Estamos hechos para lo bueno, para amar, dice especialista

Graciela Ortiz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 20 de marzo, 2020

[i]Epígrafe: “La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas”.[/i]
[i]Alejandro Dumas[/i]

“La felicidad depende en gran parte de uno mismo, tanto desde el punto de vista filosófico como científico y sicológico, es un factor muy importante que la persona sienta que puede, crea o quiera ser feliz. Un ser humano activo y no pasivo”, explica Elías Alfonso Góngora Coronado, responsable del Centro de la Felicidad y Bienestar de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

El catedrático considera que son distintas maneras de pensar, sentir y hacer “las que nos hacen ser lo mejor que podemos ser en relación con nosotros mismos y con los demás para disfrutar la vida”, y añade: “la felicidad es parte de uno mismo, pero debe irradiar a los demás, no se debe quedar con uno”.

La felicidad podría ser la suma de pequeños momentos, “en realidad nosotros vivimos por instantes, pero si sumamos instantes nos da estilo de vida, felicidad es un estilo de vida, por eso se dice también la felicidad no es una estación a la que se llega sino una forma de viajar”.

“Es una forma de ver la vida, es una forma de vivir, una forma de percibir; la felicidad se puede encontrar y valorar en muchos momentos, aún en situaciones difíciles, no sólo es un sentimiento, una emoción, es una experiencia de vida”, reflexiona.

El doctor en sicología social y personalidad señala que una de las cosas que se ha demostrado es que estamos hechos para lo bueno, para amar y ser felices, “lo que pasa es que a veces seguimos otro camino que no nos ayuda en la vida; la neurociencia ha probado que nuestra estructura nerviosa, genética es para hacer el bien, es para ser felices, no para hacernos daño, no para hacer daño a los demás”.

El también investigador, asegura que uno se puede entrenar para ser feliz. Opina que debemos usar la gran herramienta que es nuestra mente a nuestro favor, “cómo interpretar la situaciones de manera positiva, que por otro lado no es huir de los problemas, no es negar el problema sino enfrentarlo de una manera distinta. Es aceptar, pero no estar resignado”.

[b]El Centro[/b]

El Centro de la Felicidad y Bienestar UADY es un espacio para promover la vida buena, el bienestar, la felicidad, las emociones positivas, las relaciones sanas de convivencia, relacionado con la paz individual y social, “es lo que de alguna manera la ciencia sicológica en este aspecto de la visión positiva quiere promover”.

El Centro se dedica a trabajar por la vida buena desde el punto de vista de la ciencia y en el contexto de la sicología, el enfoque de la sicología positiva, “damos talleres para todas las edades, conferencias, entrevistas particulares. Hacemos investigaciones en el contexto de la sicología positiva, que es la otra cara de la moneda de la sicología tradicional”.

El Centro lleva, también, a cabo investigaciones como estudiar las emociones positivas, el bienestar, la felicidad y la espiritualidad, “medimos con pruebas cómo están las personas y de acuerdo a eso diseñamos talleres de cómo podemos fomentar esos valores”.

“Hasta ahora lo hemos realizado con escalas y entrevistas, cómo está la persona, cómo dice que está, qué nos dice la prueba, hacemos el programa intervención, volvemos a entrevistar y a medir nuevamente”, detalla.

En el Centro de la Felicidad y el Bienestar manejan un software que enseña a la persona a relajarse y a bajar el estrés, “se le enseña a respirar, luego se le da un pequeño entrenamiento de cómo pensar de una manera diferente, cómo ver la vida de una manera distinta, se le colocan sensores en la oreja, en el dedo; una gráfica muestra cuando está estresada en rojo y cuando baja el estrés, en verde, con el entrenamiento se va viendo que baja el rojo y sube el verde, y en la prueba final se le pide que trate de estar tranquila, sentirse bien, y se le muestra un paisaje en blanco y negro, cuando se sienta bien va a comenzar a ver el paisaje de color”.

Puntualiza que cuando la persona respira de una manera diferente, piensa de una manera diferente su cuerpo refleja eso y los sensores pasan a lo que es la gráfica y al final sale un arcoíris que es cuando llega a un 100 por ciento de la gráfica. “Es un entrenamiento que dura tres o cuatro sesiones de unos 15 minutos y el individuo ya aprende cómo se puede sentir mejor, cómo puede hacer para bajar su estrés, porque el problema sigue ahí, lo que tenemos que hacer es cambiar la manera de interpretar la situación, es una perspectiva diferente”.

[b]¿Cómo se hace para ser feliz?[/b]

“Es muy importante pensar de qué estamos hechos, hay una parte que heredamos, sobre esa no podemos tener control; hay otra parte con la que convivimos, el contexto en el que nacemos, sobre esa podemos tener cierto control, aunque a veces no tanto, todo esto nos da como un 60 por ciento, entre lo genético y lo cultural, pero hay un 40 por ciento que sí depende de nosotros por eso resulta tan importante el entrenamiento para la felicidad”, precisa.

El sicólogo opina que a la felicidad hay que invertirle tiempo, “no se da por inercia y hay dos características humanas que son muy importantes y que tenemos que usar más, la razón y el corazón, cómo pensar y cómo amar y querer lo que hemos decidido hacer”.

Como dice el Dalai Lama, “el ayer ya se fue, el mañana no ha llegado, hoy es el momento para ser feliz”.

Para Góngora, la persona que agradece, que perdona, que aprende algo nuevo es más feliz; que valora y fomenta sus relaciones, que respeta a las personas, la que es amable, generosa, que tiene una vida espiritual, que le da un sentido a la vida.

Por último, indica que desde hace algún tiempo realizan actividades para la sociedad a través de la Semana de la Felicidad, que este año se llevará a cabo del 20 al 24 de abril.

“Damos conferencias, talleres, actividades musicales, de cultura, tratamos de aplicar la sicología positiva e invitar a personas que quieran hacer algo para promover esto y que se sumen”, concluye.

Edición: Elsa Torres