Zabik por fin está en casa; la constelación está completa

El viernes pasado, Liliana y Jesús por fin consumaron el sueño de formar su familia. Fue ese día cuando se consolidó la adopción del pequeño Zabik, un anhelo que tenían desde el 2018; y hoy, la constelación está completa.

Tras la audiencia en la que se autorizó el cambio de apellidos -lo que ocurrirá en mes y medio, en el registro civil- la familia quedó integrada. El camino fue largo; y luego de sortear los engorrosos trámites, para ellos la incertidumbre terminó.

“Esa fue la parte difícil. Él tiene un año y medio viviendo con nosotros y al principio estuvo muy tranquilo, pero luego se empezó a preguntar por qué no llegaba la fecha. Me preocupaban las repercusiones emocionales”, contó Liliana, su madre. 

Hoy que son familia, Liliana, Jesús y Zabik están viviendo la mejor etapa de sus vidas. Él, asegura su madre, duerme más tranquilo desde que se consumó su adopción: “La tranquilidad propia de que nadie se lo puede llevar nuevamente”.

“Me dice a cada rato que ya es un hijo verdadero, para él era importante el sentir que ya no hay nada más que hacer y no se puede revertir lo que ya tiene. A nosotros, también nos hace sentir tranquilos”, sentenció.

Luego del proceso de “idas y venidas” buscando todo tipo de información de gente que pudiera apoyarles, Liliana padeció varios males a razón de la tensión. Recuperarse de ese caminar tan tortuoso, celebra, es un alivio.

Con la familia biológica de Zabik, todavía hay vínculos. Como se recordará, Liliana y Jesús le prometieron a su madre continuar en contacto. A pesar de los miedos, asegura la sicóloga infantil, han cumplido con ese pacto. 

Las visitas no son seguidas, reconoce, pues no es conveniente emocionalmente para el niño. No obstante, dijo, sí van y propician el contacto luego de una terapia que le permitió entender el lugar que ocupa cada familia.

“Ha entendido maravillosamente. Le decimos que somos ‘las cuatro patas de una mesa’; y el es la mesa. Sus papás biológicos son importantes porque son los que hicieron posible que llegara al mundo; y nosotros sostenemos la otra parte”.

“Él nunca ha dejado de quererla (a su madre biológica) y nuestra intención es que siga conservando ese amor”, declaró.

Para la familia de Zabik, quien ya es casi un preadolescente, sigue un cambio de etapa. Su madre Liliana lo describe como un niño con mucha energía, que está tomando clases de ajedrez, guitarra e inglés: “Todo lo que lo pueda nutrir, lo disfrutamos con él”.

A las familias, que como ellos hoy están en la lucha, Liliana les reconoce su tenacidad: “Es algo admirable”.

“Por muy árido que sea el proceso, intenten no descuidarse emocionalmente. A lo mejor la institución no les va a ver como son realmente, porque el sistema no ayuda. No obstante, traten de rodearse de gente que les fortalezca. Vívanlo como familia”.

En ese sentido, exhortó, “exijan sus derechos”, pues se habla del derecho supremo del menor, lo que, consideró, es verdad; pero también hay un derecho de los adultos en los términos de planificación familiar adecuada.

“Que no les digan que no hay niños. Lo que hace falta es agilizar los procesos legales para que los niños puedan llegar lo más pronto posible a los hogares que los están esperando”, concluyó.

Edición: Laura Espejo