Tras cuatro años con luchas en el presupuesto para el recinto cultural, hoy realizaron el cierre simbólico del Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (MACAY) Fernando García Ponce, luego del aviso sobre “cero pesos para ofrecerles”.
Rafael Pérez y Pérez, director del museo, lamenta estar siendo testigo de esta situación, “no sólo como director de una institución con una trascendencia local, nacional e internacional, sino también como miembro de la comunidad artística e intelectual del estado de Yucatán”.
Con un convenio que les entregaba más de 16 millones de pesos al año, podían subsidiar todos los gastos que genera la operatividad y mantenimiento del museo, sin embargo, indica que desde que esta administración comenzó, también lo hizo el descenso en el presupuesto.
En un principio, detalla, les entregaron únicamente 9 millones y posteriormente comenzaron a entregarles 4 millones anuales, pero en esta ocasión les informaron que no cuentan con nada para brindarle al único museo de arte contemporáneo del estado.
Señala que nunca quisieron llegar a este punto en el cual se encuentren en la necesidad de hacer un cierre, por el momento simbólico, para darse un tiempo de crear estrategias y propuestas que les permitan evitar el cierre definitivo.
“Hoy, 28 de julio, creo que se abre un espacio de reflexión para toda la ciudadanía, pero particularmente para la comunidad artística y para las instituciones culturales tanto locales como nacionales”, expresó.
Este museo, durante la pandemia, recibió alrededor de 4 mil visitantes, en especial conformado por turistas nacionales y extranjeros, pero también visitas locales.
El director del lugar considera “un acto sistemático contra la cultura” la falta de propuestas para mantenerlo a flote en los presupuestos.
En entrevista para La Jornada Maya, destaca que han tenido expositores como Darío Ortíz, Joan Miró, entre otros; por lo que ahora consideran acudir a la sociedad civil y continuar hasta donde se pueda para recolectar los fondos que necesitan “porque hay trabajadores que dependen de nosotros”.
Hasta el momento, con ayuda de la Fundación MACAY es que han conseguido solventar muchos de los gastos imprevistos que se presentan, por ejemplo, en el mantenimiento de la casona donde se encuentra el recinto; gracias a que cuenta con benefactores que la impulsan.
“Pero también a través de la Fundación ha otorgado tanto en especie, por ejemplo, los acopios, dispersiones de obra, seguros de obra y boletos de avión”, sin embargo, considera imposible que esta organización absorba todos los gastos que tienen que cubrir para abrir al público.
Edición: Laura Espejo
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