Denuncian presunto caso de acoso sexual y abuso de poder en repostería yucateca

A.G., ex trabajadora de una empresa de repostería fina con varias sucursales en Mérida, denunció ante la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán el haber sido presuntamente víctima de acoso sexual y abuso de poder mientras laboraba en ese establecimiento. Lo anterior quedó asentado en el acta GP/001812/2022.

Fue a través de redes sociales que la afectada dio a conocer que durante los dos años y medio que trabajo para esa empresa -la cual, acotó, presume ser “un lugar seguro para la mujer”- atravesó diversas situaciones.

“Todo empezó con reglas y normas internas que impedían la interacción entre los asesores, por el simple hecho de aislarme; y terminó con la difusión de una foto mía en ropa interior con la intención de que me despidieran”, condenó.

Tras el hecho, la quejosa fue reubicada al área de caja, puesto que desempeñó el resto del tiempo que laboró para la empresa. Unos meses después, relató, otras compañeras la llamaron “put4” (sic) a través de un mensaje enviado por accidente y éstas últimas fueron despedidas.

“Cabe aclarar que los jefes directos ya sabían de los distintos abusos de poder que estas supervisoras cometían y no hicieron nada. De no ser por ese pequeño error al enviar el mensaje ellas seguirían en la empresa”, detalló.

De igual modo, A.G. acusó a los supervisores de la empresa de beneficiar a los vendedores de diversas maneras como, por ejemplo, permitirles llegar tarde al trabajo, en estado de ebriedad o faltar sin recibir sanción alguna.

Señaló que uno de sus compañeros de trabajo, abusando de la relación que mantenía con uno de esos supervisores, la tocó de manera indebida y utilizó lenguaje soez. La sanción por parte del departamento de Recursos Humanos, señaló, fue la de suspenderlo por dos días para luego permitir que sigan trabajando en la misma área.

“Y la lista continúa, jefes aprovechándose de su puesto para intentar abrazar y besar a las cajeras, caricias ‘inocentes’ muy incómodas, lenguaje inapropiado, entre muchas más”, acusó.

En otro ejemplo, A.G. expuso que uno de los colaboradores usa su puesto para iniciar relaciones amorosas con cajeras 15 o 20 años menores que él.

“Imagínense llegar a su lugar de trabajo, dónde no sólo tienen que aguantar una presión laboral muy dura y clientes prepotentes, también a un hombre con un puesto más alto gritarle a su pareja que es una zorr4, una put4 y una infinidad de faltas de respeto, porque la chica tuvo un gesto de amabilidad con un cliente” (sic). 

La denunciante contó que hay cajeras embarazadas que se ven en la necesidad de llegar a sus hogares a media noche y en transporte público, sin que la empresa haga algo por evitar la situación: “¿Quién las manda a embarazarse?”, se justifican los superiores.

“A pesar de ser actos cometidos por empleados, no quito la responsabilidad de la dirección de esta empresa por ponerlos en puestos de poder, y no tener un debido cuidado con el tipo de personas a las que expone a todas las mujeres y hombres que necesitan de esos empleos para vivir”, precisó finalmente.

Edición: Estefanía Cardeña