Cada vez más difícil adquirir alcohol "clandestino" en Yucatán

Juan Manuel Contreras
Foto: Cuartoscuro
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 16 de abril, 2020

Desde el inicio de la Ley Seca el jueves pasado en Yucatán, numerosos aficionados a la cerveza y otras bebidas enervantes han hecho lo posible por conseguir su dosis de alcohol. Desde los tradicionales clandestinos, hasta nuevos métodos como las compras por Internet, hacen lo que pueden para saciar su sed, aunque la tarea no ha sido del todo fácil.

Tras las especulaciones de un desabasto de bebidas embriagantes días antes del decreto oficial, cientos de yucatecos se volcaron a las tiendas de autoservicio para llenar sus “carritos” de planchas de latas y botellas de licor para enfrentar a la pandemia del COVID-19 desde sus hogares.

La práctica se acentuó cuando el miércoles se anunció a través del Diario Oficial del Estado la puesta en marcha de la prohibición. Algunos de los compradores vieron la contingencia sanitaria y el posible corte al suministro como una oportunidad de negocio, y desde días antes se abastecieron de lo necesario para vender el producto en sus viviendas; y otro tanto mediante grupos de Facebook, en donde a varios de ellos los tacharon de “abusivos” por los elevados precios.

A la fecha, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) ha ejecutado dos operativos -ambos al poniente de Mérida- que derivaron en la detención de cinco personas por la venta ilegal de cerveza; y al interior del estado, las policías municipales también han asegurado cargamentos de bebidas embriagantes, aunque el número de detenidos se desconoce.

[b]Clandestinos atemorizados[/b]

En la capital yucateca se ha notado una disminución en el clandestinaje en sus diversas variantes, ya que la vigilancia por parte de los cuerpos de seguridad ha incrementado, infundiendo temor en quienes pretendían incurrir en este ilícito.

Pese a esta evidente debacle, todavía hay quienes insisten en comercializar con alcohol pese al decreto del ejecutivo, como El Diablo, quien desde hace más de 20 años ha hecho de esta actividad su sustento, al oriente de la ciudad.

Según explicó, el precio del producto aumenta en función del riesgo que se corre al comercializarlo. Actualmente, el six lo vende en 160 pesos; y los misiles, en 80 cada uno. La situación le ha obligado a atender únicamente a sus clientes habituales, pero continúa con la venta, pues no cuenta con otro modo de supervivencia, asegura.

El Manos, otro comerciante furtivo del rumbo, detalló que la cerveza “voló” desde los primeros días de la prohibición, y que ahora solo le quedan pomos, bebida menos popular que la espumosa, pero que a falta de la misma ha gozado la aceptación de los consumidores al “no quedarles de otra” para hacer más llevadero el confinamiento.

Botellas de whisky en 350 pesos; de ron en 400 y litros de vodka en 500 son precios muy por encima de los habituales en cualquier licorería, sin embargo, el celular del comerciante no ha parado de sonar desde el anuncio de la Ley Seca, hecho que atribuye al repunte de los termómetros en las lajas yucatecas.

[b]“No vale la pena”[/b]

También existen distribuidores mayoristas además de las tiendas Six y Modeloramas. Vecinos y conocidos, a sabiendas de sus actividades que usualmente les procuran bodegas llenas de cartones, acuden a ellos en busca del suministro para mitigar el calor de Mérida que últimamente ha rebasado los 40 grados.

“Ándele don Yorch, un cartoncito nomás”, suplica un vecino de la Díaz Ordaz al mayorista de su colonia; sin embargo, el empresario asegura no estar dispuesto a arriesgar su negocio; ni sus años de trabajo ante el peligro inminente que representaría el abrir el cillero para satisfacer los antojos del beodo. “No vale la pena”, asevera.

Días antes de promulgarse la prohibición, las dos principales distribuidoras (Grupo Modelo y Heineken-Moctezuma) encontraron a sus puertas sendas patrullas vigilando la salida de mercancía, por lo que las bodegas de mayoristas más pequeños, muchas de ellas en el centro de la ciudad, corren con la misma suerte.

[b]Tapan grieta tecnológica[/b]

En días pasados trascendió en redes sociales una grieta en la Ley Seca: la compra de cerveza y licor a través de páginas de comercio electrónico como Amazon y Mercado Libre. No fueron pocos quienes aprovecharon esta situación para adquirir productos derivados del etanol; sin embargo, desde el miércoles, estas páginas ya no ofrecen el servicio en Yucatán luego de enterarse de las disposiciones gubernamentales.

El enojo se dejó correr en las diversas páginas y medios de comunicación en donde se anunció esta medida, sobre todo por quienes ya habían efectuado su pedido, ya que argumentan que las autoridades se percataron de la fisura gracias a que varios de ellos “presumieron” sus planchas en sus redes sociales.

La Ley Seca en Yucatán se prevé dure hasta el 30 de abril, aunque su período podría extenderse según la magnitud de la pandemia. A nivel nacional, las compañías cerveceras aún no tienen el permiso de reanudar sus operaciones, según informó el gobierno federal, pese a que cámaras de pequeños empresarios han solicitado garantizar el abasto de la bebida para evitar brotes de violencia doméstica.