Mujeres apoyando mujeres, cómo se vivió el 8M en Mérida

Katia Rejón
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Sábado 9 de marzo, 2019

Nada más por un día, las mujeres quisieron estar solo entre ellas. Organizaron una marcha separatista, sólo niñas y mujeres, porque querían un espacio para compartir sororidad. Durante casi un mes lo organizaron en reuniones que se convertían en almuerzos, en asambleas, mensajes de texto y largos audios para explicar la dinámica y los acuerdos a los que se llegaron para marchar por la dignidad de las mujeres este 8 de marzo en Mérida.

Algunas pintaron la calle con frases como “Aborto legal” y “Vivas nos queremos” y colocaron un pañuelo verde en la estatua del parque de la madre. Ningún monumento es tan simbólico como los 304 feminicidios en los dos meses y medio del 2019, ninguna pinta al patrimonio cultural es tan importante como que Yucatán ocupa el segundo lugar nacional en abuso sexual infantil, aclaran. La gente en redes y en las calles asegura que hay otras formas de protestar, ellas preguntan cuáles si han hecho tantas y en los dos últimos años el promedio de mujeres asesinadas al día ha pasado de 7 a 10.

Marcharon rodeadas por un cordón morado, pancartas, pañuelos verdes, caras pintadas, brazos rayados, con sus hijas en brazos, con sus mascotas, en un ambiente que era sobre todo festivo. Entre calles, la batucada se detenía sobre una tienda de ropa o parque del Centro Histórico y todas se ponían a bailar “feminismo desde abajo, desde abajo, desde abajo, molestando a los de arriba, los de arriba, los de arriba…”.

Los reporteros y fotógrafos varones sólo podían seguir desde el perímetro de la fila de mujeres manifestándose; las mujeres fotógrafas tenían la libertad de moverse por la marcha y retratar. Al llegar a la Plaza Grande, pidieron que todos los varones se retiraran. Varias mujeres que han acudido anualmente a las marchas aseguraron que es una de las más concurridas, a pesar de que para la difusión sólo se usó un cartel en redes sociales, volantes que se pegaron en las calles y algunas notas de prensa.

Un día antes, sin preguntar al grupo de trabajo, dos páginas de Yucatán crearon eventos en Facebook en los cuales ponían a sus páginas como organizadoras de la marcha. En ninguno se aclaraba que la marcha era sólo para mujeres. Al comentarles a los primeros que se había decidido no hacer un evento en Facebook, lo cancelaron creando confusión entre los usuarios sobre si la marcha seguía en pie o no. El administrador de la otra página emitió un pronunciamiento en contra de que la marcha fuera separatista y no lo dejaran ayudar.

“No entiendo que no entiendan, ¿qué tiene de malo que se decida hacer una marcha el Día de la mujer sólo para mujeres? Nosotras estuvimos excluidas de los espacios públicos miles de años. Un día al año no los va a excluir, no soportan no participar”, expresó una de las asistentes.

Para ser un movimiento “excluyente”, hubo mucha diversidad. Mujeres trans, mujeres lesbianas, bisexuales, niñas, madres, adultas, adultas mayores, mujeres con discapacidad, jóvenes, activistas, amas de casa, afrodescendientes, y mayas -aunque posteriormente Yazmín Novelo, activista de la lengua maya, externó en redes que las consignas en maya fueron apagadas por el castellano y falta mucho por hacer un movimiento interseccional. Había activistas de todas las generaciones, desde Ana Baquedano hasta Nancy Walker.

En Francia, Reino Unido, Bélgica, Chile, Argentina, España, Alemania, Italia, Turquía, Brasil, las manifestantes alcanzaron los cientos de miles. Aunque en algunos lugares la marcha fue mixtas, la mayoría en todos los países eran mujeres.

Tomaron el centro de la Plaza Grande y leyeron un manifiesto escrito por mujeres de las agrupaciones participantes, Reflexión y Acción Feminista, Igualdad Sustantiva Yucatán, Red Cultural Feminista, La Papayera, Mujeres que luchan contra la violencia, LesVisibles Yucatán, Red de mujeres que Luchan, Hijas del Rap, Espacio Plural, Más derechos humanos, Mango malva, entre otras.

Exigieron a las autoridades y a la sociedad yucateca diez puntos entre los que estaban mecanismos de denuncia más empáticos y eficientes; garantía de seguridad en el interior de los hogares; educación sexual y acceso a métodos anticonceptivos, aborto legal, seguro y gratuito; igualdad de condiciones laborales; leyes que garanticen estabilidad económica a madres solteras y en periodo de lactancia; espacios culturales libres de discriminación sexual y legalización del matrimonio igualitario; personal sensibilizado y capacitado para prestar servicios de salud, seguridad y educación a mujeres, lesbianas y trans; y defensa de territorios de mujeres mayas ante megaproyectos empresariales e institucionales, así como descentralización de los servicios públicos y accesibilidad para mujeres y niñas de comunidades indígenas.

A una parte de la sociedad las consignas les parecen violentas y groseras. En redes, criticaron también la decisión de que fuera una marcha sólo para mujeres, y la exigencia de aborto legal. “Con falda o pantalón, respétame, cabrón” y “Despídete de tu verga, violador de mierda”, fueron las consignas que más incomodaron. La primera es en contra del acoso callejero y la segunda, evidentemente, a las violaciones sexuales.

La marcha y el manifiesto fueron la primera parte de una jornada que acabó hasta al día siguiente. Daniela Romero cantó algunas canciones con la guitarra y un pañuelo verde en el cuello, hubo una sesión de yoga; el pequeño concierto improvisado de las Hijas del Rap, un grupo de mujeres que lleva la música a comunidades como Kimbilá para que niñas rapeen en maya; hubo hasta baile vogue, poesía, la lectura de casos de mujeres que compartieron historias de violencia, y pintura en vivo.

A eso de la medianoche, la mayoría se retiró y las que se quedaron montaron sus casas de campaña, compartieron comida. A las tres de la mañana se había formado un grupo en el centro de la Plaza que reía mientras contaba anécdotas; otras platicaban de feminismo dentro de sus casas de campaña. Todo el tiempo reían, estaban felices.