Movimiento de vehículos = energía eléctrica

Juan Manuel Contreras
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 27 de abril, 2017

La conciencia ambiental y el deseo de emprender fueron factores que motivaron a siete estudiantes yucatecos a poner en práctica sus conocimientos en ingeniería mecatrónica, civil y recursos renovables para el desarrollo de un proyecto, el cual podría poner solución a diversos problemas de contaminación al generar una fuente de energía alternativa, sustentable y limpia.

Se trata de Walkrein, un proyecto desarrollado por Carlos Victoria, Víctor Molina, Miguel Ley, Luis Jiménez, Carlos Camargo, Luis Lozano y Saúl Arcique, alumnos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), el cual consiste en una plataforma que al recibir el peso, de personas o automóviles, genera energía eléctrica.

En entrevista con [i]La Jornada Maya[/i], los jóvenes emprendedores platicaron cómo nace la idea del proyecto, las dificultades que han tenido en su desarrollo, así como el alcance que pretenden tener.

[i]Del aula a la calle[/i]

Walkrein es una iniciativa creada por estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UADY, a partir de una asignatura llamada Estructura y propiedades de los materiales, “fue a raíz de ésta que surge la idea de desarrollar un proyecto innovador, el cual pueda comercializarse y que, a su vez, contribuya con el bienestar de la sociedad” expuso Víctor.

“Cuando empezamos hace tres años éramos unos ‘chavos’ y no teníamos un conocimiento preciso, respecto al proyecto que queríamos desarrollar. Iniciamos a hacer pruebas electrónicas para corroborar que los cimientos de nuestro trabajo fueran viables. El proyecto se llevó a cabo un año después”, recuerda Carlos.

La idea surgió a partir de que su profesor, el doctor Carlos Vinajera, les comentó sobre diversas formas de producir energía, las cuales son utilizadas en países como Tokio, Israel y Londres. “El maestro nos alentó a intentarlo y primeramente surgió como un proyecto escolar, pero nos dimos cuenta que podíamos optimizarlo y fue a partir de eso que decidimos consolidarlo”.

En un inicio sólo eran tres. Sin embargo, conforme al avance, necesitaban otras perspectivas, ante dicha necesidad se fueron sumando más colegas hasta formar el equipo de siete elementos que actualmente constituye su empresa.

[b]Objetivos y retos[/b]

Miguel Ley, del departamento de mecatrónica, menciona que el proyecto responde a la reducción de costos de energía eléctrica y uno de sus principales objetivos es el de disminuir los índices de contaminación. Uno de los mayores retos para el equipo fue el hecho de no tener un vasto conocimiento sobre las temas que hicieron posible su desarrollo. “Apenas llevábamos dos años en la carrera y aún teníamos mucho por aprender”, recuerda Carlos, ya que al surgir estas necesidades comenzaron a buscar información sobre temas correspondientes.

Otro factor importante a tomar en cuenta en el desarrollo de este tipo de iniciativas, sin duda, es el económico: “no es lo mismo que cada quien aporte de su dinero a tener recursos establecidos y destinado a cada necesidad”, coinciden. “Mucho de ello se resolvió con el apoyo que nos brindaron al ganar el concurso de proyectos Ecosol”.

“Consideramos que nuestro producto puede tener un amplio mercado, actualmente nos estamos enfocando en lugares específicamente donde haya mucho tránsito vehicular y de personas”, comentan. De igual forma, han realizado pruebas con el prototipo y con las cuales han logrado generar suficiente corriente para encender una decena de lámparas de led. “La idea es colocar estos dispositivos en puntos clave de la ciudad; de mucha concurrencia, para que la gente sin darse cuenta contribuya a disminuir el gasto energético”.

El costo de esta tecnología es otro de los retos que tiene esta empresa, “pretendemos disminuir los costos de producción. El metro cuadrado lo estamos ofreciendo en 800 pesos. Sin embargo, al colaborar con iniciativas más grandes, este precio puede disminuir dependiendo de sus dimensiones”.

Una ciudad que ha instaurado esta tecnología es Tokio, en Japón. Los dispositivos fueron instalados en la entrada del metro y al ser una metrópoli con 20 millones de usuarios de dicho servicio, el sistema de transporte se alimenta de la energía generada a partir de los pasos de la gente, “si el metro de Tokio no gasta en energía, eso nos puede dar una idea de las dimensiones que puede alcanzar este proyecto”, agrega Víctor.

En Mérida podría utilizarse para el alumbrado de calles, así como para la recarga de diversos dispositivos en las tomas de corriente públicas, al igual que para cargas los módems de los parques, “parece un gasto mínimo, pero son muchos los lugares que utilizan estos dispositivos”.

“Actualmente tenemos un mercado bastante interesante en el caso de los semáforos, nuestro departamento de ingeniería civil ha realizado estudios, los cuales arrojaron que cada semáforo de la ciudad tiene un costo operacional que ronda los 70 u 80 mil pesos al año, entonces si reducimos a cero el consumo, los gobiernos reducirían sus costos de operación en cuanto a semáforos y alumbrado”.