Juan Manuel Contreras
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Sábado 18 de abril, 2020
Las calles de Mérida están vacías y las trabajadoras sexuales ya resienten los embates de la pandemia. Compiten por la ausencia de clientela y en muchas ocasiones se ven en la necesidad de bajar sus tarifas para procurar la comida diaria; ellas son el sustento de sus hogares. Por esto es que funcionarios se han solidarizado con ellas, las transgénero.
Julio Sauma, Milagros Romero y Cecilia Patrón unieron fuerzas y entregaron 35 onerosas despensas a dicho sector, uno de los más vulnerables socialmente.
“Nos dieron este apoyo incondicionalmente, porque creen en la asociación y la seriedad con la que nos manejamos. Teníamos que ver la manera de obtener el apoyo, pues no queremos quedar mal con una población que realmente lo necesita”, señaló Abigail Trillo, presidente de Yucatrans.
La activista por los derechos de la comunidad trans yucateca sabe que las autoridades “no tienen los recursos para dar grandes cantidades de despensa”, pero celebra el hecho que se les tenga en cuenta y contribuyan al sustento las 75 personas que integran Yucatrans, con 35 paquetes.
La titular del organismo detalló que Yucatrans se integra en su mayoría por trabajadoras sexuales; gente de la tercera edad y también varones. Las puertas de la asociación están abiertas en aras de la inclusión de esta población, históricamente vulnerada.
Cristal Manrique, vicepresidente de la institución, aseguró que sí existe voluntad política para atender las necesidades de la comunidad transgénero, sin embargo, reconoció que los apoyos no son suficientes.
Recordó que la mayoría de las mujeres transgénero se dedican al trabajo sexual y ellas son las más afectadas porque la falta de trabajo merma su calidad de vida.
“Hemos salido y los policías están sacándonos por los problemas derivados del COVID-19 desde hace un mes. Pero tenemos que salir para seguir pagando la renta, comer y mantener a nuestras familias”, aseveró.
Es común que ante la falta de trabajos “normales”, las mujeres trans salgan a las calles a ofrecer servicios sexuales, pues al intentar incursionar en otro ramo, los puestos les son negados. También deben soportar las agresiones de los transeúntes y de sus propias colegas.
Ángela Caballero es una de ellas, y explica que en situación normal sus tarifas se homologan. El importe por sus servicios asciende a 400 pesos, pero la emergencia sanitaria ha caído en el “poquiteo” y muchas de ellas se ven en la necesidad de atender a sus clientes hasta por 100 pesos.
Edición: Elsa Torres
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