Amira Guadalupe Ramos es una de las escasas 25 personas que todavía se dedican a la filigrana en Yucatán, un arte que se ha ido perdiendo por diversas cuestiones y que lucha por sobrevivir.
La artesana es la tercera generación de su familia en aprender el arte de tejer en metal y está convencida de que su misión es seguir preservando la técnica que ahora sólo está presente en los municipios de Mérida, Kanasín y Poxilá.
Así como ella comenzó a aprender la técnica a los 12 años, ha procurado que su hija y su hijo también sepan a fabricar este tipo de joyería y que el saber de la familia no se pierda.
“Mi hijo tiene 14 años y mi hija 18 y yo a ella le digo que aunque se dedique a estudiar una carrera profesional no está demás aprender la filigrana porque es la tradición familiar y porque no sabes cuándo vas a necesitar de una remuneración extra”, comenta en entrevista para La Jornada Maya.
De acuerdo con cifras del Instituto Yucateco de Emprendedores (Iyem), tras un censo realizado en todo el estado, sólo se identificaron a 25 personas que se dedican a trabajar artesanías con esta técnica, por ello, autoridades buscan impulsar proyectos que promuevan la preservación de este tipo de arte.
Además, únicamente en Zacatecas, Oaxaca y Yucatán subsisten personas filigraneras y este arte se encuentra en riesgo de desaparecer.
Desde hace cinco años, Amy, como le dicen de cariño, se ha enfocado de lleno en crecer su marca de joyería en filigrana, que asegura, le ha permitido ser independiente y poder darle la atención necesaria a sus hijos y los cuidados especiales que su hijo con discapacidad auditiva requiere.
Con un apoyo que recibió del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) y del Iyem, Joyeria Amy Ramos se convirtió en una realidad con la adaptación del taller, la compra de materia prima y se trabaja en el posicionamiento de la marca.
Además, gracias a este crecimiento, Amy puede darle empleo a cuatro personas que ven a la filigrana como el sustento de sus hogares.
“Todo lo que hago son diseños propios y es como una fusión entre lo antiguo y lo moderno. Me inspiro en las joyas de las mestizas, pero también veo revistas actuales para conocer lo que usan las modelos y así voy dándole forma a cada pieza”, explica Amy.
La artesana lucha no sólo contra la desaparición de la técnica sino contra los revendedores y contra la piratería, por eso a través de su página de Facebook ofrece diseños propios y bajo encargo, recordando que cada pieza es como tejer con oro y plata y requiere de un esfuerzo que no cualquier persona sabe hacer.
Subrayó que la reducción de la jornada será parte de una reforma laboral consensuada con empleadores, empleadoras, sindicatos y trabajadores
La Jornada
Mujeres son fundamentales en el desarrollo de fármacos: Lena Ruiz
La Jornada
Juan José Pacho, impresionado con el Kukulcán; “luce monumental”
Antonio Bargas Cicero