupcion-amenazan-la-costa-de-Yucatan]https://www.lajornadamaya.mx/2018-04-19/Violencia--inseguridad-y-corrupcion-amenazan-la-costa-de-Yucatan[/a]


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