Hoy, 3 de noviembre, Ivonne Ortega Pacheco, ex gobernadora de Yucatán, interpuso una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) contra Rolando Zapata Bello, también ex gobernador del Estado y quienes resulten implicados en la interrupción del contrato para construir el Hospital de Ticul.
La actual diputada federal, desde su visita a Mérida el pasado 25 de octubre había informado sobre la posibilidad de ejecutar esta denuncia, dos días después, por medio de un comunicado dieron a conocer que la estarían realizando y hoy finalmente emitieron la demanda.
Con un documento expone a la FGR que la construcción del hospital contaba con un contrato asignado en licitación pública, considerando no solamente la edificación, sino también suministro de servicios, insumos, operación, seguridad y mantenimiento para proporcionar servicios de salud a la población de 13 municipios del Sur de Yucatán durante 25 años.
La queja, apuntaron, es por la cancelación que realizaron en 2015, durante el gobierno en el sexenio 2012-2018, en la gubernatura de Rolando Zapata Bello; esta situación, detonó que la empresa Marhnos, con quien habían elaborado el contrato, llevara a cabo un litigio que tuvo como consecuencia una deuda de 740 millones de pesos para Yucatán.
Luego de todo esto, en días pasados, el gobierno del estado actual, encabezado por Mauricio Vila Dosal y el gobierno federal con Andrés Manuel López Obrador al frente, llegaron a un acuerdo con la empresa para que desistiera de su demanda y entregara la infraestructura.
Con esto, no solamente liberaron la deuda, sino que abrieron paso a que el Hospital de Ticul sea retomado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), “desde hace años se han venido diciendo muchas mentiras sobre el Proyecto. Por eso presenté hoy la denuncia ante la justicia federal para que se investiguen los hechos, se documente el proceso y se determinen responsabilidades”.
Durante su pasada visita en octubre, también reconoció que la detención del hospital a ella misma le costó el escarmiento público, a pesar de que Rolando Zapata había sido quien suspendió la obra que los ticuleños ya esperaban.
Edición: Ana Ordaz
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