El 21.7 por ciento de la población en Yucatán sufre hipertensión

Graciela H. Ortiz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Domingo 17 de mayo

Con el 21.7 por ciento de su población, Yucatán supera la la media nacional de la población de México que sufre hipertensión, según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2018).

“La hipertensión a lo largo de todos estos años se ha ido modificando en sus definiciones, precisamente viendo que ya no es privativo de los pacientes adultos sino que incluso se ha detectado en pacientes jóvenes, a partir de los 20 años, lo cual es muy alarmante”, precisa la especialista en medicina de urgencia, Ana Laura López Contreras, quien actualmente está a cargo del área de COVID-19 en el Hospital Regional del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) Pensiones, en Mérida, en el marco del Día Mundial de la Hipertensión que se conmemora el 17 de mayo.

De hecho, según la Ensanut 2018, 15.2 millones de personas en México sufren de hipertensión, es decir el 18.4 por ciento, en la población de 20 años y más. En Yucatán, esa cifra supera la media nacional y es del 21.7 por ciento, también en ese rango de edad.

Por ello, actividad física y buena alimentación es lo mejor que le podemos dar a nuestro organismo para evitar las enfermedades metabólicas como hipertensión, diabetes y dislipidemia (concentración elevada de colesterol y triglicéridos), señala la especialista.

“Lamentablemente es una enfermedad silenciosa porque muy pocos pacientes saben que la tienen y está relacionada con la falta de cultura de la prevención o del hecho de acudir al médico; acudimos cuando ya nos sentimos mal, pero es una enfermedad crónico degenerativa”, abunda.

La especialista afirma que conforme a la literatura americana, en la que se basan los profesionales mexicanos, ya se considera una hipertensión de primer grado por encima de 120 a 129.

“Pero a grandes rasgos consideramos que a partir de 130 y por arriba de 180, quizás no sean necesarios los fármacos pero sí tener un cambio en nuestros hábitos de alimentación, porque la hipertensión está muy relacionada con los pacientes que presentan algún grado de obesidad y muchas veces esas presiones podríamos controlarlas con dieta y ejercicio”, expresa.

La hipertensión es un aumento de la tensión de los vasos sanguíneos, si se aumenta la presión esos vasos se tensan o se pueden llegar a romperse. Cuando se aumenta la presión arterial se van lesionando los vasos sanguíneos que están recubiertos de una capa llamada endotelio, el que se va dañando.

Cuando un paciente está sometido a una presión arterial de manera crónica que no le repercute clínicamente, por ejemplo no tienen mareos, dolor de cabeza, náuseas o vómitos, pero podría sufrir repentinamente un accidente cerebro vascular, “porque esa presión se va incrementando y se van generando lesiones en el endotelio y si a eso se le aumenta que la persona es diabética u obesa, eso va a resultar en una mayor predisposición de daño en el endotelio, por lo que podrá generar coágulos, a lo mejor pequeños al inicio pero el daño continúa aumentando y es cuando se provocan los infartos cerebrales o en el miocardio y también, podrían presentar lesiones a nivel renal”.

[b]Otros factores[/b]

La urgencióloga aclara que no es posible determinar si un paciente es hipertenso con una sola toma de presión arterial, ya que hay muchos factores que pueden modificar la presión arterial como actividad física, un dolor, estrés y ansiedad, entre otros.

“Por ello es aconsejable monitorear la presión, ya sea en su domicilio o en su clínica familiar, por lo menos durante una semana y tres o cuatro veces al día, para ver si efectivamente persiste con esos niveles y no están asociados a factores externos”, detalla.

Manifiesta que los médicos deben realizar un adecuado interrogatorio y evaluación física, ya que es un trastorno asociado con la alimentación, “si vemos que tiene algún grado de obesidad es más probable que esté cursando con hipertensión, si tiene triglicéridos, diabetes, un problema renal o antecedentes familiares, ya que son enfermedades que van muy de la mano”.

[b]Hipertensión y COVID-19[/b]

La especialista refiere que cuando se padece un problema de hipertensión al dañarse los vasos sanguíneos, es probable que se tenga un problema a nivel cardíaco.

“Al haber un aumento de presión arterial, el corazón tiene que trabajar de más entonces a lo largo de muchos años el corazón se ha lesionado, incluso se ha hipertrofiado, es decir el músculo crece y eso no es bueno”, afirma.

Precisa que con el COVID-19 hay una inflamación generalizada del cuerpo, es decir, sistémica, que viene generalmente del endotelio de los vasos. “Entonces si tengo una enfermedad viral como la provocada por el nuevo coronavirus que me va a generar una respuesta inflamatoria en un endotelio lesionado previamente, esa inflamación va a producir mayores inflamaciones sistémicas y si, además, tengo un corazón que ha crecido porque es hipertenso, como el COVID-19 prácticamente afecta a nivel pulmonar, el paciente tendrá una oxigenación limitada que ya no será suficiente para el corazón; por eso generalmente esa es la causa de muerte, mayor inflamación y menor oxigenación”, concluye.

Edición: Emilio Gómez