Carnaval para todos, en la fábrica Ganso Azul

La Jornada Maya
Foto: Cortesía

Mérida, Yucatán
Miércoles 14 de febrero, 2018

Año tras año, chicos y grandes se unen a la gran fiesta que impera en distintas ciudades del país y del mundo: el carnaval. Con carros alegóricos, danzas y eventos que exponen el folclor de cada zona, la festividad se hace presente entre las calles y las multitudes como un evento que sin duda no pasa desapercibido.

“El carnaval es una tradición bellísima. En épocas de mi papá, decía que los reyes aventaban botellitas de perfume, jaboncitos, cosas muy chulas; ahorita ya sólo es cerveza”, recuerda Claudia Martínez, directora de Ganso Azul, quien portando un particular disfraz de payasita compartió con [i]La Jornada Maya[/i] los detalles de la primera edición del Carnaval Ganso Azul 2018.

Entre más de 500 máquinas de coser, telas por zurcir, planchadoras e hilos que a futuro uniformarán a alguien más, el carnaval llegó a las instalaciones de la empresa maquiladora de Mérida. Un evento que, en diferentes modos, removió las sonrisas y el lado festivo de los colaboradores que conforman la compañía.

“Es increíble la gente, a los más tiesos los ves sonriendo; y a los que de repente nunca les sacas una sonrisa, los ves también sonriendo”.

Juanito I y La Güera I encabezaron esta fiesta como los reyes, categoría en la que participaron seis parejas. Sin exclusión alguna, se hizo la convocatoria para que todos participaran. “Es una empresa donde todos cabemos”, subraya.

“Hay quien profesa alguna religión que no le permite disfrazarse o bailar, porque va en contra del principio de su culto. Si alguien no quiere o no puede disfrazarse por sus creencias religiosas, de todos modos se la pasan bien”.

Sobre las acciones de inclusión que han caracterizado a la empresa, enfatiza: “Aquí a todo mundo se le respeta, que sea como quiera ser”.

“Muchos sí son de relajo y reventón, y los que no lo son, se animan al ver a otros que están disfrazados y que están bailando. Es un poco romper la rutina de manera sana y amorosa, continuando con las tradiciones y recordando que el carnaval es divertido”.

Con este tipo de actividades se motiva a los colaboradores para darle un giro a su rutina diaria, “da la oportunidad a la gente de romper la monotonía del trabajo en una fábrica. Romper eso implica que le des a las personas un elemento sorpresa, y cuando lo das así, creo que es bien recibido”, señala la fundadora de la compañía.

De esta manera, los colaboradores tienen la oportunidad de vivir la experiencia del carnaval dentro de su propio lugar de trabajo y compartirlo con la gente con la que conviven día a día. “Es un poco difícil para ellos desplazarse después del trabajo hasta Xmatkuil”.

Detener las actividades de Ganso Azul implicaría el cese de su producción. “Vivimos de lo que fabricamos y debemos producir lo necesario para poder cubrir todo: agua, luz, sueldo, salarios, prestaciones. Entonces no podemos darnos el lujo de agarrarnos unos días de carnaval, y lo que hacemos es traerlo para los colaboradores con mucho amor”, agrega.

“Regalarle a la gente un momento extraordinario. Así resumo las fiestas que tenemos aquí”.

Como líder de la empresa, sostiene que ésta se construye a partir de una filosofía humana, lo que le permite, desde la dirección, “conocer más a todas las personas con las que trabajas, porque es un universo muy grande. “Como rebasamos a las 500 personas, ya somos como un pueblo, como dicen”.

Respecto a la celebración, Michael Blauer, presidente de la marca, quien coronó a los reyes al inicio del carnaval, reconoció la calidez de los trabajadores mexicanos, quienes comparten en todo momento el sentido de fiesta y, a la vez, de familia. “En México hay gente seria en su trabajo y en lo que hace, pero también tienen un corazón cálido; les gusta disfrutar de su familia, y eso también es muy importante”.

Ganso Azul ahora es una familia, la cual comenzó con cerca de 16 personas y que hoy en día rebasa los 500 colaboradores, enfatizó.