En Mérida ya se rompió el miedo a AMLO: Fernando Xacur

Paul Antoine Matos
Foto: Especial
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 2 de abril, 2018

En una sociedad como la yucateca, y particularmente la meridana, donde el pensamiento de izquierda es disruptor de las costumbres conservadoras, envueltas en una burbuja y la política es bipartidista, Fernando Xacur García fue, por 12 años, “el loco” por su pasión ejercida en favor de Andrés Manuel López Obrador, tres veces candidato a la presidencia de México.

Hijo y nieto de comerciantes de origen libanés, hermano de gente que laboró para el PAN y el PRI, Fernando Xacur es el candidato de Morena por la presidencia municipal de Mérida. Se enfrentará a Víctor Caballero Durán, candidato del tricolor con Nueva Alianza y el Verde, y al ex alcalde Renán Barrera Concha, con Acción Nacional y Movimiento Ciudadano.

Su visión sobre las elecciones municipales del próximo primero de julio es que “en Mérida ya se rompió el miedo a Andrés Manuel López Obrador”. Considera que poco a poco el sector empresarial yucateco pierde el temor ante el candidato de Morena, pues la iniciativa privada –y la sociedad también– se unen a una ola de necesidad de cambio en el gobierno.

El riesgo de mantener el poder en el PRIAN, advierte, es que se geste una tolerancia a la impunidad, que exponga a la degeneración de Yucatán y Mérida, lo que permee en la inseguridad. Para la iniciativa privada, el poder en dos partidos atenta contra el libre mercado, que López Obrador apoya, porque se presta al tráfico de influencias para favorecer en licitaciones a empresas creadas por políticos en cargos públicos, manifiesta.

[b]Orígenes[/b]

Fernando Xacur García nació en la Ciudad de México el 17 de junio de 1973, pero durante su infancia y adolescencia vivió en Mérida, hasta los 17 años, cuando su padre Miguel Ángel Xacur falleció. Su abuelo paterno, Ángel Xacur, migró desde Líbano y fundó la empresa Proteínas y Oleicos, la Hidrogenadora Yucateca.

El legado de la cultura libanesa, menciona, es que es una comunidad que “cuando deja su patria es para romperse el alma”. Las historias que le contaron de su abuelo son que se dedicaba a hacer jabón en la batea y venderlo en su bicicleta. Reconoce que motivan esas historias, como cuando su padre llegaba en caballo por él, cuando aún la zona del Campestre de Mérida estaba selvática.

Aunque reconoce a su madre, Victoria García Benítez, como la persona que más influencia tuvo en él. Ella era una ejecutiva bancaria de la clase media, sensibilizada, del Estado de México, que conoció al padre de Fernando durante los negocios de la Hidrogenadora Yucateca en el centro del país.

Fue ella quien lo incentivó para estudiar en otro lugar. A los 18 años comenzó su carrera como contador público en el Tecnológico de Monterrey del Estado de México, etapa de su vida donde se conoció a fondo la política de la capital del país y sus ideas conservadoras chocaron con un espacio liberal, progresista y diverso. Salió de su burbuja yucateca, reconoce.

[b]Cambio[/b]

Llegó a la Ciudad de México durante el final de la gestión de Óscar Espinosa Villarreal como Jefe de Gobierno, envuelto en un escándalo de corrupción. Luego, estuvo durante el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas y el breve período de Rosario Robles. En el 2000, mientras en la presidencia Vicente Fox –a quien él apoyaba por representar un cambio– Andrés Manuel López Obrador, originario de Tabasco, accedió al gobierno capitalino, por encima de la efervescencia generada por el PAN con Santiago Creel.

Le sorprendió la presencia de López Obrador, sobre todo porque era un personaje de izquierda y de Tabasco, por lo que su reacción fue de escepticismo. Durante los años siguientes notó un cambio radical en la Ciudad de México, la renovación del Centro Histórico, los apoyos a las madres solteras y adultos mayores y la construcción del segundo piso, así como mantener los niveles de deuda en el mismo nivel con el que inició la administración.

“Lo viví, lo percibí con la gente de la ciudad”, reconoce en la entrevista. Después, durante el intento de desafuero, Fernando Xacur comenzó a acudir a los mitines. “La gente lagrimaba cuando veía a AMLO pasar”, menciona.

“Con el fraude electoral del 2006, fue cuando me convertí en activista por AMLO”, agrega.

Tuvo contactos con la gente de López Obrador durante los siguientes años hasta que, en 2014, Jorge Luis Sánchez lo invitó a ingresar a Morena como enlace empresarial. En agosto pasado le propusieron la Coordinación de Organización Municipal en Mérida, el preludio de su candidatura a la alcaldía, por lo que el puesto le permitió perfilarse para este momento. Su labor era conocer las bases del partido y hasta repartir el periódico Regeneración. Renunció a su trabajo para hacerlo.

[b]Perder el miedo a AMLO[/b]

Cuando se volvió pro López Obrador, el sector empresarial en Mérida lo tachó de loco por el temor de convertir a México en Venezuela, menciona. Pero después de 12 años, esa visión se ha diluido y hoy nota un cambio entre la iniciativa privada local, que reconsidera apoyar a Morena el próximo primero de julio.

“Hay un sector que no se identifica con el PAN y está cansado del PRI y su corrupción”, expresa. Las propuestas de democracia y transparencia son las que llaman la atención, menciona.

Fernando Xacur indica que López Obrador no está en contra de la inversión privada, sino que la apoya tanto que cuando gobernó la Ciudad de México por cada peso público invertido, 32 pesos del sector empresarial se invertían en la metrópoli.

De lo que sí está en contra, dice, es de los “pseudoempresarios y aliados políticos para beneficiarse con los contratos, atenta contra el libre mercado. Es el tráfico de influencias, el capitalismo de cuates”.

En Yucatán, dicho fenómeno se observa ya porque son los mismos gobernantes que se adjudican obras públicas a empresas creadas por ellos mismos, muchas veces a través de prestanombres, lo cual cierra las puertas a las pequeñas y medianas empresas, manifiesta.

Por eso “en Mérida ya se rompió el miedo a AMLO”, afirma. Su objetivo es ser presidente municipal de Mérida para luchas contra la corrupción y la normalización ciudadana de la misma, a través de los moches, sin importar si son chicos o grandes, enfatiza.

“Si no se detiene la corrupción, esa degradación permea en la sociedad. La tolerancia, a través de la normalización, expone a la degeneración. El riesgo es que se genere inseguridad que también sea tolerada”, manifiesta.

[b]Visión de Mérida[/b]

Considera que con el bipartidismo, el favorito para Mérida sería el PAN, porque el PRI lo hizo tan mal que la gente se conforma con la otra opción, con la menos peor. Al irrumpir Morena, y el PAN desdibujarse al rechazar a una mujer y poner a un candidato para reelegirse, sí tiene opciones reales para contender por la alcaldía, asegura.

Apunta a que tiene aproximadamente el 20 por ciento de los votos den Mérida, aunque aún faltan tres meses para definirse, pero asegura que López Obrador ganará Yucatán y Mérida por su buen gobierno, carisma y arrastre social. “Compito por él, quiero apoyar para que gane la presidencia”.

De ganar, afirma que “sería un parteaguas para las alcaldías de Yucatán y del país”. Propone la autosuficiencia alimentaria en las comisarías, a través de apoyos crediticios para el fomento de riegos, siembra y hortalizas a nivel familiar. También la creación de una Universidad de Mérida, pública, que compita con la UADY por los mejores talentos para recibirlos y así ofrecer más oportunidades para que los estudiantes ingresen a una carrera.

Propone la mejora del sector salud municipal, a través de programas de prevención de la obesidad. Entre sus temas estarán la movilidad, reforestación, los jóvenes y la tradición cultural.

Su campaña, dice, será austera y a pie, sin mucha publicidad para evitar gastar los recurso de los ciudadanos.