Don Carlos Ontiveros Pérez, de 75 años, lleva más de 20 años celebrando las fiestas decembrinas en el hotel Holiday Inn. Para su estancia, Don Carlos tiene la tradición de reservar siempre la misma habitación, la suite 142. Al preguntarle por qué, respondió que es por los cuadros que tienen en esa habitación.
“El mural que tiene esa suite es de una vista a la playa y hay otro que me gusta mucho, el cuadro que está detrás del sofá, es un sacbé (camino blanco). Todas las habitaciones son bonitas, pero el cariño que le tengo a la 142 es fabuloso para mi esposa, María Teresa Bobadilla, y para mi.”
Nombra a cada uno de los colaboradores del hotel con familiaridad e, incluso, tiene anécdotas con ellos: en una ocasión el chef le concedió su deseo por degustar unos tamales recién hechos. También recuerda con beneplácito cuando el pianista de nombre Octavio tocó durante la navidad.
“Conozco a Juanito y a todos los muchachos de la entrada, también a los que están en la cocina. Para que te des una idea, apunta, el Holiday Inn es nuestra segunda casa.”
Recorriendo la vista por el álbum familiar, Don Carlos se topa con fotos de su esposa en la alberca del hotel, en la hamaca, “con una cara de felicidad, debería verla. El problema no es que entre a la alberca, el problema es sacarla. Siempre promete: "otros 15 minutos y nos vamos”.
Cuando vivía en Mérida, Don Carlos tenía su domicilio a la vuelta de la casa de hospedaje; sin embargo, la primera vez que asistió al hotel, lo hizo por invitación de sus compadres de Toluca, que en esa oportunidad se hospedaron durante una semana.
Don Carlos trabajaba en la industria farmacéutica, en empresas como Pfizer, por lo que asistir a congresos en otras ciudades lo obligaba a quedarse en hoteles frecuentemente. A pesar de pernoctar en otros hoteles, su preferencia siempre es por el Holiday Inn.
Sobre la comida que se prepara en el hotel, Don Carlos dijo que la cochinita pibil, la longaniza de Valladolid y los jugos del desayuno son sus favoritos.
Junto con su esposa, sus tres hijos y cuatro nietos, ha compartido las navidades en el Holiday Inn.
La preferencia por el hotel se debe al trato que ofrece el personal: “Por la amabilidad de todo el equipo, incluyendo a los gerentes. La calidez del equipo del hotel me encanta”
Hace dos años que no visita la ciudad debido a la pandemia por Covid-19 e, incluso, recuerda las dos navidades pasadas como “muy diferentes, por todas las medidas de salud”.
Actualmente, Don Carlos espera que este próximo diciembre pueda pasarlo en Mérida: “no sabes cómo le pido a diosito que me dé la oportunidad nuevamente de regresar a mi amada tierra y a mi segunda casa”, recalcó.
Edición: Emilio Gómez
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