Paul Antoine Matos
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Lunes 15 de mayo, 2017
El origen de las galletas de [i]Kukis by Maru[/i] se remonta al principio de la década de 1980. Maru Medina, junto a su entonces novio, hoy esposo, el alemán Ralf Hollmann, decidió salir de la ociosidad de la temporada veraniega en la costa yucateca.
Maru, quien participa en las TED Talks, indicó en entrevista con [i]La Jornada Maya[/i] que la receta de esas primeras galletas provino de una tía de Ralf. Al cuestionar el alemán la ociosidad del yucateco durante las vacaciones, decidió crear un proyecto para vender la repostería, esto después de haber limpiado y reparado la casa de la familia Medina en Chelem.
“Aprendí la receta porque estaba tan enamorada que lo que me hubiera pedido yo lo iba a hacer”, reconoció la empresaria. El negocio era sólo en el verano, cuando ella y Ralf ofrecían las galletas a las afueras de la Iglesia de Chelem.
Una década después, tras vivir en Canadá y trabajar en una repostería, regresó a Mérida con el objetivo de establecer un negocio propio. Su idea coincidió con la apertura de La Gran Plaza en 1993, por lo que ahí se abrió el primer [i]Kukis by Maru[/i].
“Me volví empresaria por casualidad, sin la intención de tener un negocio propio. Para mí, lo más importante ha sido tener el dinero para poder viajar y conocer”, admite.
Sin embargo, crear y mantener una empresa no ha sido fácil, porque las ideas que uno tiene al principio son diferentes a la realidad, afirmó. “Pensaba que porque sabía hacer las galletas, lo tenía todo. Pero luego llega el cansancio, la frustración, la repetición y te quedas sin avanzar”, indica.
Antes de comenzar un negocio tenemos creencias, pero ignoramos cosas tan básicas como que los empleados, los clientes y los proveedores piensan de forma distinta a nosotros, señaló.
Entonces, a través de libros empresariales y cursos, sus ojos se abrieron y notó que estaba mal entrenando a los empleados, por lo que decidió que tenía que entender que cada uno provenía de su propio contexto y sus decisiones eran propias.
A raíz de ello creó un guión, por lo que compara al emprendedurismo con la dramaturgia, en el que deben establecerse las bases y los procesos, con indicaciones, para que los empleados los entiendan.
Afirmó que para que una empresa crezca es necesario que tenga buenos cimientos, porque si no se entiende a los clientes, los empleados y los proveedores, serán infelices empresarialmente.
Maru considera que el éxito de los negocios proviene de la felicidad que genera el viaje de aprendizaje, con la intención de mejorar constantemente, y no el dinero.
Recientemente Maru presentó su libro [i]Depende ti[/i], en el que, a través de capítulos cortos y una escritura ágil y accesible, incluso para quien no tenga el hábito de leer, se cuentan ideas e historias personales de cómo desarrolló las galletas.
[b]Jóvenes emprendedores[/b]
Desde hace un par de años, la empresa implementó el programa [i]Kukis Kid[/i], en el que jóvenes de 15 años se incorporan durante un par de meses a la galletera, para conocer el esfuerzo del trabajo.
“Trabajé desde los 16 años, me fascinaba y me sentía poderosa”, expresó, por lo que la idea de promover el trabajo entre los jóvenes es para fortalecer su autoestima y que los padres entiendan que laborar ofrece beneficios entre los que se encuentran las responsabilidades.
Como ejemplo está que [i]Kukis by Maru[/i] tiene que adaptarse al horario de los jóvenes y no viceversa, por lo que permite que los estudiantes tengan su primer empleo.
Afirmó que “entrenar adolescentes es un súper logro” y que, aunque muchos quieren quedarse, a algunos se les invita para desarrollarse en puestos directivos.
El programa [i]Kukis Kid[/i] les permite conocer su vocación y definir su rumbo en la universidad, si se sienten con el talento para desarrollarse en el emprendedurismo.
Subrayó que la reducción de la jornada será parte de una reforma laboral consensuada con empleadores, empleadoras, sindicatos y trabajadores
La Jornada
Mujeres son fundamentales en el desarrollo de fármacos: Lena Ruiz
La Jornada
Juan José Pacho, impresionado con el Kukulcán; “luce monumental”
Antonio Bargas Cicero