“Desde la percepción selectiva, una insinuación es porque la idea está ahí […] definitivamente no hay meme inocente”, señala Edgardo Flores, fundador de la Asociación Yucateca de Suicidología, quien habla sobre cómo acompañar a personas con condiciones de riesgo hacia el suicidio.
El sicoterapeuta informa que ante señales de alerta de riesgo suicida “hay que acercarnos con delicadeza, con cuidado”; esto, debido al estigma que existe alrededor del tema y la segregación o exclusión que suele traer consigo.
Incluso chistes o “memes” en Facebook haciendo alusión a querer morir “pueden parecer ‘estoy jugando’”, sin embargo, señala que esto puede deberse a la percepción selectiva, misma que en Psicología representa que algo que tienes en mente lo encuentras en tu entorno, es decir, que cuando comparten ese tipo de chistes es porque el pensamiento está ahí.
“Si la persona está hablando del tema, aunque sea de chiste, es porque está allá” y detalla que aunque con eso todavía no pueden saber si el riesgo es bajo, medio o alto, la certeza es que existe.
Ante esto, lo que las amistades o la familia pueden hacer es acercarse a la persona e incluso preguntarle directamente cómo está o si ha pensado en morir o desaparecer, “creo que tememos mucho la respuesta del sí”.
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En el panorama del sí, destaca que la gente suele querer erradicar el deseo, pero la clave es acompañar a la emoción que sostiene la conducta; desde su experiencia profesional, apunta que suele haber siete emociones principalmente: culpa, insuficiencia, incapacidad, desesperación, desesperanza, soledad y sufrimiento.
Estas emociones suelen sostener el riesgo suicida, “la desesperanza es de las emociones más profundas que tiene esta condición, percibimos que el mundo no va a cambiar o incluso que puede ser peor”.
Frases como “te pasas, exageras, no es para tanto, échale ganas, hay personas peores que tú, querer es poder, es fuerza de voluntad”, aunque tengan la intención de ayudar, provocan una sensación de estar siendo juzgada o juzgado, detalla.
Es vital, señala, validar las emociones de la persona sin juicios, incluso si desde fuera parece exagerado o superficial, “si la persona manifiesta ‘me duele esto’, para la persona es importante y hay que atenderlo tal y como es”.
Validar implica, profundiza el especialista, expresarle que se entiende y acompaña en lo que vive, “la clave no está siempre en erradicar la idea, sino en contener la emoción”.
Un punto importante, abunda, es reconocer que es posible dar contención a las emociones ajenas en la medida de las posibilidades propias, teniendo en cuenta factores como el tiempo, las propias emociones, entre otras situaciones; haciéndole saber también a la persona que la acompaña y si está ausente en algún momento es porque su situación así lo requiere, pero le responderá en cuanto pueda.
“Cuando planteamos eso yo sé que a la persona le es difícil en el momento de la crisis, de la situación, pero hay momentos en los cuales recobran la claridad y dicen ‘claro que lo entiendo’”.
Hablarles claramente sobre la necesidad de tener los recursos propios para poder estar permite hacerles saber que no se les ha abandonado, subraya.
“Involucrar a más personas es clave”, añade. En muchos casos, las personas depositan su confianza en una sola figura de apoyo, haciéndole saber su riesgo suicida, pero pidiéndole que no le digan a nadie, para el sicólogo especialista en suicidio, “en estos casos no aplica”, pues hacerle saber a más personas de su entorno permite tejer una red más fuerte para su protección y contención.
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En el caso de la familia, recomienda acercarse a especialistas para obtener sicoeducación y derribar mitos como “quiere llamar la atención” u otros para explicarles que su familiar vive una condición de riesgo, pero también que requiere un acompañamiento social —familiares, amistades, personas del trabajo o la escuela para crear una red comunitaria—.
“Una condición de riesgo puede generar que en algún momento aparezca un detonante y dispara la crisis y ahí hay mayor probabilidad de que aparezca un intento […] Contar con una red es un factor de protección relevantísimo”.
Además, enfatiza en la importancia de que la persona con factores de riesgo acuda con quien sienta completa comodidad para vivir el proceso.
Actualmente, existen líneas telefónicas para la atención al suicidio, puedes pedir ayuda en cualquiera de ellas:
Línea gratuita de apoyo a la salud mental: 01 800 00 00 779
Línea gratuita del IMSS: 800 2222 668 opción 4
Salvemos una Vida AC: 999 924 59 91
Consejería Saptel: 555 259 8121 o 800 472 7835
Línea de la vida: 800 911 2000
Asociación Mexicana de Suicidología AC: 554 738 84 48
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