No hay esperanza, pero hay que resistir: Sicilia

Paul Antoine Matos
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 14 de marzo, 2017

“No hay esperanza, pero hay que resistir”. Así, el poeta y activista Javier Sicilia, llamó a mantener la paz y la dignidad en México, durante su participación en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey).

A través del lenguaje, la civilización se desmorona de una forma “brutal y total”; existe una crisis de una serie de sistemas –socialismo, economía, comunismo y capitalismo– que provocan que estemos en una era parecida a la caída del Imperio Romano.

Al presentar [i]El deshabitado[/i], novela autobiográfica en la que narra su vida y la muerte de su hijo, Sicilia declaró en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) que el lenguaje que se utiliza en la actual “era de la información” está en crisis.

“¿Qué coño puedes decir en 140 caracteres? puras pendejadas”, manifestó el poeta y enfatizó que en estos tiempos el lenguaje se rompe y sólo importa el “mensaje relámpago”.

Consideró que se necesita del silencio, de saber escuchar; porque en esta época todos hablan, pero no escuchan lo que el otro nos quiere decir. “En un silencio, entendemos al otro”, mencionó.

Declaró que la violencia es atroz en México y en esa realidad el lenguaje es usado por los políticos para disfrazar la verdad, lo que provoca una “sociedad totalmente corrompida”. A raíz de ello, “nos estamos contagiando; si no somos capaces de mostrar nuestra indignación frente a los políticos, pasamos a formar parte de lo burdo”, manifestó.

Pero la palabra también tiene el poder de la sanación. La palabra, agregó, es el mundo de lo humano.

“La palabra es sincera. Todo lo creado por el ser humano tiene origen en la palabra, que nos saca de la oscuridad y de la confusión de la vida”.

[b]Península, península[/b]

Sicilia consideró que “es preocupante lo que ocurre en Cancún y Ciudad del Carmen” porque se manifiesta la violencia. Sin embargo, continuó, “aún están a tiempo de detenerla, no bajen la guardia ni confíen en las autoridades. Construyan ciudadanía y tejido social”.

Para la construcción del tejido social se necesita responsabilizarse de que “todos somos hermanos”, a través de entender que el concepto de Patria, Estado, ciudad o colonia no sólo es el lugar donde se nace, sino que también son las familias de habitantes.

“Lo que le pase a uno debe ser asumido por todos. Se deben mover, contestar y desobedecer civilmente para que se detenga”, enfatizó.

También advirtió que México podría estar a las puertas de una “limpieza social” si se aprueba la Ley de Seguridad Interna, la cual haría legal el Estado de excepción en el país.

Eso incrementará el número de fosas clandestinas y desaparecidos, porque “el ejército viola los derechos humanos, ya que las fuerzas armadas se hacen para momentos de guerra”.

Esa ley, más que una solución, será el aumento de la criminalidad y la violencia, afirmó. Con las políticas antimigrantes de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, en México se podrían repetir casos como San Fernando, cuando el grupo del crimen organizado los Zetas desapareció y asesinó a 72 migrantes centroamericanos en el país.

Habrá una mayor limpieza social y desapariciones, reiteró el poeta. La solución es legalizar la droga, porque “es un asunto de libertades”.

Reconoció que en México, desde el inicio de la Guerra contra el Narco del ex presidente Felipe Calderón, en 2006, ha habido más de 200 mil asesinados y 100 mil desaparecidos, pero las cifras oficiales no los han contabilizado.

Enrique Peña Nieto es un presidente aún peor de Calderón, debido a que intentó esconder la violencia del país.

[b]El Deshabitado[/b]

Javier Sicilia afirmó que se debía a sí mismo su novela autobiográfica, en la que narra la experiencia del asesinato de su hijo y otros seis compañeros.

Aunque fue doloroso también fue hermoso, porque generó la creación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el cual permite dar voz a las víctimas, señalar el problema y la responsabilidad del Estado por lo que sucede en el país.

“Me lo debía a mí mismo, pasar a través de una forma de escritor de esos momentos importantes y terribles de mi vida para que otras víctimas que no tienen la capacidad de nombrar y decir su dolor puedan mirarse en ese libro”, indicó.

Aseguró que en el momento del asesinato de su hijo vivió la realidad monstruosa que niega la palabra: la violencia. Por cuatro años dolorosos trató, a través de las palabras, contar sus vivencias, para dar un nombre al dolor de las familias.

El libro, dijo, permite “estar con la soledad del otro, sentir que hay un inmenso sentido de lo humano y de lo digno para que sigan sintiéndose inspirados, para seguir luchando en la búsqueda de la justicia y por los desaparecidos”.