Holiday Inn, vocación por servir a los demás

Lilia Balam
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 17 de marzo, 2017


[i]Hoy, el emblemático hotel Holiday Inn cumple 37 años a la vanguardia del ramo en el estado de Yucatán. Sus directivos han manifestado, a través de Luis Manuel Rodríguez, director general, su agradecimiento a la confianza, preferencia y amistad del público y de la sociedad yucateca. Aquí algunos testimonios de quienes hacen posible el prestigio de cualquier empresa: sus trabajadores[/i]


“La vocación de servicio. Tienes que amar, tener gusto por servir a los demás. Si no hay amor por la hotelería, no te quedas mucho tiempo”. Así se expresan de la labor en el sector hotelero Patricia Monsreal, José Dzul, Carlos Valencia, Bartolo Matu, Juan López y Marcos Cruz, miembros de la planta laboral del Hotel Holiday Inn desde hace más de 27 años.

Todos llegaron al histórico hotel en diferentes circunstancias. Los hombres, en su mayoría, se dedicaban previamente al campo, salvo José Dzul y Patricia Monsreal, quienes declaran que sus labores como ama de llaves y miembro de la división de cuartos, respectivamente, han sido su única fuente de ingresos a lo largo de sus vidas.

En lo que sí coinciden los seis es que cuando llegaron al hotel, entre los años 1980 y 1985, el recinto era el único en su clase en la zona del emblemático Paseo de Montejo. Carlos Valencia relata que el hotel era antes la Hacienda “San Jacinto” y que justo enfrente se hallaba el Centro Deportivo Bancarios.

Patricia cuenta con nostalgia en la mirada: “Era el único en su categoría y teníamos diario un 100 por ciento de ocupación, muchos eventos sociales, grupos de extranjeros de todas partes del mundo”. Los demás respaldan la versión y añaden que el hotel permanece en el gusto de la gente, pese a que el Paseo de Montejo se ha vuelto la zona hotelera de la capital yucateca.

Carlos Valencia enfatiza que el hotel es pionero; explica que las roscas de reyes y las bolitas de queso surgieron en las paredes del Holiday Inn y hoy son una tradición en el estado.

Y entre su larga carrera, todos rescatan los aprendizajes que han obtenido a lo largo de los años. Bartolo Matu subraya que con la labor y las constantes oportunidades de trabajo que se le han brindado, logró vencer muchos medios y ocupar su puesto actual como mesero.

Una de las pruebas de valor ocurrió durante el paso del huracán Gilberto, en 1988, se quedó en el hotel: “Había huéspedes, todo estaba oscuro al mediodía. De pronto se empezaron a romper las ventanas por el viento, se apagaban las velas. Mi compañero y yo dormimos en el clóset de un cuarto, porque teníamos miedo de que se rompieran las ventanas. Al día siguiente me fui a mi casa en Ixil, con el agua hasta la cintura. Pero mi casa estaba bien, mi esposa molesta, pero mi casa no estaba con los muros caídos, como otras”, narra Matu, entre risas.

También se han roto moldes. José Dzul cuenta: “Decir ser ama de llaves era un tabú para un hombre, porque generalmente las amas de llaves son mujeres. Rompí un esquema, porque en la ciudad no había amas de llaves varones. Fue un cambio radical, tenía que adaptar mi mente para liderar al grupo. Y a través del tiempo me doy cuenta de que tomé la mejor decisión y no me vería en otro lugar”.

Pasa una hora, mientras la media docena de trabajadores cuentan sobre navidades y celebraciones de año nuevo, días festivos y cumpleaños que han pasado laborando en el hotel, con la presencia de famosos políticos, deportistas y artistas como Olivia Newton-Jonh, a quien Juan López nunca le pidió una fotografía, pese a haber trabajado para ella. Y entonces surge la pregunta: “¿Ha valido la pena?”.

Sí, responden todos al unísono. Cuando amas lo que haces, y tienes vocación, “todo se acomoda”. José Dzul recalca: “Sí ha valido la pena, porque cuando yo llegué no tenía ni donde tirarme a descansar. Y hoy gracias al esfuerzo logré tener lo que nunca pensé que tendría, cuando a los 17 años llegué a las puertas de este hotel”.