Carlos Andrés, el comerciante soñador de Tzucacab

La Jornada Maya

Tzucacab, Yucatán
Jueves 1 de febrero, 2018

La jornada de Carlos Andrés Balam Martínez inicia a las seis de la mañana, cuando se despierta para ir a la escuela “Niño Artillero” donde estudia sexto grado de primaria. Regresa a su casa para comer y a las tres de la tarde sale a las calles de Tzucacab para vender sus chicharrones. Debe regresar temprano, antes de que oscurezca para no hacer enojar a su abuela Zoila Moo Martínez, quien se hizo cargo del niño luego de la muerte de su madre.

El 17 de febrero, Andrés cumplirá 12 años. En su mente no hay fiestas ni pasteles de cumpleaños, será un día más de trabajo y venta. Si es un día “alegre” venderá 200 pesos, si es “triste” sacará apenas 100.

Este año saldrá de la primaria, y sueña con seguir estudiando "para ser maestro si dios lo permite”.

Un video lo hizo famoso en internet. Ahora, disfruta de la fama efímera de las redes sociales. Le han traído mercancía y promesas de mejorar la casa donde vive con su abuelita.

“En la gasolinera me dijeron que ya soy famoso. Muchos me dicen van a componer la casa, que me van a hacer el puesto para que no salga a vender, que me van a comprar dulces para que venda aquí en mi casa”, dice emocionado.

Andrés quiere seguir su negocio, le gustaría tener algo de ayuda para mejorar su venta y variar sus productos, para tener algo más de dinero y seguir estudiando.

La familia de Carlos Andrés no la ha pasado nada bien. Hace 27 años, su abuelo se marchó de la casa dejando a sus tíos y a su madre abandonados. Toda la responsabilidad recayó en la señora Zoila, quien chapeó, cultivó y lavó frutas en plantíos de papaya para sacar adelante a sus hijos.

[img]jisit4qq22tv[/img]

Los años pasaron y un día, María Francisca, la madre de Carlos Andrés, quedó embarazada y pese a los regaños, castigos y hasta “limpias”, nunca dijo quién era el padre de su hijo. Seis años después, la mujer murió y dejó a su hijo encargado con sus tíos, y con su abuela. Pero los tíos se casaron y se fueron, de nuevo, todo el peso recayó en la abuela.

A los 60 años, y con la responsabilidad de sacar adelante a su nieto, Zolia siguió chapeando, pero hace seis meses el cuerpo no dio más y se enfermó: una pulmonía la dejó al borde de la muerte y tuvo que dejar de salir a trabajar.

Desde hace unos meses, por las mañanas fríe los chicharrones que su nieto vende en las calles por las tardes. El dinero que gana es para la “gastada” de Andrés, pues al dejar de trabajar perdió el único ingreso que tenía para los gastos del niño.

A pesar de la adversidad, es optimista.

“Le digo, así como saqué a tus tíos adelante así lo voy hacer contigo. Algún día vas a recordar. No vive tu mamá pero yo sí, aquí te estoy viendo cómo vas a salir adelante”, asegura la abuela.

Las ventas han sido un recurso familiar para tener un ingreso extra. Eso le recuerda Zoila a su nieto. Le cuenta que, de niños, sus tíos vendían tamales, saborines y paletas los domingos.

Le da pesar que su nieto venda en las calles, teme que se meta en problemas o que se convierta en un “maleante”, por eso es estricta con el horario y las cinco de la tarde ya debe estar de regreso para poder hacer la tarea.

Mientras viva, Zoila Moo asegura que se hará cargo del niño, quiere que sea un hombre de bien, como sus hijos a los que sacó adelante pese a la pobreza y el abandono de su esposo.

[b]Múltiples necesidades[/b]

Zoila Moo, de 65 años, y su nieto Carlos Andrés tienen su domicilio en la calle 25 entre 36 y 40 de la colonia Esperanza. A pesar de que están encomendados en una habitación de uno de sus hijos (en el mismo predio), todavía tienen la esperanza de que en el futuro, puedan colocar el techo de huano de su humilde casa de ripio.

[img]q1517a99zaou[/img]

El pequeño y su familia tienen muchas necesidades, y para poder apoyarlos directamente los lectores pueden comunicarse con Zoila Moo al teléfono 999-369-39-05, o si desean realizar algún deposito, lo pueden hacer al siguiente número de cuenta en Elektra (Guardadito) 3278132782 (número de tarjeta 4027664137965962), a nombre de María Luisa Balam Moo.