Jóvenes obligados a abandonar sus estudios, encuentran una oportunidad en Ganso Azul

Texto y foto: Gina Fierro
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 24 de marzo, 2020

“Había dejado de estudiar, tenía quince años y me fui a Cancún, porque mis tíos necesitaban ayuda para cuidar a mis primos”, cuenta la yucateca Ana Fabiola Mosqueda de 22 años, quien a muy corta edad se vio obligada a trabajar.

“Dejé la escuela por necesidad, necesitaba dinero y ayudar a mi mamá. Como solo éramos tres hermanos y mi mamá, ella era la única que aportaba dinero y debíamos apoyarla”, explica.

A pesar de la necesidad logró terminar su secundaria y ya de vuelta en Mérida, al cumplir la mayoría de edad, comenzó con la búsqueda de un empleo formal, mismo que encontró en la empresa de exportación Ganso Azul, donde se desempeña como operadora de costura desde hace cuatro años.

A su regreso conoció la industria textil gracias a su hermana, quien laboraba en el medio. Fue como una aventura, no sabía en qué puesto iba a estar y se alentó a sí misma: “todo estará bien, mientras no se trate de dar atención al cliente, porque no soy buena hablando con personas”.

Al llegar a Ganso Azul, Fabiola se adaptó de inmediato a las tareas. “No sabía costurar nada, ni tocar una máquina y aquí fui aprendiendo. Me adapté pronto; la costura, no es difícil, pero a unas personas se les da más que a otras y a mí se me dio muy bien”. Y, mira, “me había propuesto estar en este trabajo sólo por un rato y ya llevo cuatro años aquí”.

Recuerda que a pesar de que su abuela fue costurera, ella aprendió el oficio lejos de casa y ahora lo practica con gusto. “Yo misma reparo mi ropa, mi abuela tiene máquinas en su casa y cuando voy a verla le ayudo a pasar la over o la recta”.

[b]Un ambiente muy diverso[/b]

El ambiente laboral donde se desenvuelve Fabiola es muy diverso, ya que el equipo de trabajo está conformado por personas de todas las edades, ella es parte de uno de los grupos más jóvenes. Convivir con compañeros de diferentes edades le ha permitido ser más tolerante e identificar que “cada quien tiene su manera de pensar y hay que respetarla”.

“Lo importante de una línea de producción es llevarse bien y trabajar en equipo, mi supervisora es una buena persona, no tenemos conflictos, siempre procura escucharnos y entendernos para qué puede hacer por nosotros”.

[b]Una jornada de trabajo dinámica[/b]

Como operaria de costura, la joven realiza el ensamble de pantalones, donde se unen las piezas de la prenda hasta terminarla. En esta área, describe, los operarios desempeñan diversas actividades, lo que le da dinamismo a las jornadas laborales, "no te quedas haciendo una sola cosa, eso es muy aburrido, y pues realmente me gusta la costura así que es chido aprender otras cosas".

Otro aspecto que motiva a Fabiola a permanecer en la empresa son las prestaciones, ya que las utilidades y la caja de ahorro le permiten aportar económicamente en su hogar, “siempre ahorro y para el fin de año es una gran ayuda que me dan, con eso ayudo a mi mamá a construir una casa”.

“Poder descansar sábado y domingo me motiva”, ya que son pocas las empresas que ofrecen estos días de descanso, aunado a que los trabajadores cuentan con servicio gratuito de transporte y descansan los días festivos.

[b]Más que un simple empleo[/b]

Fabiola tiene planes de permanecer en la empresa y aunque aún no se decide por una carrera, confiesa que su plan a futuro es retomar sus estudios. “Creo que iré descubriendo en qué me enfocaré”.

Más allá de contar con un empleo seguro, en Ganso Azul Fabiola aprende a ser tolerante con las demás personas, a adquirir responsabilidades, a ver por su persona y ayudar incluso a terceros. “Entiendes que no todo está en tus manos, que los resultados son poco a poco. Y que los problemas de casa se quedan ahí. Otra cosa que he aprendido es a separar lo laboral de lo personal”.

Edición: Elsa Torres