Recorte a la Conanp no debió ser "a machetazos; sino con bisturí": ambientalista

Juan Manuel Contreras
Foto: Gobierno Federal
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 16 de junio, 2020

“No se debió hacer a machetazos; sino con bisturí”, opinó el maestro biólogo Paulo Carbajal Borges sobre el recorte que el gobierno federal hizo a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), pues consideró que la dependencia ya estaba en una situación precaria; y dicha reducción mermará la labor que se realiza en pro del medioambiente.

Para Carbajal Borges, quien se desempeña como consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el recorte del 75 por ciento al presupuesto de la Conanp es muy grande para lo que percibía la institución; aunque sí acotó que la austeridad dictada por el gobierno federal hace necesarias estas reducciones, ya que existen gastos innecesarios.

La Conanp depende de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y se encarga de administrar las Áreas Naturales Protegidas (ANP) "con un presupuesto muy limitado; y de manera histórica la gente que ahí labora ha encontrado dificultades para cumplir con su labor", mencionó.

En Yucatán se ubican 12 ANP, de las cuales una es de jurisdicción municipal, siete son de administración estatal y cuatro son de carácter federal, destacando por su extensión las Reservas de la Biosfera Ría Celestún, Río Lagartos y Parque Nacional Arrecife Alacranes. Estas últimas (federales) abarcan 147 mil 197 hectáreas y representan el 3.74 por ciento del territorio yucateco. Son las que se verían afectadas por el recorte presupuestal.

“Siempre hay falta de presupuesto para gasolina y reparación de sus equipos, pues la gente que trabaja en campo usa vehículos de todo tipo y estos se deterioran, lo que impide que la dependencia cumpla cabalmente con su trabajo”, sentenció el académico.

En ese sentido, Carbajal Borges ejemplificó que no es lo mismo recortar el 75 por ciento a la Conanp; que recortárselo, por ejemplo, a la Comisión de Caminos y Puentes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) que percibe un presupuesto cerca de 300 veces mayor.

“Al recortar este gasto de operaciones -ya que no se está despidiendo a nadie- dejan de rentar oficinas, pues no tiene oficinas propias; no tienen papelería; ni gasolina para hacer sus recorridos y reparar su equipo, que son gastos operativos cotidianos para cualquier oficina gubernamental”, dijo.

El biólogo Carbajal explicó que la reducción en el presupuesto se pensó para evitar a los “aviadores” que están en otras dependencias de gobierno; y a quienes laboran bajo el esquema del [i]outsourcing[/i]; aunque se debió haber “hecho con pinzas” con una evaluación puntual en función de las regiones en las que se organiza la dependencia.

“Creo que debió haber sido muy puntual, pues hay otras (regiones) que no tienen tantos conflictos y grandes presupuestos que no son necesarios; a diferencia de la península en donde se tiene conflictos de deforestación debido a que hay más gente viviendo en las ANP”, opinó.

Al reducir el 75 por ciento el presupuesto de la Conanp los guarda bosques tendrán carencias en herramientas para trabajar, ya que deben recorrer muchos kilómetros para efectuar sus vigilancias y visitas a las comunidades y zonas que monitoreen.

A pesar de lo anterior, el investigador descarta que aumenten los delitos ambientales; aunque aclaró que sí será menos probable que se detecten, ya que no habrá recorridos de vigilancia en el territorio, lo que generará un sesgo en los datos que usualmente recaban.

Carbajal Borges advirtió que, si el gobierno federal continúa con las reducciones del presupuesto a la Conanp, esta podría convertirse en una dependencia fantasma; con empleados, pero sin la capacidad para llevar a cabo su mandato, que consiste en proteger las ANP; y permitir el despojo de tierras, como ha sucedido en otros países.

Asimismo, reconoció que en el ámbito ecologista existe un rechazo unánime hacia la disminución del presupuesto, “pero parece que las bases sociales (las comunidades) no están tan movilizadas como la clase media universitaria, quienes están más conscientes de la importancia del medio ambiente”, concluyó.

Edición: Ana Ordaz