iFly, la vocación de volar entre las nubes

Alfredo Ruíz Pellegrín desde muy pequeño supo que su vocación era la aviación y recuerda las veces que subía a un avión y la admiración con la que veía a los pilotos, pero en especial la sensación increíble al volar: “Yo creo que nada se compara con eso”.

Sus memorias de la infancia le llevan hacia una foto que tenía su abuelo, en donde se veía un Concord, “un avión super sónico de Air France y desde ahí, desde chiquito, me fui involucrando un poquito en el tema aeronáutico”.

Después conoció haciendo simuladores de vuelo y empezó a aprender más sobre ello; por eso, cuando llegó el momento de decidir qué estudiaría, sin dudarlo optó por aviación, sin imaginar que entraría a una escuela en Puebla, su lugar de origen, sin alcanzar sus expectativas.

Es así como llegó a Mérida, en donde encontró una escuela como la imaginaba, iFly, Universidad Aeronáutica para Pilotos Aviadores, con profesionalismo, teoría y simuladores que lo hacen sentir seguro incluso para presentarse ante las aerolíneas.

“Es una carrera muy bonita y al volar aquí en la península de Yucatán se ven paisajes que no tienen comparación”, añade sus experiencias en vuelos hacia Cozumel, en donde ha apreciado Progreso, las playas en general y Las Coloradas.

Y celebra que, con esas vistas increíbles, se encuentran en la planeación para comenzar a realizar vuelos panorámicos que los turistas podrán disfrutar.

Luego de aproximadamente año y medio de haber egresado, comparte que su aprendizaje con quienes fueron sus instructores de vuelo fue muy bueno y los reconoce por haberse capacitado en Eslovenia en la fábrica de Pipistrel.

Con tres hangares, uno de operaciones, otro de mantenimiento y una terminal de alumnos, considera que su formación fue tan completa como esperaba, ya que viven la experiencia como si se tratara de su propio lugar de trabajo: el aeropuerto.

El egresado de iFly destaca al mantenimiento como una de las áreas más importantes porque les permite la seguridad durante sus estudios, pero también estar aprendiendo de pilotos aviadores profesionales, controladores de vuelo y oficiales de operaciones.

Ahora, luego de 180 horas de vuelo y alrededor de 12 meses de formación teórica, encuentra una oportunidad para convertirse en instructor dentro de su alma máter y siente mucho apoyo por parte de sus asesores para hacerlo con éxito.

Con emoción, comparte que los simuladores que tuvo para aprender son muy avanzados, volando aviones que hoy en día se encuentran en Volaris y Viva Aerobus, por ejemplo, y eso les facilita la capacitación cuando ya quieren comenzar a trabajar.

Cuenta que son 16 aeronaves las que ponen a disposición del alumnado, ofreciéndoles incluso la Pipistrel Virus SW 121 que, con orgullo, la menciona ganadora de premios de eficiencia de la NASA. “Estos aviones para el entrenamiento son increíbles, inclusive muchas escuelas en Europa los utilizan porque tienen gran eficiencia”.

Desde sus vivencias en el estudio de la aviación, expresa que quien sienta estas mismas ganas por el vuelo, puede iniciar el siguiente curso escolar que empezará el 16 de agosto para sobrecargo y técnico en mantenimiento, el 20 de septiembre pilotos privados y el 11 de octubre pilotos comerciales.

Edición: Ana Ordaz