Hace poco más de cinco años, la maestra Gaby Calderón recibió la noticia de que tenía un tumor cerebral alojado en el lóbulo frontal izquierdo y, aunque hasta el momento especialistas no han logrado determinar si se trata de un astrocitoma difuso grado II o en qué grado se encuentra, lo que sí es seguro es que es necesario retirarlo.
Desde la detección hasta ahora, el tumor ha crecido al doble, dejando un espacio más pequeño para su cerebro y ocasionando que sus funciones neurológicas, cognitivas y físicas se vean afectadas; además, por el lugar en el que se encuentra, también le afecta en sus facultades sociales y de conducta, así como incrementa el riesgo de lesiones, accidentes vasculares o la muerte.
Aunque hace tres meses entró a lista de espera para ser operada en la Ciudad de México para retirar el tumor y mejorar su calidad de vida, todo este tema de salud ocasionó que tuviera que dejar la docencia, por lo cual, ahora sus amistades y familiares, junto con su propio esfuerzo, impulsan una campaña en Donadora (https://donadora.org/campanas/juntos-vida?fbclid=IwAR2HSxiNbeHbGxcOGkWHjix-nZ-0nAbVRj-SZP_bf_W2an76YZWMi66q9P4) para recaudar los fondos que necesitan para que acceda a la cirugía.
Una vez que el tumor sea retirado, finalmente podrán decirle en qué grado se encuentra el astrocitoma, iniciar radioterapia para eliminar de forma química cualquier parte del tumor que no haya sido extraída y determinar si necesitará quimioterapia.
“Durante estos años invertí mis sueldos y ahorros en estudios médicos exploratorios, he consultado con distintos especialistas locales, nacionales e inclusive internacionales buscando información y posibles soluciones para mi condición médica, ya que por parte del Seguro Social se me negó una atención digna, profesional, ética y humana. Todo ello ha ocasionado un desgaste e inestabilidad económica significativa. Por ello creamos esta iniciativa buscando tu ayuda para seguir “Juntos por la vida” (https://www.facebook.com/juntosporlavidamid).
Considerando gastos médicos, especialistas, medicamentos, tratamientos y la recuperación posterior, requieren alrededor de un millón de pesos, “una cantidad muy fuerte para solventar sin ayuda”.
Con tal monto, lograría alcanzar el dinero para la operación, tratamiento y recuperación en la Ciudad de México, así como continuar con la radioterapia en Mérida; “confiamos en que la intervención se realice con éxito y sin ocasionar mayores daños a mi cerebro y que con seguimiento y rehabilitación neurológica y psicológica, pueda reintegrarme a mis labores y retomar mi vida con una mejor salud y un mejor panorama a futuro. Y para todo ello ¡Te necesito!”.
Edición: Laura Espejo
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